Panini Comics prosigue en su afán por recuperar en gran formato las aventuras originales de Conan el bárbaro publicadas por Marvel a partir de la década de los setenta. Le llega el turno a los números que van del 27 al 51 USA además de la adaptación de La hora del Dragón.
Tras la brillante etapa dibujada por Barry Windsor Smith, Roy Thomas recibió con los brazos abiertos al siguiente artista gráfico que habría de hacerse cargo de los lápices del cimmerio, John Buscema. Su aportación nos dejó la que quizás sea la imagen más emblemática del personaje, la que perdura en los recuerdos de aquellos que crecieron leyendo estos comics. Ese Conan el bárbaro tosco, de mirada asesina, hombros anchos y andar desgarbado que campó a sus anchas por los reinos de la Era Hyboria haciéndose un nombre acorde a sus hazañas.
En esta etapa de Conan el bárbaro, Thomas continúa adaptando relatos salidos de la imaginería de Robert E. Howard, en su mayoría de corta extensión y que apenas dan para uno o dos números antes de quedar rematados. Muchos de ellos fueron pensados para Conan pero otros originalmente surgieron para diferentes personajes creados por el malogrado autor. Thomas los lleva a su terreno y convierte las narraciones de Pyrrhas o Kull en relatos del que está llamado a ser el futuro rey de Aquilonia. También durante un breve periodo se llegó a contar con el beneplácito de L. Sprague de Camp y Lin Carter para adaptar las historias que realizaron de Conan pero el acuerdo se terminó por cancelar dejando a la improvisación de Roy terminar ciertas historias.
Robert E. Howard solo completó una novela de larga extensión en sus años de vida, conocida como Conan el Conquistador, recibe también el sobrenombre de La hora del Dragón. Como remate al enorme tomo que tenemos ante nosotros, se encuentra su primera adaptación al comic, llevada a cabo en los especiales Giant-Size Conan 1 a 4 USA. Dibujados por Gil Kane de forma maravillosa, tenemos a un Conan que ya es rey de Aquilonia y que debe enfrentarse a la conspiración que le llega desde la vecina Nemedia junto al brujo Xaltotum. Tuvo que terminarse de forma un tanto irregular en las páginas de La Espada Salvaje de Conan números 8 y 10 USA, concluyendo en tinta negra y grises lo que comenzó a todo color, ya con John Buscema a los lápices. Una obra sin duda imprescindible para alcanzar a conocer plenamente la historia del cimmerio.
Entre las maravillas ocultas en este tomo contamos con un número autoconclusivo titulado “La maldición de la calavera dorada”, incluido en el ejemplar número 37 de la edición americana. Su dibujo corre a cargo del colosal Neal Adams, cuyo trazo conjuga perfectamente con Conan, convirtiendo este episodio en algo único. Una lástima que no se prodigase más en esta cabecera aunque fuera alternándose con el espectacular y siempre cumplidor Buscema. En esta aventura hace aparición Juma, un hombre de color que acompaña a Conan mientras se enfrentan a un brujo que ha obtenido grandes poderes de un místico esqueleto dorado.
Estamos ante un tomo que nos ofrece la posibilidad de adentrarnos en la época de asentamiento de Conan como colección mensual, previa a la etapa de larga duración que narró las aventuras del protagonista junto a la reina de los piratas de la Costa Negra, Belit, de la que disfrutaremos en los dos siguiente tomos Omnibus llegando a alcanzar el número 100 de la edición americana. Historias ágiles y frescas surgidas de la imaginación de su creador pero gentilmente adaptadas por un Roy Thomas que estaba en plenitud de facultades, demostrando un amor especial por Conan el Bárbaro.
Sinopsis Oficial
¡El segundo tomo de la edición oficial de uno de los grandes clásicos de Marvel! Conan es ahora mercenario para el reino en guerra de Turán. El enemigo hablará de su legendaria habilidad en la batalla, si alguno de ellos vive para contarlo, pero la intriga del palacio puede resultar peligrosa. Después de todo, nunca es prudente acostarse con la mujer de un mago.