Hace un instante el mundo era tal y como lo conocemos pero la repentina aparición de un genio por cada uno de los habitantes del planeta Tierra está a punto de cambiarlo todo. Panini Comics deja que cada segundo sea una montaña rusa de horror, incertidumbre y también mucha diversión en Eight Billion Genies.
La locura de la diversidad en Eight Billion Genies
Si todos y cada uno de nosotros pudiésemos pedir un deseo está claro que la variedad y la forma de formularlos les convertiría en deseos únicos, muchos de ellos parecidos pero singularmente peculiares y adaptados a la idiosincrasia de la forma de ser de cada persona. Otros serían muy originales, diferentes, fruto de mentes con una imaginación desbordada.
Pero ni en nuestros mejores sueños encontraríamos un conjunto completo de deseos que no desencadenasen consecuencias funestas para una gran parte de la sociedad. La ambición, el egoísmo, la avaricia, la envidia, la venganza… traerían multitud de deseos negativos, por no hablar directamente de aquellos deseos que partieran de mentes cuya salud mental fuese cuestionable. Y así podemos elucubrar con ocho mil millones de posibilidades distintas, algo que pone sobre la mesa esta genial obra de Charles Soule y Ryan Browne, titulada Eight Billion Genies.
Acerca de Eight Billion Genies
eight billion genies imagen
En Eight Billion Genies, un buen día cada persona de la Tierra recibe su propio genio con la capacidad de concederle un solo deseo. A partir de ese momento quedamos expuestos a una enorme cantidad de estímulos, de decisiones poco meditadas, de la precariedad de la felicidad que todos buscamos, en definitiva, de la necesidad de ver cumplido un anhelo de mayor o menor magnitud.
Otros mantendrán la cabeza más fría, meditarán sobre las posibilidades, verán cómo no deben tomar a la ligera el momento de pronunciar su deseo, por la cuenta que les tiene, a ellos y a sus seres queridos… si es que todavía les queda alguno. Teniendo en cuenta que tras los primeros ocho minutos del suceso ya han cesado sus vidas un millón de personas y que tras las primeras ocho horas esa cantidad se ha disparado hasta casi ochocientos millones… es importante tener en cuenta muchos factores porque lo que podía quedar como una anécdota en la historia mundial va camino de ser directamente el Apocalipsis.
El Lampwick
La historia que Soule y Browne nos cuentan comienza en una taberna cuyo curioso nombre nos deja una traducción al castellano muy reveladora, la mecha de la lámpara. Adecuado si tenemos en cuenta que desde allí se inicia ese fuego tenue que a través de las ocho almas que allí se reúnen terminará por llevarnos a un desenlace… ¡ocho siglos después!. Los ocho episodios que componen esta serie irán explorando las diferentes fases que la evolución de los deseos va experimentando.
Desde la cobertura de la necesidad inmediata de satisfacción poco meditada al afán por forjarse un futuro provechoso, los primeros instantes dejarán un reguero de sucesos donde el apetito caprichoso será el denominador común. Después habrá tiempo para pensar en otros sucesos más horribles todavía. Lo que queda a las claras es que la naturaleza humana no es la mejor dotada para verse ante un escenario donde la libertad de elección puede ponerse en duda.
La lógica evolución de la trama hará que los protagonistas terminen abandonando la relativa incomodidad de las cuatro paredes que les han sustentado durante el difícil comienzo de la era de los genios. Cada núcleo formado tendrá su propia vida, su búsqueda de un lugar en ese nuevo mundo que no ha parado de mutar.
Encontrar un lugar seguro donde seguir avanzando en la consecución de sus metas, un proceso de adaptación a nuevas formas de ver la vida, desde un paraíso donde desarrollar la creatividad e inspiración hasta fortalezas que ofrezcan ante todo una sensación de control y seguridad, en definitiva, un buen lugar donde vivir en la nueva sociedad. Si a alguien no se le mete en la cabeza destruirlo o algo aun peor.
Amigo, déjame un buen brainstorming
Eight Billion Genies
Charles Soule y Ryan Browne no es la primera vez que colaboran juntos, ya tienen un bagaje anterior en la serie Curse Words. Si algo dejan claro es que una de las premisas que emplean es tratar de pasarlo bien mientras nos hacen disfrutar. La loca idea que supone Eight Billion Genies (y aquí es donde voy a recordar que no es lo mismo un billón para los estadounidenses que para los españoles, no es lo mismo mil millones que un millón de millones, por si a alguno no le cuadra el título y lo que supone en la historia) deja ver la magnitud de la creatividad desbordada y como puede complementarse perfectamente con un diseño brillante.
Podrían hacer peluches con esos genios y se venderían solo porque son muy “cuquis”. No es solo lo que me cuentan sino cómo lo hacen, con devoción por un producto que logra alcanzar unas cotas de lo más interesantes. Y lo hacen sin olvidarse de narrar una historia coherente dentro de la fantasía, repleta de constantes evoluciones, propias de una situación que no deja indiferente a ninguno de sus protagonistas.
Con este comic sucede ese caso típico que dice que si solo puedes comprar un comic este mes que sea Eight Billion Genies, no te arrepentirás. Pero dejadme acabar con una breve reflexión sobre nuestra sociedad.
Si pudiésemos extrapolar este comic a la realidad actual nos daríamos cuenta de un escenario que no se ha contemplado, el del troll de internet, ese que con tal de fastidiar habría deseado que nadie pudiese desear nada, con lo cual nos hubiésemos quedado sin poder disfrutar de esta maravilla en donde lo que menos importa es como acaba todo, pues el viaje ya se disfruta muchísimo y consigue uno de los objetivos de pedir un deseo, dotarnos de felicidad con su lectura.
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