Cuando algo funciona tan bien como Predator: La presa (Prey), lo más lógico es pensar que la secuela caería por su propio peso. La película de 2022 sorprendió a crítica y público al trasladar a la criatura más letal del cine de acción a la América de 1719, enfrentándola a una guerrera comanche que se convirtió en una de las protagonistas más carismáticas del género. Fue un bombazo inesperado, entonces… ¿Por qué no tenemos ya una Predator: La presa 2 en marcha?
Pues bien, la respuesta llega de la mano del propio director, Dan Trachtenberg, y tiene más lógica de la que parece. El cineasta, que ya había sorprendido con Calle Cloverfield 10, ha dejado claro que su objetivo no es repetir fórmulas, sino dar un paso más allá en la saga.
Dan Trachtenberg y la decisión que nadie esperaba sobre Predator: La presa
En una entrevista concedida a Empire, el director fue muy honesto sobre las razones que le llevaron a no lanzarse directamente con Predator: La presa 2:
“Inmediatamente piensas: Prey 2. Pero con las secuelas, la gente a veces se obsesiona con lo que podría pasar después y nunca se detiene a pensar: ¿Debería pasar después?. Prey fue especial porque era una gran idea que no existía antes. Yo quería que lo siguiente también fuera así”.
No se trata de evitar comparaciones o de huir de las expectativas, sino de respetar la esencia que hizo que Prey funcionara. Para Trachtenberg, la magia estaba en la originalidad, en dar un giro a un concepto trillado y convertirlo en algo completamente nuevo.
Por eso, en lugar de repetir la jugada con una Predator: La presa 2, se lanzó de lleno a desarrollar Predator: Badlands, una propuesta radicalmente distinta que promete agitar todavía más la franquicia.
¿Qué hizo única a Predator: La presa?
Antes de hablar del futuro, conviene recordar qué convirtió a Prey en un éxito absoluto. La cinta se ambientaba en un periodo histórico nunca explorado por la saga: la Norteamérica de 1719. Allí, una joven comanche debía enfrentarse al cazador alienígena en una historia de supervivencia cruda, visceral y visualmente espectacular.
Predator: La presa
El contraste entre el mundo tribal y la alta tecnología del Predator dio lugar a un choque de culturas lleno de tensión, donde la astucia y la valentía de la protagonista resultaban tan importantes como las armas del monstruo. Fue precisamente ese carácter autoconclusivo, esa sensación de estar viendo algo nuevo dentro de una saga veterana, lo que convenció al público.
Por eso, Trachtenberg insiste en que no quería arruinar esa sensación con una secuela directa. Para él, Predator: La presa 2 corría el riesgo de convertirse en un ejercicio de repetición, en lugar de abrir nuevas fronteras narrativas.
Predator: Badlands, el futuro inesperado
El nuevo proyecto, Predator: Badlands, es la prueba de que el director no teme arriesgar. Todo apunta a un cambio de tono y de género: pasamos del minimalismo y la tensión de Prey a una aventura ruidosa, llena de criaturas, con tintes de comedia y hasta un aire de road trip galáctico.
“En general, siempre estoy buscando: ¿qué podría pasar solo en esta película?”, confesó Trachtenberg.
Ese es el espíritu que mueve Badlands: ofrecer algo que jamás hayamos visto en la franquicia. De hecho, el propio cineasta describe la nueva cinta como una especie de “buddy comedy” con dos protagonistas, Dek y Thia, que deben sobrevivir en un viaje lleno de mundos alienígenas, monstruos y situaciones tan extrañas como divertidas.
Imagina una mezcla entre Ray Harryhausen y un viaje de ciencia ficción por carretera, y tendrás una idea de lo que se avecina. Un giro inesperado que demuestra que Trachtenberg no quiere anclarse en fórmulas fáciles.
Predator: La presa
El dilema del Predator protagonista
Uno de los aspectos más comentados es que, por primera vez, la película tendrá al Predator como personaje central. Y ojo, porque eso no significa que vaya a ser un héroe al uso.
“Queríamos que Dek fuera alguien con quien te puedas identificar, pero sin convertirlo en Luke Skywalker. Sigue siendo un Predator. Teníamos que permitirle ser un imbécil. Pero un imbécil al que quieras animar”.
Una declaración que ha tranquilizado a los fans más veteranos, preocupados por que el personaje pudiera perder su filo letal. Al contrario: lo que promete Trachtenberg es un equilibrio entre la brutalidad clásica de la criatura y una nueva faceta que le permita evolucionar como icono cultural.
¿Y qué pasa con Predator: La presa 2?
La gran pregunta sigue siendo la misma: ¿habrá alguna vez Predator: La presa 2? Por ahora, la respuesta parece ser “no”. Y no porque la historia no lo merezca, sino porque el propio director considera que sería un error traicionar el espíritu de Prey.
Eso no significa que el universo no pueda volver a ese terreno histórico en el futuro. La saga tiene infinitas posibilidades, desde ambientaciones medievales hasta guerras futuras. Pero hoy, la prioridad está en expandir horizontes con Badlands y la película animada Predator: Killer of Killers, que ha sorprendido en televisión y demuestra que el monstruo aún tiene mucho que ofrecer.
El valor de arriesgar
Al final, lo que Trachtenberg defiende es que el éxito de Prey no se debe a que fuese “otra película de Predator”, sino a que fue la película más inesperada de Predator. Y esa misma filosofía es la que quiere aplicar a Badlands: innovación, frescura y un toque gamberro que mantenga viva la emoción de los fans.
Quizá algún día tengamos Predator: La presa 2, pero si algo queda claro es que, mientras Dan Trachtenberg esté al mando, la franquicia no se conformará con secuelas previsibles. Y eso, en un Hollywood plagado de reboots y repeticiones, es una auténtica bendición.
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