El universo de Star Wars está a punto de cambiar para siempre. Y no, no se trata de otra orden Jedi secreta ni de un nuevo linaje de Skywalkers. Esta vez, la revolución empieza en el cartel.
Por primera vez desde 1977, una película de Star Wars apostará por dos grandes estrellas como protagonistas: Ryan Gosling y Mia Goth. Y eso, aunque parezca un simple movimiento de marketing, supone una ruptura total con una de las costumbres más firmes de la saga galáctica: dar el protagonismo a actores poco conocidos.
Así arranca Star Wars: Starfighter
La película está dirigida por Shawn Levy —responsable de Free Guy y productor de Stranger Things— y llegará a los cines en 2027. Su título, Star Wars: Starfighter, ya deja claro que el enfoque será más de acción pura que misticismo Jedi, pero el verdadero golpe sobre la mesa no está en la historia… sino en el reparto.
Ryan Gosling y Mia Goth lideran el elenco. Él, nominado al Oscar y conocido por títulos como Drive, La La Land o Barbie. Ella, convertida en musa del terror moderno con X, Pearl y MaXXXine. Dos nombres que no necesitan presentación. Dos rostros que ya pertenecen al imaginario del cine actual. Y ahí está el giro.
Lo que hacía especial a Star Wars
Universo Star Wars
Desde sus inicios, George Lucas tuvo clara una cosa: quería que Star Wars pareciera real. No una fantasía con rostros famosos, sino una historia donde el espectador pudiera descubrir personajes nuevos sin el peso de las celebridades. Por eso rechazó actores conocidos, incluso aquellos con los que ya había trabajado.
En Una nueva esperanza, el único rostro famoso era Alec Guinness como Obi-Wan, elegido por su prestigio más que por su fama comercial. Harrison Ford no iba a ser Han Solo, solo estaba allí para leer líneas en los castings… hasta que su carisma fue imposible de ignorar. Y la tradición continuó.
En las precuelas, Ewan McGregor aún no era una estrella, Natalie Portman solo destacaba por Léon: The Professional, y Jake Lloyd o Ahmed Best eran prácticamente desconocidos. Liam Neeson fue el “peso pesado”, como Guinness en el 77.
Incluso con Disney al mando, se respetó esa regla no escrita. Daisy Ridley era una completa desconocida cuando se convirtió en Rey, y John Boyega apenas era conocido por Attack the Block. Adam Driver tenía fama entre los seguidores de Girls, pero nada comparado con lo que vendría después.
¿Por qué cambiar ahora?
La respuesta es simple: necesidad. Después del desgaste de la última trilogía y de varios proyectos cancelados, Lucasfilm necesita volver a generar expectación. Y la presencia de Ryan Gosling y Mia Goth puede ser justo eso: una manera de recuperar la atención general y dar a la saga un nuevo aire… aunque eso suponga sacrificar una parte de su esencia. ¿Funciona como estrategia? Es muy probable que sí.
Gosling tiene carisma, talento y una base de seguidores sólida. Mia Goth aporta intensidad, frescura y una carrera impecable en el cine de autor y de terror. Juntos, pueden ofrecer una dinámica muy distinta a la de protagonistas anteriores.
Pero claro, el riesgo es evidente: ¿será posible ver a estos actores y creer en sus personajes, o el espectador solo verá a “Ryan Gosling en el espacio”?
Un cambio de rumbo… ¿irreversible?
Jyn Erso en Rogue One
Este movimiento podría marcar un antes y un después en la franquicia. Ya no se trata solo de cambiar el tono o explorar nuevas líneas temporales (algo que la saga lleva haciendo desde Rogue One), sino de alterar la forma en que descubrimos a sus protagonistas.
Antes, Star Wars era una fábrica de nuevas estrellas. Ahora, parece más interesada en contratar estrellas ya hechas.
Y eso, aunque pueda parecer lógico desde una perspectiva de negocio, le quita parte de su magia. El impacto de descubrir por primera vez a personajes como Rey, Finn, Jyn Erso o incluso Din Djarin no era solo por su diseño o historia… era porque los intérpretes eran desconocidos, y todo lo que transmitían era parte del universo, no una herencia de papeles anteriores.
¿Y si funciona demasiado bien?
Aquí está el verdadero dilema. Si la jugada sale bien y Starfighter arrasa en taquilla, será difícil volver atrás. Disney podría entender que el futuro de Star Wars pasa por rostros famosos, y las próximas películas podrían seguir la misma línea.
Imagina un Star Wars con Zendaya, Timothée Chalamet o incluso Tom Holland. No es que sean malas opciones, pero el espíritu fundacional de la saga —el de descubrir héroes nuevos en una galaxia aún más lejana— empezaría a desvanecerse.
La presión de un fracaso anterior
No olvidemos que este giro llega tras años complicados para la franquicia en cines. Tras el éxito inicial de El despertar de la Fuerza, las siguientes entregas generaron división, polémica y un bajón de recaudación. El ascenso de Skywalker no fue el final glorioso que se esperaba.
Desde entonces, la saga ha encontrado mejor fortuna en televisión: The Mandalorian, Andor o The Acolyte han demostrado que el formato episódico y la exploración de nuevas zonas de la galaxia pueden tener más éxito (y menos presión) que el cine.
Pero Disney quiere recuperar el terreno perdido. Y lo hace con todo lo que puede: un director de éxito, una historia de acción directa y dos actores que ya son iconos del cine moderno.
Starfighter aún está en fase de producción, pero el simple anuncio de su reparto ya ha generado debate. Unos celebran la ambición del proyecto, otros lamentan la pérdida de una tradición mítica. Todos, en el fondo, esperan que el resultado sea bueno. Porque cuando Star Wars brilla, lo hace como ninguna otra franquicia.
El universo de Star Wars siempre ha estado en constante evolución. A veces nos sorprende, a veces nos desconcierta, pero nunca deja de generar conversación. ¿Tú qué opinas? ¿Te emociona ver a Ryan Gosling y Mia Goth en una galaxia muy, muy lejana, o echas de menos ese espíritu de descubrimiento que definía a la saga?
Déjanos tu opinión en los comentarios, cuéntanos qué esperas de Starfighter y qué otros actores crees que encajarían en esta nueva etapa.
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La Fuerza sigue viva… y el debate también.




