Una estrella que ha sobrevivido a todo: de Marvel al cine indie, de Woody Allen a Wes Anderson, de los Oscar a los aliens.
Scarlett Johansson no es solo una de las actrices más reconocibles del siglo XXI. Es también una de las más versátiles, consistentes y taquilleras. Su nombre ha encabezado desde blockbusters multimillonarios hasta pequeños dramas independientes que hoy son de culto. Y ahora que ha vuelto a las pantallas con Jurassic World Rebirth, es el momento perfecto para repasar sus 15 mejores películas, ordenadas por su puntuación en Rotten Tomatoes.
No estamos hablando sólo de cifras: aquí hay cine del bueno, personajes inolvidables y actuaciones que marcaron época.
1. Marriage Story (2019) – 95%

Scarlett Johansson se desarma emocionalmente en el papel de Nicole, una actriz neoyorquina que atraviesa un proceso de divorcio tan doloroso como revelador con su marido Charlie (Adam Driver), un director de teatro con el que ha compartido escenario, familia y sueños durante años. Bajo la dirección de Noah Baumbach, Marriage Story disecciona con una precisión casi quirúrgica los pequeños gestos que conforman la ruptura de una pareja, y Johansson se entrega por completo en cada escena, mostrando un rango emocional que va desde la ternura hasta la furia contenida.
Lejos de los papeles que le han dado fama global, aquí no hay lugar para el artificio. Nicole es un personaje profundamente humano, contradictorio, lleno de heridas y de silencios. Su famosa escena del monólogo frente a su abogada (interpretada por Laura Dern) es una de las más intensas de su carrera. Pero también están los matices: la forma en que su mirada se desvía cuando recuerda algo doloroso, o cómo su voz se rompe en una discusión que ya no busca convencer a nadie, solo ser escuchada.
Esta interpretación le valió una nominación al Oscar como Mejor Actriz, y con razón: Johansson está soberbia en un rol que exige honestidad brutal, sin maquillaje emocional ni red de seguridad. Es cine intimista en su máxima expresión, y ella brilla sin necesidad de adornos. Aquí no hay explosiones ni trajes de cuero: solo humanidad cruda, y Scarlett al desnudo emocional.
2. Her (2013) – 95%
Her 2013
Aunque no aparece en pantalla, la voz de Scarlett Johansson como Samantha —una inteligencia artificial diseñada para aprender, evolucionar y conectar emocionalmente con su usuario— es lo que da vida a Her, la aclamada película de Spike Jonze. Desde el primer momento en que escuchamos su voz, cálida, curiosa y cargada de matices, sabemos que no se trata de una actuación vocal convencional. Johansson logra construir un personaje completo usando solo su entonación, sus silencios y su risa. Transmite ternura, inteligencia, deseo y, sobre todo, vulnerabilidad.
Lo más fascinante de su trabajo es cómo evoluciona a lo largo del metraje. Samantha comienza siendo un asistente virtual, eficiente y funcional, pero pronto se convierte en una entidad emocional que reflexiona sobre el amor, el tiempo y el sentido de la existencia. La conexión que establece con Theodore (Joaquin Phoenix) es creíble, íntima y profundamente humana, a pesar de que nunca comparten una escena física. Es una interpretación que redefine los límites de lo que puede ser una actuación en off, y que invita a repensar nuestra relación con la tecnología y nuestras emociones.
Curiosamente, Johansson no fue la voz original de Samantha durante el rodaje. Inicialmente, fue otra actriz la que interpretó el papel, pero el resultado no terminó de convencer a Jonze. Johansson se incorporó en postproducción, y su impacto fue tan inmediato que la película ganó una dimensión completamente nueva. Aunque no recibió una nominación al Oscar por este papel —una omisión que muchos críticos lamentaron—, su trabajo en Her ha sido considerado uno de los más innovadores de su carrera. Una actuación sin cuerpo, pero con alma.
3. Lost in Translation (2003) – 95%
Lost in Translation
La película que la lanzó al estrellato. Lost in Translation, dirigida por Sofia Coppola, se convirtió en un hito tanto para Scarlett Johansson como para el cine independiente de principios de los 2000. Johansson interpreta a Charlotte, una joven estadounidense recién casada que se encuentra perdida en Tokio mientras su esposo fotógrafo trabaja en la ciudad. En su soledad, conoce a Bob Harris (Bill Murray), un actor veterano en crisis personal y profesional. Lo que sigue es una relación ambigua, emocionalmente intensa y profundamente humana que escapa a cualquier etiqueta.
La interpretación de Johansson es todo lo contrario al artificio. Su Charlotte es introspectiva, frágil pero lúcida, y transmite una gama de emociones a través de gestos mínimos, silencios prolongados y miradas cargadas de significado. Apenas tenía 18 años cuando interpretó el papel, pero su madurez actoral sorprendió a la crítica internacional. Es una actuación sutil y tremendamente poderosa que se sostiene en la contención, en lo que no se dice, en lo que queda flotando entre dos personajes que comparten una melancolía parecida desde lugares muy distintos de la vida.
La química entre Johansson y Murray es el corazón palpitante de la película. No hay grandes giros ni dramas explosivos, solo dos almas solitarias buscando sentido en medio del bullicio de una ciudad que nunca duerme. La dirección de Coppola captura esa desconexión cultural y emocional con una sensibilidad poética única, y Johansson se convierte en el canal perfecto para transmitir ese estado de deriva emocional.
Lost in Translation le valió su primer BAFTA como Mejor Actriz y la consagró como una de las jóvenes intérpretes más prometedoras de su generación. Desde entonces, ha regresado muchas veces a papeles más grandes, más ruidosos o más espectaculares, pero rara vez ha vuelto a estar tan silenciosamente brillante.
4. Avengers: Endgame (2019) – 94%

