Tras la publicación del número 200 de Amazing Spiderman, en Marvel llegó un periodo de transición del que se hizo cargo el guionista Denny O’Neil junto a diversos dibujantes. Panini Comics edita en forma de tomo el contenido publicado a principios de los años ochenta.
Peter Parker siempre ha tenido algún interés amoroso y, a pesar de sus carestías, se ha caracterizado por ser un romántico de tomo y lomo, teniendo muy presente la gran pérdida que para él supuso la muerte de Gwen Stacy. Llegados a este punto y tras su ruptura con Mary Jane Watson, Peter salía de forma ocasional con Debra Whitman, seguramente todo lo contrario a la pelirroja alocada. Una joven aburrida en casi todos los aspectos que apenas servía para dejarla tirada cada vez que surgía la necesidad de Parker de meterse en el traje de Spiderman para salvar lo que fuera, menos su relación con la Srta. Whitman.
Ni siquiera que le surgiese un rival inesperado, en la figura de Biff Rifkin, supuso un gran cambio en un Peter que poco más que mostraba indiferencia por Debra, aunque le venía muy bien aprovecharse de ella cuando tenía que lamerse las heridas o necesitaba un hombro donde llorar. Whitman fue más un conato de amistad con derechos que cogió a cada personaje en un momento diferente, con intereses distintos. Él no quería algo serio y ella estaba dispuesta a avanzar en una relación que nunca tuvo visos de funcionar.
¿Y Spiderman?¿a qué amenazas se enfrentó en aquella veintena de números?¿Cuántas hazañas logró columpiándose sobre los tejados de Manhattan? Tampoco es que destacara de forma poderosa su actividad aunque algunos pequeños detalles surgieron de aquellas páginas, al menos tuvo lugar la primera aparición de Hidroman o la presentación en sociedad de Madame Web, que jugó un rol muy importante posteriormente y aquí ya mostraba la encarnación que la hizo relevante en la vida del trepamuros. Pero lo que brilló con luz propia fueron las dos entregas de Annuals de aquellos años 1980 y 1981.
En parte ambas entregas son herederas del espíritu que Denny O’Neil aplicó a su etapa, en cuanto a la aparición de invitados especiales a modo de Team-Up. En el #14 Spidey une sus fuerzas a las del Doctor Extraño para enfrentarse a Dormammu y el Doctor Muerte mientras en el #15 es el Castigador el que se cruza en su camino para afrontar la amenaza del Doctor Octopus. En ambos el dibujo de Frank Miller es sobresaliente aunque todavía está alejado de esa evolución posterior que todos hemos conocido en sus Caballeros Oscuros o en 300. Lo que si podemos apreciar son unas composiciones de página muy novedosas para la época, empleando un estilo de libro medieval en el primer Annual y las páginas del Daily Bugle en el segundo.
O’Neil no creó en su etapa ningún arco especialmente largo, aventuras que en el mejor de los casos ocuparon dos o tres números. Hizo circular por sus hojas a personajes como el Caballero Luna, Dazzler o Namor, teniendo con este último una interesante historia en la que se enfrentaban a los Cuatro Terribles, cuya formación integraban el Mago, Pete Pote de Pasta, el Hombre de Arena y Llyra. La mayoría de aquellos números contaron con un dibujante que debutaba en la cabecera principal del trepamuros (Amazing Spiderman) pero que ya iba camino de convertirse en una leyenda, John Romita Jr.
Junto a pequeñas y efímeras colaboraciones de autores de cómo Luke McDonnell, John Byrne, Keith Pollard, Bob Hall, Bob McLeod o Alan Weiss entre otros se completa un tomo que tiene sus luces y sus sombras, destellos de genialidad reservados para momentos concretos y aventuras más corrientes y molientes que carecen del mordiente necesario para crear algo verdaderamente relevante. Al final no es de extrañar que la Srta. Debra Whitman fuese el interés amoroso de Spidey en estos episodios, ella representa en parte como transcurrió todo en aquellos años de El Asombroso Spiderman.
