Poco a poco, tras un largo periodo que ha tenido a Wanda Maximoff moviéndose entre la villanía y la enajenación mental, Marvel ha devuelto a la Bruja Escarlata a su status de heroína. Panini Comics acude a la inauguración de su tienda de productos mágicos, Emporio, junto a Darcy Lewis.
Esto no es Westview, Nueva Jersey. Es Lotkill, Nueva York
En los últimos tiempos hemos asistido a una relativamente rápida reestructuración del personaje de la Bruja Escarlata. Primero en los episodios del Juicio de Magneto, como parte de ese universo mutante que reconfigurara Jonathan Hickman para a continuación tener la miniserie Darkhold, también con el guionista de esta actual serie, Steve Orlando, y ahora verse de nuevo inscrita en una alineación de los Héroes más Poderosos de la Tierra liderada por la Capitana Marvel, Carol Danvers, de la mano de Jed MacKay.
Tras su paso por el Universo Cinemático de Marvel, donde también sufrió su paso como Bruja Escarlata Oscura hasta el desenlace de Doctor Extraño en el Multiverso de la Locura, ahora parece que vivirá el camino de vuelta, al menos en los comics, para volver a ser la Wanda que todos recordamos de sus mejores tiempos, aquellos en los que no había llegado John Byrne a desquiciarla desde las páginas de los Vengadores Costa Oeste.
Pero en este regreso no va a estar sola. Lo hace acompañada de Darcy Lewis en la que es su primera aparición en los comics tras ser en el UCM la compañera científica de Jane Foster en las primeras películas de Thor y tomar contacto con el mundillo de la Bruja Escarlata en WandaVision. Darcy será la primera persona en cruzar la Última Puerta, la opción que Wanda ha dado para aquellas personas que, en su desesperación, no tengan más necesidad que recibir su ayuda. El problema de la señorita Lewis será el primero de los misterios a los que nos iremos enfrentando a lo largo de estas páginas, quedando en suspenso hasta el final del tomo mientras otros personajes van apareciendo en la trama, algunos suponen un encuentro de los más interesante dentro de la vida de Wanda.

La hija que no es
Tras un primer capítulo introductorio, en el que la Bruja Escarlata demostrará de lo que es capaz en esta nueva empresa salvando a un pueblo italiano de la codicia del mago que se ha erigido como su alcalde y esclavizado a sus habitantes, tendremos la visita de Viv Vision, hija del sintezoide favorito de todos, menos cuando intentó dominar el mundo, en Los Vengadores de Roger Stern, allá por mediados de los ochenta. Como Wanda indica, podría tratarse de lo más parecido a una hija suya actualmente, ya que las improntas cerebrales de la programación de la esposa fallecida de la Visión provenían de la Bruja Escarlata. Aunque Viv deja claro que ella fue quien la consoló tras la muerte de su progenitora, no la ve como su sucesora o como una igual.
Steve Orlando aprovecha estos episodios para ir creando un entorno muy vivo alrededor de Wanda pues aparte de darle un trabajo y dotarla de un entorno muy rico entre su propia familia (veremos a Mercurio y a Polaris, sus hermanos) y aquellos que la rodean en el día a día (aparte de Darcy y Viv tendremos por estas viñetas a Ororo Monroe, Tormenta), genera un sentimiento de empatía hacia su persona, lo que ha tenido que pasar para volver a ser la que era, alejada de una oscuridad que le restaba gran parte del brillo que consiguió enamorar a Clint Barton o que consiguiera el favor de guionistas que tanto hicieron por ella, como Steve Englehart, que la puso en la carrera por ser Madonna Celestial y devino en su boda con la Visión.
Las lecciones aprendidas

El paso por la vida nos va dotando de experiencia. Situaciones que en etapas prematuras de nuestra existencia podrían habernos quebrado o superado se convierten en diferentes oportunidades a medida que avanzamos. Caer en nuestro lado oscuro es más sencillo cuando todavía no se ha probado, pero cuando hemos regresado de allí, conocemos esas sensaciones y no queremos repetirlas o preferimos solo aprovecharnos de las ventajas y no caer en los inconvenientes, es más sencillo ponernos al límite sin sobrepasar la frontera. Esa es la virtud que Wanda aprovecha en estas páginas, explorar todo su poder sin perder el control, ser conocedora de todo lo que tiene a sus espaldas, sobre todo con las ideas muy claras sobre quién quiere ser en ese momento y lo que está dispuesta a sacrificar.
Los lápices de Sara Pichelli y de Russell Dauterman, que toma las riendas de las portadas y del quinto episodio de los contenidos en este tomo de tapa blanda, son el complemento ideal para los guiones de Steve Orlando. Dotan de gran espectacularidad al conjunto, incluyendo diez splash pages consecutivas de Pichelli en el número tres, que rompen con la narrativa habitual pero narran como un cuento la resolución de su intervención en Subatómica, junto a Mardj, la última superviviente de su ciudad. A pesar de todos estos parabienes, al terminar la lectura de estas primeras cinco entregas nos queda la sensación de que algo no termina de funcionar del todo, aunque esperamos que la serie siga cogiendo ritmo y devuelva a Wanda a los altares de los superhéroes.
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