La cosa estaba cantada, pero ahora es oficial: Russell Crowe ha visto Gladiator II… y no ha salido precisamente del coliseo dando saltitos de alegría. El actor, que lleva décadas cargando con la sombra épica de Maximus, ha compartido su opinión, y digamos que Ridley Scott no va a colgar esta crítica en la pared. ¿Te lo esperabas?
Russell Crowe rompe su silencio… y no se muerde la lengua
Después de meses diciendo que quizá algún día le daría una oportunidad, Russell Crowe por fin se sentó a ver la secuela que tomó su legado y la lanzó a una arena más grande, más ruidosa y con tiburones. Sí, tiburones. Y aunque la película funcionó en taquilla y la crítica fue aceptable, el protagonista del clásico del año 2000 lo ha dejado claro: no está impresionado, ni un poquito.
Durante una charla con triple j, el actor confesó que sintió que esta versión cinematográfica perdió justo aquello que convirtió al original en una obra que muchos seguimos revisitando. Y atentos, porque Crowe lo explica con toda la sinceridad que solo alguien que ha sudado arena romana puede permitirse:
“Creo que la reciente secuela que, ya sabes, no tenemos por qué nombrar en voz alta, es un ejemplo realmente desafortunado de que incluso la gente en esa sala de máquinas no entendía qué hizo especial a la primera. No era la pompa. No era la circunstancia. No era la acción. Era el núcleo moral”.
Russell Crowe en Gladiator
¿Te suena a tirón de orejas elegante? Pues espera, que viene más.
La batalla diaria de Russell Crowe para proteger a Maximus
Lo más divertido, o doloroso, según se mire, es que Russell Crowe no solo critica Gladiator II, sino que recordó cómo, en su momento, tuvo que pelear cada día para que Maximus no se convirtiera en un héroe de culebrón. Literalmente. El actor contó que el estudio quería meter escenas de sexo porque… bueno, Hollywood.
Y aquí va su declaración: “La cosa es que había una pelea diaria en ese set. Era una pelea diaria para mantener ese núcleo moral del personaje. La cantidad de veces que sugirieron escenas de sexo y cosas así para Maximus… es como si le quitaras su poder”.
Ahí es nada. Pero el actor continuó con un ejemplo que casi parece un sketch de comedia, si no fuera porque pasó de verdad:
“Entonces estás diciendo que, al mismo tiempo que tenía esa relación con su esposa, se estaba acostando con esta otra chica? ¿De qué estás hablando? Es una locura. Las mujeres en Europa, cuando la segunda película empezó a salir, yo estaba en restaurantes y venían a hablarme y me decían: ¿Qué está pasando? Y yo les decía: ¡Eh, no fui yo, yo no lo hice!”.
Sinceramente, es imposible no imaginarse a Russell Crowe huyendo por un pasillo entre mesas mientras explica que él solo interpretaba al personaje. ¿No te parece escena digna de parodia?
¿Qué pasó entonces con Gladiator II?
En la secuela, Paul Mescal interpreta a Lucius Verus, el nieto del emperador Marco Aurelio y, como se reveló en la historia, hijo secreto de Maximus. Sí, así como si nada: Russell Crowe se enteró de que su personaje tenía descendencia que nunca vimos, y a lo mejor eso tampoco ayudó a que la película le convenciera demasiado.
Paul Mescal en Gladiator II
Aunque Gladiator II presentó un show visual enorme, con combates que parecían diseñados para levantar a medio estadio, muchas voces dijeron lo mismo que Russell Crowe: que la historia había perdido profundidad. Que Ridley Scott dio prioridad a los fuegos artificiales en vez del corazón. Y claro, cuando el mismísimo protagonista original opina lo mismo, duele un poco más.
Lo curioso es que la cinta, pese a su rendimiento en taquilla y a su elenco espectacular con Paul Mescal, Pedro Pascal, Joseph Quinn, Connie Nielsen, Denzel Washington, no consiguió el prestigio que sí tuvo la película del 2000. Pasó por el circuito de premios casi de puntillas y, según muchos, ya está medio olvidada. ¿No es fuerte?
Russell Crowe mira al pasado… y Hollywood al futuro
En su reflexión, Russell Crowe dejó caer que los conflictos creativos de la primera película fueron intensos, pero que al menos todos luchaban por preservar el alma del relato. Esa lucha, dice, no la siente en Gladiator II, donde la espectacularidad ha sido protagonista absoluta. Aunque también se cuidó de añadir que él ya no forma parte de este universo y que su opinión es solo eso: una opinión.
Aun así, cuando alguien habla con la autoridad de quien cargó a un imperio entero en la espalda, algo se remueve. Es imposible no preguntarse qué pasaría si Hollywood retomara la idea de un tercer proyecto, del que se ha rumoreado pero nunca confirmado. Y si llegara ese día, sería difícil que Russell Crowe no estuviera mirando desde la barrera, con los brazos cruzados y la frase “¿Veis? Eso no se hace así” preparada.
El legado de un general que no necesitó tiburones
Al final, la postura de Russell Crowe tiene sentido. Él fue Maximus. Él vivió ese rodaje con una intensidad enorme y sabe perfectamente qué convirtió aquella historia en algo especial: un personaje roto, empujado por la tragedia, que no necesitaba más adornos que su propia humanidad. O su propia brutalidad, según el momento.
Quizá por eso le resulta tan chocante que ahora el espectáculo sea tan descomunal que a veces parece engullir la emoción. Porque sí, los tiburones en el coliseo son divertidos, pero Maximus no necesitó ninguno para quedarse grabado en nuestra memoria cinematográfica. Y eso, lo sabes igual que nosotros, ya es decir mucho.
Sea como sea, siempre es un placer escuchar hablar a Russell Crowe sobre Gladiator. Tiene esa mezcla de sinceridad, ironía y veteranía que convierte cualquier frase suya en un pequeño tesoro pop. Y mientras Hollywood decide si vuelve a sacar más arena del coliseo, nosotros nos quedamos esperando su próxima declaración incendiaria.
¿Tú qué opinas? ¿Crees que Russell Crowe tiene razón o prefieres el enfoque más espectacular de la secuela? Te leemos en los comentarios… y no olvides seguirnos en Google News para más historias así.