El punto final (o casi) para Natasha Romanoff, su personaje más icónico dentro del Universo Cinematográfico de Marvel. En Avengers: Endgame, la culminación de la saga del Infinito, Scarlett Johansson vuelve a vestir el traje de la Viuda Negra con una intensidad emocional que sorprendió incluso a los espectadores más acostumbrados a su presencia en pantalla. En una película que brilla por sus batallas épicas, su despliegue visual y la sensación de cierre colectivo, Johansson aporta un elemento íntimo, casi trágico, que se ha convertido en uno de los momentos más recordados de toda la franquicia.
Desde su primera aparición en Iron Man 2, Natasha Romanoff había sido una figura de fondo con habilidades letales y pasado turbio, pero no siempre con espacio para explorar su humanidad. Sin embargo, Endgame le da ese lugar. Aquí vemos a una Natasha rota, cargando con la culpa de las pérdidas, liderando lo que queda de los Vengadores y aferrándose a la idea de que aún hay algo que salvar. Su decisión final —sin entrar en spoilers— no solo cambia el destino de la historia, sino que da sentido a su recorrido en las diez películas en las que participó.
La actuación de Johansson mezcla contención y vulnerabilidad. Sus gestos, silencios y la forma en la que sostiene el dolor del equipo marcan una diferencia emocional notable en medio del ruido de la épica. Aunque muchos fans esperaban un desenlace distinto para su personaje, no se puede negar que Johansson le dio una despedida poderosa y coherente. Y aunque luego llegaría Black Widow como una suerte de epílogo, Endgame sigue siendo su verdadero adiós. Un adiós con peso, con cicatrices y con una resonancia que aún hoy se siente en el universo Marvel.
5. The Jungle Book (2016) – 94%

Otra actuación vocal, esta vez como la hipnótica serpiente Kaa en el remake live-action de The Jungle Book dirigido por Jon Favreau. En una película dominada por efectos visuales impresionantes y un elenco de voces de primer nivel, Scarlett Johansson logra destacar con una interpretación que, aunque breve en duración, deja una huella profunda. Su voz, grave, envolvente y aterciopelada, se convierte en un instrumento de seducción y amenaza al mismo tiempo. El tono casi susurrante con el que se dirige al joven Mowgli transforma su escena en una de las más inquietantes y memorables de toda la película.
Lo fascinante es cómo Johansson logra transmitir tanto con tan poco. Kaa es un personaje que, tradicionalmente, había sido presentado con un tono más caricaturesco, pero aquí gana una dimensión siniestra gracias a su voz. Hay una mezcla de fascinación y terror en la forma en que sus palabras envuelven al protagonista, como si cada sílaba fuera parte de un encantamiento. Su interpretación no solo humaniza al personaje, sino que también lo hace más perturbador, dotándolo de una psicología que rara vez se asocia con una serpiente digital.
Favreau, conocido por su capacidad para equilibrar espectáculo y emoción, encontró en Johansson la herramienta perfecta para añadir un toque adulto y enigmático a una historia principalmente pensada para un público familiar. Aunque Kaa aparece solo una vez, esa escena resume a la perfección el talento de Scarlett para crear impacto sin necesidad de presencia física. Es una prueba más de su versatilidad como actriz y de su dominio absoluto del registro vocal. En el conjunto del filme, su intervención es breve, sí, pero absolutamente decisiva para el tono general y para recordarnos que, a veces, una voz lo es todo.
6. Ghost World (2001) – 93%

