Hay historias que te dejan pensando durante horas después de cerrar el cómic. Otras directamente te rompen por dentro y te obligan a dejarlo sobre la mesa, respirar hondo y mirar al techo. Lo nuevo de Spider-Man pertenece claramente a ese segundo grupo. Y sí, es tan devastador como suena.
Peter Parker lleva décadas recibiendo golpes emocionales sin red. Desde la muerte del tío Ben hasta decisiones imposibles que han marcado su vida para siempre, el Hombre Araña parece condenado a pagar un precio cada vez que intenta ser feliz. Pero lo que ocurre en Radioactive Spider-Man #3 eleva ese sufrimiento a otro nivel, uno que cuesta incluso asimilar mientras lees.
Un futuro oscuro de Spider-Man que no es un “qué pasaría si”
La historia se sitúa diez años en el futuro, dentro de la llamada Age of Revelation, un escenario donde el heredero de Apocalipsis ha conquistado el mundo y Estados Unidos ha sido devastado por el letal X-Virus. No es una realidad alternativa sin consecuencias: Marvel ha confirmado que este futuro es canon dentro del universo principal.
Para Spider-Man, ese mundo es una pesadilla constante. El virus no solo ha matado a millones, también ha provocado mutaciones horribles en los supervivientes. Peter tampoco se libra, y su propio cuerpo reacciona de forma acelerada debido a la radiación que ya llevaba en la sangre desde su origen como héroe.
El resultado es un Spider-Man deteriorado, obligado a exponerse a dosis brutales de radiación para frenar una transformación monstruosa. Más brazos, dolor constante y una sensación permanente de estar luchando contra su propio final. Todo muy luminoso, como ves.
Cuando el horror llega a casa
Si todo eso no fuera suficiente, el golpe más cruel llega desde el lugar más inesperado: su tía May. El X-Virus la afecta de una forma especialmente terrible, convirtiéndola en una criatura gigantesca e imparable cuando sufre estrés. Un monstruo púrpura capaz de arrasar con todo… incluido lo que Peter más ama.
Marvel Comics
Marvel Comics
En uno de los momentos más duros del arco, May asesina a Mary Jane Watson durante el llamado Día de la Revelación. A partir de ahí, Peter vive con una culpa imposible de describir, encerrando a su tía en su laboratorio mientras busca desesperadamente una cura que nunca llega.
Con el paso del tiempo, la mente de May se va apagando. Ya no solo es peligrosa por su fuerza, también por la pérdida de control. Incluso acaba con varios miembros de los Marauders, dejando claro que la situación se ha vuelto insostenible. Y aun así, Spider-Man se niega a rendirse.
Spider-Man frente a la decisión imposible
El número tres arranca justo después de que May pierda totalmente el control al ver a Gwen Stacy, la Ghost-Spider de otro universo. Ese recuerdo, esa herida del pasado, es suficiente para desatar el caos. Peter, Gwen y Miles Morales intentan contenerla mientras la ciudad se convierte en un campo de batalla.
Miles es el primero en decir en voz alta lo que nadie quiere admitir: la tía May ya no puede salvarse. No hay cura, no hay solución heroica de última hora. Solo queda aceptar la realidad, por muy insoportable que sea. Peter se resiste, como siempre ha hecho, porque rendirse nunca ha sido su estilo.
Pero todo cambia cuando ve a Cecilia Reyes, su pareja en este futuro, gritando aterrada mientras intenta protegerse. En ese instante, algo se rompe definitivamente dentro de él. Spider-Man entiende que seguir esperando solo causará más muertes. Y toma la decisión más dura de su vida.
Un adiós que duele de verdad
Peter conduce a May hasta una cámara de radiación. Mientras caminan, su mente se llena de recuerdos: conversaciones, gestos cotidianos, momentos pequeños que ahora pesan toneladas. No hay épica, no hay música heroica. Solo un hijo despidiéndose de su madre.
Cuando activa la radiación, el plan funciona. La monstruosa criatura desaparece y May recupera su forma humana por última vez. Peter la sostiene en brazos, roto, mientras ella tiene un momento de lucidez que convierte la escena en algo difícil de olvidar.
Sus palabras no hablan de héroes ni de sacrificios grandilocuentes. Hablan de infancia, de sueños, de cómo una madre ve a su hijo como todas las cosas a la vez: un adulto, un niño y un bebé. Es un discurso íntimo, honesto y brutalmente humano que deja tocado a cualquiera que lo lea.
Uno de los momentos más duros jamás escritos en Marvel
Si llevas tiempo leyendo cómics, sabes que Spider-Man no es ajeno al drama. La muerte de Gwen Stacy, el pacto con Mephisto o despedidas imposibles han marcado generaciones. Aun así, lo de la tía May en Radioactive Spider-Man se siente diferente, más cercano, más real.
No hay espectáculo ni alivio posterior. Solo la sensación de haber asistido a algo definitivo. Y lo peor es saber que este futuro no es un simple experimento narrativo. Es el camino al que, según Marvel, se dirigen las historias actuales.
Tom Brevoort, editor ejecutivo de la casa, ha dejado claro que estos eventos proyectan una sombra larga sobre el presente del universo Marvel. Lo que estamos leyendo ahora está conectado con ese mañana devastador. El Peter Parker que conocemos es el mismo que vivirá este dolor.
Eso convierte cada viñeta en algo aún más inquietante. Cada decisión, cada pérdida, adquiere un peso extra cuando sabes hacia dónde se dirige todo. ¿No te da escalofríos pensarlo?
Por qué esta historia recuerda por qué amamos los cómics
Debajo de los trajes, las peleas y los grandes eventos, historias como esta recuerdan que el cómic también es un medio capaz de emocionar de verdad. Spider-Man siempre ha sido cercano porque sus problemas, exagerados o no, se sienten humanos. Aquí eso se lleva al extremo.
Radioactive Spider-Man #3, con guion de Joe Kelly y dibujo de Kev Walker, no busca gustar a todo el mundo. Busca dejar huella. Y vaya si lo consigue. Es dulce, cruel y hermosa a partes iguales, de esas lecturas que no se olvidan fácilmente.
El cómic ya está disponible tanto en formato físico como digital. Léelo con tiempo, sin prisas, y prepárate para que te remueva más de lo esperado. Porque sí, Spider-Man vuelve a demostrar que ser un héroe a veces significa perderlo todo.
Y ahora te toca a ti: ¿crees que Marvel se ha pasado de dura con Peter Parker esta vez o era un golpe necesario? Cuéntanos qué te ha parecido y no olvides seguirnos en Google News para no perderte la próxima puñalada emocional del universo Marvel.


