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Michael B. Jordan

Remake de una película de culto será una reimaginación total

Michael B. Jordan prepara un remake… pero no uno cualquiera: será una reimaginación total de una película de culto
michael b. jordan michael b. jordan
Michael B. Jordan

Hay anuncios que llegan sin hacer ruido, pero que te cambian el día. Y este es uno de ellos. Porque lo que está preparando Michael B. Jordan no es simplemente una nueva versión, ni un simple capricho de Hollywood. No, aquí estamos hablando de una reimaginación completa de una película de culto, de esas que sobreviven década tras década sin perder ni un gramo de estilo. Y sí, si estabas pensando en algo relacionado con robos imposibles, miradas elegantes y arte carísimo… vas por muy buen camino. ¿No te da un poco de curiosidad?

Jordan lleva un año metido en un proyecto tan ambicioso que casi parece otro atraco cinematográfico: una versión moderna de The Thomas Crown Affair (El secreto de Thomas Crown), aquella historia de robos sofisticados que primero protagonizó Steve McQueen en 1968 y luego Pierce Brosnan en 1999. Dos iconos, dos épocas y un legado enorme. Pero lo que propone ahora Jordan no es un simple remake. Él mismo lo deja claro desde el principio: esto no es rehacer, es reinventar. Y se nota que lo dice con la seguridad de quien lleva meses viviendo dentro de la historia, dándole forma, reescribiendo escenas y poniéndose delante y detrás de la cámara sin descanso, porque esta película de culto lo exige.

el caso thomas crown steve mcqueen en 1968 y pierce brosnan en 1999 película de culto

El caso Thomas Crown Steve McQueen en 1968 y Pierce Brosnan en 1999

La idea de rehacer una película de culto nació entre premios, entrevistas y un año sin descanso

Jordan lo contó recientemente en el programa Awards Circuit Podcast de Variety, donde fue a hablar de Sinners (Los Pecadores), su otro proyecto grande, uno de esos que te meten de lleno en la temporada de premios y que también le ha costado sangre, sudor y un café detrás de otro. Pero en mitad de la conversación, soltó lo que todos queríamos escuchar: The Thomas Crown Affair ha sido prácticamente su vida entera durante los últimos doce meses. “He estado fuera un año entero”, confesó, como quien regresa de un rodaje en Marte. “Llegué hace 48 horas. Esta película ha sido lo más duro que he hecho después de Sinners: dirigir, producir, escribir, actuar… ha sido muchísimo”.

Y lo curioso es que, aunque la gente la recuerde como una película de culto llena de elegancia, robos imposibles y química explosiva, Jordan no quiere repetir lo que ya funcionó. Dice que no buscaba una historia “sobre ricos blancos robando por diversión”, como ocurría en las versiones anteriores. A día de hoy eso ya no encaja, ni dice nada relevante. Él quería algo con más peso, más emoción y más razones para arriesgarlo todo. Algo personal, que subiera las apuestas y que, al mismo tiempo, mantuviera intacto ese aire sofisticado que siempre ha caracterizado a Thomas Crown.

Una reimaginación sin miedo al presente

Jordan lo explica con bastante claridad: quiere conservar la moda, la seducción, el ritmo visual y ese toque cool que hizo famosa a la película de culto. Pero esta vez el motor de todo será distinto. La historia no parte del mismo tipo de personaje ni de las mismas motivaciones. Los tiempos han cambiado y él quiere que la película también lo haga, ¿no crees?

michael b. jordan en sin remordimientos

Michael B. Jordan

Para lograrlo, ha reunido un reparto de lujo: Adria Arjona, Kenneth Branagh, Pilou Asbæk y Danai Gurira. Todo bajo la mirada de Ruth E. Carter, una auténtica reina del diseño de vestuario. No es un equipo cualquiera. Es un equipo que grita estilo, personalidad y ganas de hacer algo grande. Y eso, en una película de culto, importa casi tanto como el propio argumento.

El reto, por supuesto, no es pequeño. Jordan viene de dirigir Creed III, pero este proyecto juega en otra liga. No es una saga establecida, no es un universo de franquicia, no posee esa red de seguridad que te da un nombre conocido. Es un salto al vacío. Una película de robos que no pertenece a ninguna IP gigantesca ni tiene detrás un ejército de fans esperando cada póster. Es comenzar de cero, pero usando piezas que ya existían, y que además son veneradísimas. Un equilibrio fino, casi quirúrgico.

Lo que significan los clásicos cuando quieres reinventarlos

Durante la entrevista, Jordan confesó algo muy curioso: él también se enamoró del remake del 99 cuando era niño. Le impactó la forma en la que Brosnan se movía entre cuadros, museos y trajes caros. Para un chaval que no iba a museos, aquello era como abrir una ventana a un mundo completamente nuevo. Su madre es artista, así que crecer entre pinceles, cuero teñido y olor a pintura quizá sembró una semilla que todavía no había germinado. Y entonces llegó Steve McQueen. Descubrir la versión del 68 fue como mirar la misma historia a través de un espejo de otro tiempo. Pantallas divididas, estética retro pero moderna a la vez, un ritmo casi hipnótico. Ahí entendió que esta película de culto tenía algo especial, algo que valía la pena recuperar.

Después de Creed, MGM le preguntó directamente qué quería hacer. Y él no dudó un segundo: “The Thomas Crown Affair. Necesito hacerla”. Es interesante, porque no estamos hablando de una apuesta segura. Jordan lo sabe. Incluso lo dice: esta historia no tiene la presión de James Bond, donde cada paso que des va a ser criticado. Aquí hay espacio para respirar, para arriesgar, para encontrar una voz propia. Y eso, para alguien que quiere crear una nueva película de culto, es un regalo.

No es un remake. Es algo nuevo que mira al pasado sin copiarlo

Lo verdaderamente llamativo de lo que describe Jordan es su voluntad de construir algo desde dentro, no desde la nostalgia automática. Cuando dice que no quiere “baggage”, que no quiere la maleta de expectativas que arrastran los grandes iconos, está diciendo algo sencillo: quiere que su película sea libre. Que pueda tomar elementos visuales, sensaciones y detalles que hicieron grande a la obra original, pero sin quedar atrapado en ellos. Quiere una historia que respire por sí misma.

Y si lo piensas un segundo, tiene sentido. Las dos películas anteriores están atadas a sus épocas. La versión McQueen es puro cine sesentero, elegante y rebelde. La de Brosnan es hija del final de los 90, con su estética pulida y ese aura de hombre perfecto. La que propone Jordan no tiene que parecerse a ninguna. Solo tiene que funcionar hoy, con nuestras preguntas, nuestras contradicciones y nuestra forma de mirar al mundo. De eso se trata una reimaginación, ¿no crees?

Al final, cuando apuestas por convertir un clásico en una nueva película de culto, lo que realmente buscas es que el espectador vuelva a sentir algo. No copiar. No imitar. Hacer que la historia conecte otra vez, que genere ese cosquilleo que te hace pensar: “Oye, aquí hay algo”.

Y Jordan parece decidido a conseguirlo.

Si te ha gustado la historia, ya sabes: comenta qué te ha parecido esta reimaginación y síguenos en Google News.

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David Larrad

ISNI: 0000 0005 1791 9555 | Estudió Realización Audiovisual de Espectáculos y televisión en Fundación para la enseñanza Audiovisual. Realizó Master de Diseño gráfico y de 3D.

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