Mucho antes de convertirse en una estrella global, Scarlett Johansson brilló con luz propia en Ghost World (2001), donde interpretó a Rebecca, una adolescente desencantada con el mundo que comparte su nihilismo con su mejor amiga Enid (Thora Birch). Adaptada con sensibilidad e ironía del cómic underground de Daniel Clowes, esta película dirigida por Terry Zwigoff es un retrato lúcido y mordaz del desencanto juvenil de comienzos de los 2000. Y aunque Johansson no lleva el protagonismo absoluto, su papel es clave para entender la dimensión emocional del filme.
Rebecca es el ancla realista frente al cinismo artístico de Enid. Representa esa etapa de transición entre la adolescencia rebelde y la entrada resignada al mundo adulto. Y Scarlett, aún en su adolescencia, aporta una madurez inesperada al personaje. Su actuación, contenida pero expresiva, logra transmitir la incomodidad de una joven que se siente atrapada entre lo que quiere ser y lo que la sociedad espera de ella. Sin aspavientos ni histrionismos, Johansson hace de cada escena una observación sutil sobre cómo cambia una amistad cuando las prioridades empiezan a dividir caminos.
La química entre Johansson y Birch es uno de los grandes aciertos de la película. Su complicidad inicial y el posterior distanciamiento emocional están ejecutados con una naturalidad que duele. Ghost World se convirtió en un título de culto porque hablaba el idioma de una generación sin filtro, que veía el mundo con sarcasmo y angustia. Y dentro de ese universo, la Rebecca de Scarlett se siente honesta, imperfecta, reconocible.
Este papel marcó un punto de inflexión en su carrera: le abrió la puerta al cine independiente serio y le permitió ser vista como una actriz con mucho más que belleza. Fue, sin duda, el primer aviso de que Johansson había llegado para quedarse.
7. The Avengers (2012) – 91%

La primera gran reunión de superhéroes de Marvel no hubiera sido lo mismo sin su Viuda Negra. Scarlett Johansson ya había hecho su debut como Natasha Romanoff en Iron Man 2, pero fue en The Avengers donde se consolidó como una pieza esencial del engranaje marvelita. En una película cargada de testosterona, dioses nórdicos, super soldados y genios millonarios, ella supo destacar con un personaje más humano, pero igual de letal.
Lo que logra Johansson aquí no es solo físico —aunque sus escenas de acción y su capacidad atlética son incuestionables—, sino narrativo. Natasha es espía, estratega, negociadora y el pegamento emocional entre personajes que a veces ni se soportan. Su escena inicial, atada a una silla y dándose cuenta de que tiene el control absoluto de la situación, es una declaración de intenciones: Viuda Negra no es una secundaria decorativa, es una protagonista más, incluso sin superpoderes.
Además, Johansson dotó al personaje de una vulnerabilidad sutil que se filtraba en pequeñas miradas o silencios, lo que le dio una profundidad inesperada en una cinta repleta de explosiones. Su relación con Hawkeye, sus reparos morales frente a la misión y su lealtad a un equipo que apenas se está formando fueron pinceladas que anticipaban una evolución emocional más rica en futuras entregas.
La crítica y el público respondieron con entusiasmo. The Avengers fue un hito cultural, y buena parte de su éxito se debe a un reparto coral equilibrado, donde Scarlett no solo estaba a la altura: brillaba. Con esta película, se ganó su lugar definitivo entre los grandes nombres del MCU y en el corazón de millones de espectadores alrededor del mundo.
8. Captain America: Civil War (2016) – 90%

