La nueva era de DC no solo va de capas, épica y discursos grandilocuentes. A veces también va de sacar la calculadora y hacer números con cabeza. Y ahí entra Supergirl, una película que, contra todo pronóstico, apunta a ser mucho más contenida de presupuesto de lo que cabría esperar para una heroína cósmica.
La idea es clara: menos fuegos artificiales, más precisión. Y, oye, igual no es mala jugada.
DC Studios cambia el tamaño del tablero
Desde que DC Studios anunció su nuevo plan, quedó claro que no todas las películas iban a jugar en la misma liga presupuestaria. Habrá mastodontes del calibre de Superman, pero también proyectos más ajustados, casi de autor, como Clayface. En ese contexto, Supergirl encaja perfectamente como producción de riesgo medido.
Según diversos informes, el presupuesto de Supergirl se sitúa en la parte baja del espectro para una película de superhéroes moderna. Eso, traducido al lenguaje del despacho, significa algo muy sencillo: es más fácil que sea rentable. Y después de años de sustos financieros, en DC esa palabra suena a música celestial.
No se trata solo de gastar menos por gastar menos. Todo apunta a una estrategia consciente, quirúrgica, que busca equilibrio entre espectáculo y control. Y eso se nota en varias decisiones creativas que ya están dando que hablar.
Una épica más contenida (y consciente)
Si has hojeado el cómic original en el que se basa la película, sabrás que Supergirl: Woman of Tomorrow es visualmente desbordante. Planetas imposibles, paisajes alienígenas que parecen cuadros y una sensación constante de viaje cósmico. La adaptación cinematográfica, dirigida por Craig Gillespie, parece optar por otro camino.
No es que renuncie al espacio ni a la aventura, pero sí a esa exuberancia casi barroca del cómic. Todo apunta a una puesta en escena más sobria, más enfocada en los personajes que en el espectáculo puro. Menos postal galáctica, más polvo, sudor y decisiones difíciles.
Supergirl (2026)
Y eso, curiosamente, puede jugar a su favor.
Un reparto sin cheques astronómicos
Otro detalle que delata ese presupuesto ajustado es el reparto. Supergirl no está plagada de nombres que disparen el coste solo con firmar el contrato. El rostro principal será Milly Alcock, conocida por su paso por House of the Dragon, pero todavía lejos del estatus de superestrella de Hollywood.
Y tiene sentido. Kara Zor-El necesita frescura, alguien que no llegue con una mochila de papeles anteriores demasiado pesada. Alcock cumple ese perfil y, además, encaja con una Supergirl más joven, más áspera y menos idealizada.
El gran nombre del reparto es Jason Momoa, aunque con truco. Su Lobo será poco más que un cameo, un guiño salvaje que aporta carisma sin desequilibrar el presupuesto. Mucho músculo, sí, pero en pequeñas dosis.
El villano principal recaerá en Matthias Schoenaerts, un actor sólido, intenso, pero lejos del caché de un villano de alfombra roja. Una elección que refuerza la sensación de que aquí se prioriza el tono antes que el reclamo comercial inmediato.
James Gunn y Peter Safran van a lo suyo
Comparar esta estrategia con la del MCU en sus inicios es inevitable. Marvel tampoco arrancó con un desfile constante de estrellas, aunque sí colocó nombres potentes en roles secundarios para dar empaque. Aquí, James Gunn y Peter Safran parecen apostar por algo distinto.
Menos brillo, más coherencia interna. De momento, la jugada les ha salido bien: Superman ha sido el gran éxito reciente del género. Con ese respaldo, pueden permitirse experimentar y ajustar presupuestos sin que cunda el pánico.
pases con público de Supergirl (2026)
Supergirl se beneficia de ese colchón. Es una apuesta calculada, no un salto al vacío.
De qué va realmente Supergirl: Woman of Tomorrow
Para entender el enfoque de la película, conviene mirar al material original. El cómic Supergirl: Woman of Tomorrow, escrito por Tom King y dibujado por Bilquis Evely, no es una historia típica de salvadora sonriente.
Aquí conocemos a una Kara Zor-El cansada, marcada por la pérdida y con una visión mucho más amarga del universo. A su lado viaja Ruthye, una joven que busca venganza tras el asesinato de su padre. Juntas recorren el espacio siguiendo la pista de Krem de las Colinas Amarillas, un villano cruel y casi banal en su maldad.
Lo interesante del cómic no es solo el viaje, sino el choque entre la inocencia herida de Ruthye y el desencanto de Supergirl. Kara no es un símbolo perfecto; es una superviviente que ha visto demasiado. Y esa mirada más adulta, casi de western espacial, es lo que muchos esperan ver reflejado en la película.
Si la adaptación respeta ese tono, el presupuesto contenido puede ser incluso una ventaja. Menos artificio, más emoción cruda.
Fecha de estreno y lo que viene después
Supergirl llegará a los cines de todo el mundo el 26 de junio de 2026, de la mano de Warner Bros. Pictures. Un estreno veraniego, sí, pero con un planteamiento que se aleja del blockbuster típico de palomitas sin pausa.
Supergirl
El reparto lo completan nombres como Eve Ridley, David Krumholtz y Emily Beecham, reforzando esa sensación de película cuidada, más centrada en el viaje emocional que en el ruido constante.
Y ojo al calendario: el siguiente gran hito del nuevo DCU llegará en julio de 2027 con Man of Tomorrow. Supergirl no es el plato principal, pero sí una pieza clave para entender hacia dónde se mueve este universo.
Al final, la gran pregunta es si el público está preparado para una Supergirl menos ruidosa y más introspectiva. ¿Tú qué opinas? ¿Te convence esta versión más barata pero con mala leche, o echas de menos la épica desatada? Te leemos en comentarios… y no olvides seguirnos en Google News para no perderte ninguna locura más del DCU.