En Captain America: Civil War, Scarlett Johansson vuelve a desplegar todas las capas que hacen de Natasha Romanoff un personaje fascinante. En esta entrega, la Viuda Negra se enfrenta a un dilema moral que la separa de sus compañeros: apoyar el acuerdo de Sokovia —una forma de control y supervisión sobre los Vengadores— o mantenerse fiel a sus propios principios de autonomía y lealtad. Es una situación en la que no hay respuestas fáciles, y Johansson se mueve con solvencia entre la acción física y el conflicto interno.
A lo largo del film, Natasha actúa como mediadora entre los bandos liderados por Tony Stark y Steve Rogers. Ella intenta mantener la unidad del grupo, pero al mismo tiempo no puede ignorar su conciencia ni su pasado como espía. Scarlett interpreta ese tira y afloja con una madurez interpretativa notable, mostrando una Viuda Negra menos impulsiva, más estratégica, pero igualmente emocional. En sus gestos, en sus silencios y en su manera de observar cada conversación, deja ver a una mujer que ha aprendido a sobrevivir en mundos grises y a tomar decisiones difíciles.
Las escenas de combate siguen siendo espectaculares —nadie se mueve en pantalla como ella—, pero lo más memorable es cómo transmite el peso de sus decisiones. No necesita discursos largos: una mirada basta para que entendamos que está luchando por algo más profundo que una causa política. Es Scarlett en estado puro, equilibrando intensidad y contención, y demostrando por qué su personaje no es solo una heroína más en el MCU, sino una pieza clave para su evolución narrativa.
9. Isle of Dogs (2018) – 90%

En Isle of Dogs, la película animada en stop-motion dirigida por Wes Anderson, Scarlett Johansson presta su voz a Nutmeg, una elegante perra de exhibición que es mucho más que su apariencia. En un universo peculiar y meticulosamente diseñado, Johansson logra dotar a su personaje de una personalidad distintiva, elegante pero melancólica, con una voz que aporta calidez y misterio. Aunque su tiempo en pantalla no es extenso, cada línea está cuidadosamente entregada y se integra con precisión al tono visual y emocional del filme.
Nutmeg representa esa figura distante pero intrigante que despierta el interés de Chief, el protagonista canino, interpretado por Bryan Cranston. La dinámica entre ambos es sutil, llena de matices emocionales y de una ternura que se desarrolla sin caer en lo obvio. Johansson entiende perfectamente el estilo andersoniano: pausado, irónico, detallista. Su trabajo vocal no solo encaja, sino que brilla dentro de ese mundo estilizado, logrando que Nutmeg no sea solo una figura decorativa, sino una pieza que aporta humanidad (aunque canina) al relato.
Scarlett ya había demostrado en Her su enorme capacidad para transmitir emoción con la voz, y aquí vuelve a hacerlo desde un registro completamente distinto. Si Her era la sensualidad y la introspección, Isle of Dogs es el juego, la sofisticación y la nostalgia. En manos de otra actriz, Nutmeg podría haberse desdibujado; con Johansson, deja huella.
Esta película no es solo una joya de la animación moderna, también es un ejemplo perfecto de cómo incluso en roles pequeños, Scarlett sabe dejar marca. Wes Anderson lo sabía: a veces basta una voz para convertir un personaje secundario en inolvidable.
10. Captain America: The Winter Soldier (2014) – 90%
El Asalto al Helitransporte – Capitán América: El Soldado de Invierno
Uno de los puntos más altos del MCU a nivel narrativo y estético. En The Winter Soldier, Scarlett Johansson retoma el rol de Natasha Romanoff en una versión mucho más desarrollada y emocionalmente compleja. Lejos del brillo superficial de otras entregas, esta película adopta el tono de un thriller político con ecos de la Guerra Fría, donde los héroes no siempre saben en quién confiar.
Aquí, Natasha no es solo la espía infalible de siempre; es también una figura clave en el proceso de evolución del Capitán América. La química entre Johansson y Chris Evans funciona como el corazón emocional de la película. Sus diálogos están cargados de tensión, respeto mutuo y cierta melancolía por todo lo que han perdido en sus vidas anteriores.
Scarlett ofrece una interpretación sobria, matizada y eficaz. La Viuda Negra muestra vulnerabilidad sin perder fuerza, duda sin dejar de ser letal. El espectador comienza a ver las grietas bajo su fachada, y es ahí donde Johansson brilla: en el equilibrio entre lo impenetrable y lo humano. En escenas como la del coche con Steve Rogers, donde conversan sobre identidades, secretos y confianza, Johansson demuestra que Natasha puede hablar tanto con palabras como con silencios.
La película, dirigida por los hermanos Russo, estableció un nuevo estándar para las historias del MCU, y Scarlett fue una parte esencial de esa reinvención. Su Viuda Negra es aquí más espía que superheroína, y más mujer que mito. Y eso es justo lo que necesitaba el personaje para dejar huella duradera en la saga.
11. Transformers One (2024) – 89%
Transformers One (2024)
En esta precuela animada sobre los orígenes de Optimus Prime y Megatron, Scarlett Johansson da vida a Elita, una guerrera Autobot fuerte, decidida y compasiva. La película, dirigida por Josh Cooley, sorprende por su enfoque más emocional y contenido, muy lejos del estilo ruidoso y explosivo de las entregas en imagen real. Y en ese contexto, la interpretación vocal de Johansson encaja a la perfección.
Scarlett consigue algo difícil: que un personaje completamente animado, en medio de un universo de robots alienígenas, se sienta cercano y humano. Su voz le da forma a una Elita que no solo lucha, también guía, siente, reflexiona. En sus diálogos con Orion Pax (la versión joven de Optimus), transmite comprensión, confianza y una firmeza tranquila. Elita no es la heroína estridente que grita órdenes en mitad de la batalla: es una líder que inspira, incluso en los momentos más oscuros.
Este papel, aunque vocal, vuelve a poner en evidencia la capacidad de Johansson para adaptar su talento a cualquier medio. No importa si está interpretando a una IA, una serpiente, una perra animada o un robot del espacio: siempre encuentra la forma de conectar con el espectador.
Transformers One ha sido muy bien recibida por crítica y público, y parte de ese éxito recae en el elenco vocal, del cual Scarlett es uno de los pilares. Su participación demuestra una vez más que su carrera está lejos de encasillarse, y que incluso dentro del cine de animación y franquicias puede seguir aportando profundidad.
12. Chef (2014) – 87%

En esta deliciosa comedia dirigida y protagonizada por Jon Favreau, Scarlett Johansson interpreta a Molly, la camarera y ocasional pareja del chef Carl Casper. Aunque su papel es secundario, su presencia es absolutamente magnética. Molly representa una de esas conexiones breves pero significativas que marcan la vida de un personaje, y Scarlett le da alma, humor y mucha química.
A diferencia de sus papeles más dramáticos o heroicos, aquí Johansson se permite jugar con un registro más ligero, pero no menos interesante. Molly es sensual sin ser caricatura, comprensiva sin caer en el cliché de la «novia que apoya», y tiene su propio ritmo, su propio espacio. En cada escena que comparte con Favreau, se nota una complicidad genuina que le da verosimilitud a la relación.
Chef no pretende cambiar el cine, pero sí dejar buen sabor de boca. Y parte de ese sabor lo aporta Scarlett, que ilumina cada plano con una frescura que pocas veces se le permite mostrar en pantalla. Es un papel pequeño, sí, pero lleno de detalles: su manera de mirar al protagonista, de animarlo sin necesidad de grandes discursos, de hacer que cada conversación parezca real. En una película sobre comida, arte y segundas oportunidades, Molly funciona como ese toque perfecto que completa la receta sin robarse el protagonismo.
Su participación aquí también muestra su capacidad para elegir bien incluso sus papeles más modestos. Cuando una actriz como Scarlett Johansson se suma a un proyecto así, no lo hace por obligación contractual, sino porque entiende el valor de una buena historia —aunque sea en voz baja.
13. Hail, Caesar! (2016) – 86%

En la sátira hollywoodiense Hail, Caesar! de los hermanos Coen, Scarlett Johansson interpreta a DeeAnna Moran, una estrella del cine clásico especializada en musicales acuáticos —una especie de homenaje/parodia a Esther Williams— que atraviesa un escándalo embarazoso en pleno rodaje. A primera vista, podría parecer un papel ligero, pero Johansson lo convierte en una deliciosa caricatura cargada de matices.
DeeAnna es ruidosa, malhablada, pragmática y completamente dueña de sí misma. En un mundo donde las actrices eran constantemente moldeadas por los estudios, ella representa un soplo de irreverencia. Scarlett juega con esa contradicción entre la imagen que proyecta su personaje en la pantalla (una ninfa glamourosa, siempre sonriente) y su actitud tras bastidores: sarcástica, cansada y absolutamente real. Cada aparición suya aporta ritmo, color y una dosis de rebeldía a una película ya de por sí hipercargada de referencias cinéfilas.
Lo mejor es cómo Johansson se burla de su propia imagen. No le importa aparecer embarazada, vestida de sirena, mascando chicle o soltando tacos. Lejos de ser una diva, construye un personaje que se ríe del star-system mientras lo habita. En una película coral con estrellas como George Clooney, Josh Brolin y Tilda Swinton, Scarlett logra hacerse notar en cada plano, demostrando una vez más su control del timing cómico y su capacidad para brillar sin robar protagonismo.
Este papel demuestra que no solo puede cargar con dramas complejos o blockbusters taquilleros. También sabe jugar, parodiarse y divertirse. Y cuando lo hace bajo la batuta de los Coen, el resultado es tan ácido como brillante.
14. Avengers: Infinity War (2018) – 85%

En la monumental Avengers: Infinity War, Johansson vuelve a interpretar a Natasha Romanoff en un contexto mucho más oscuro y desesperado. Aunque su presencia en pantalla es algo más limitada que en otras entregas, cada momento cuenta. Desde su primera aparición en la estación de tren hasta su participación en la batalla final en Wakanda, su Viuda Negra actúa como una guerrera silenciosa que entiende mejor que nadie lo que está en juego.
Lo que destaca aquí no son sus diálogos —que son mínimos—, sino su lenguaje corporal, su forma de moverse, su manera de observar cada paso de Thanos como si intuyera que esta vez la amenaza es distinta. Natasha no necesita hablar mucho para hacerse notar: lo hace con sus actos. En medio del caos, ella es control, estrategia y determinación. Y Scarlett Johansson interpreta todo eso con la solidez que le ha dado una década en la piel del personaje.
Su química con personajes como Steve Rogers, Wanda Maximoff o Bruce Banner aporta emoción en medio de la guerra. De hecho, una de las escenas más comentadas de la película es esa mirada final de Natasha, cubierta de polvo y sudor, sabiendo que el universo está a punto de cambiar para siempre. En ese gesto hay miedo, pero también entereza. No necesita más para transmitir lo que muchos otros necesitarían una página de guion.
En una película dominada por el espectáculo, Johansson aporta humanidad. Aunque su papel sea menor en comparación con otras entregas, su impacto es innegable. Y su Viuda Negra, una vez más, demuestra por qué es una de las figuras más queridas del MCU.
15. Under the Skin (2013) – 83%

Probablemente el papel más extraño, arriesgado y perturbador de toda su carrera. En Under the Skin, Scarlett Johansson interpreta a una extraterrestre que adopta forma humana y recorre las calles de Escocia en una furgoneta, seduciendo a hombres solitarios para llevarlos a una muerte tan abstracta como inquietante. Pero lo que podría haber sido una simple historia de terror, se convierte aquí en una reflexión hipnótica sobre la identidad, el deseo y la deshumanización.
Johansson está prácticamente muda durante toda la película. Su interpretación se construye a través de miradas, movimientos mínimos y una frialdad que, poco a poco, se va resquebrajando a medida que su personaje entra en contacto con lo humano. La cámara de Jonathan Glazer, casi documental en muchos momentos, acentúa esa sensación de realismo incómodo, mientras que Scarlett se funde con el entorno de una forma tan convincente que llega a dar miedo.
Lo más fascinante es cómo se despoja de toda vanidad. Aquí no hay glamour, maquillaje o frases memorables. Solo una figura que observa, que aprende y que, finalmente, duda. Y en esa duda está la clave de la película. Cuando su personaje empieza a cuestionarse su lugar en el mundo, es cuando Johansson logra lo imposible: que empaticemos con un ser que, en teoría, ni siente ni sufre.
Under the Skin no es una película para todos. Es abstracta, inquietante y profundamente sensorial. Pero quienes se atreven a entrar en su universo encuentran a una Scarlett en estado puro, llevada al límite. Una interpretación que desafía todas las convenciones del cine comercial y que confirma lo que ya sabíamos: que Johansson no le teme a nada. Pero si algo demuestra esta lista es su capacidad para moverse entre géneros, formatos y estilos sin perder su identidad como actriz.
Más allá del ranking…
Scarlett Johansson tiene una filmografía tan rica que este top 15 deja fuera títulos como Lucy, Black Widow, Don Jon, Vicky Cristina Barcelona o The Prestige. Pero si algo demuestra esta lista es su capacidad para moverse entre géneros, formatos y estilos sin perder su identidad como actriz.
Con Jurassic World Rebirth, Johansson abre un nuevo capítulo en su carrera. Uno en el que, como siempre, todo es posible.
Porque si algo ha dejado claro Scarlett a lo largo de estos años, es que no hay un solo tipo de cine, y ella puede con todos.




