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Avatar: Fuego y ceniza

Primeras críticas a Avatar: Fuego y ceniza

Pandora vuelve a arder. Avatar: Fuego y ceniza promete espectáculo, polémica y más de 3 horas de cine desatado con James Cameron sin frenos
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Avatar: Fuego y ceniza

Pandora vuelve a rugir. Avatar: Fuego y ceniza todavía no se ha estrenado y ya está provocando ese runrún tan reconocible que mezcla hype, dudas y ganas de sentarse en la butaca más grande del cine. James Cameron regresa con una historia más oscura, más larga y, según dicen, más intensa. ¿Estamos preparados para lo que se viene?

El 19 de diciembre de 2025 está marcado en rojo para cualquiera que disfrute del cine espectáculo sin complejos. Avatar: Fuego y ceniza llega con la promesa de expandir Pandora, pero también de incomodar, cansar y deslumbrar a partes iguales. Sí, todo eso en una sola película. Cameron siendo Cameron, vaya.

En este enlace puedes encontrar nuestra crítica.

Avatar: Fuego y ceniza es un regreso a Pandora con cicatrices emocionales

La historia de Avatar: Fuego y ceniza se sitúa un año después de que Jake y Neytiri se integraran en el clan Metkayina. No es un detalle menor. La familia sigue arrastrando el duelo por la muerte de Neteyam, y ese dolor se nota, se respira y pesa más que nunca en la narrativa. Pandora ya no es solo un lugar bonito.

Sam Worthington vuelve como Jake Sully, más cansado, más humano y menos héroe de postal. Zoe Saldaña, como Neytiri, sigue siendo el alma emocional de la saga, transmitiendo rabia, pérdida y una tensión constante que atraviesa cada escena. Aquí no todo es épica luminosa; hay ceniza bajo los pies.

La aparición del clan Mangkwan, conocido como el Pueblo de las Cenizas, cambia por completo el tablero. Liderados por Varang, interpretada por Oona Chaplin, esta nueva tribu Na’vi es agresiva, impredecible y muy distinta a todo lo visto antes. Pandora se fragmenta, y eso siempre es mala señal.

nuevo tráiler de avatar: fuego y ceniza

Avatar: Fuego y ceniza

Varang y Quaritch: una alianza que huele a desastre

Si algo deja claro Avatar: Fuego y ceniza es que James Cameron no tiene prisa por redimir a nadie. Stephen Lang regresa como Quaritch, y lo hace con una presencia todavía más inquietante. Verlo relajado, en sudadera, como si fuese lo más normal del mundo medir casi tres metros, es tan extraño como fascinante.

La alianza entre Quaritch y Varang es uno de los elementos más comentados de la película. Oona Chaplin se roba muchas miradas con un personaje descrito como seductor, peligroso y extraño, armado incluso con dardos alucinógenos. No es la típica villana, y eso se agradece, ¿no crees?

Esta nueva amenaza empuja el conflicto hacia un terreno más crudo. Ya no se trata solo de humanos contra Na’vi, sino de divisiones internas, ambiciones personales y decisiones que dejan cicatrices. Avatar: Fuego y ceniza parece querer incomodar más de lo que seducía en entregas anteriores.

Tres horas largas… y se notan

No vamos a esquivar el elefante en la sala. Avatar: Fuego y ceniza dura tres horas y diecisiete minutos. Algunas críticas hablan de pirotecnia cinematográfica sin igual, de una experiencia tan intensa que sales del cine agotado. Otras, en cambio, señalan que el peso se siente demasiado pronto.

En Rotten Tomatoes, la película ha debutado con un 69%, una cifra que refleja bastante bien la división de opiniones. Hay quien se deja llevar por el espectáculo y quien echa en falta urgencia dramática. La comparación con El sentido del agua es inevitable, y no siempre sale ganando.

avatar: fuego y ceniza

Avatar: Fuego y ceniza

Cameron sigue apostando por tratar lo imposible como algo cotidiano. Criaturas imposibles, paisajes que parecen sueños húmedos de un diseñador digital y escenas de acción que no bajan el volumen ni un segundo. Todo es grande, ruidoso y emocionalmente intenso. A veces funciona. A veces abruma.

Un espectáculo técnico que ya no sorprende igual

Aquí está uno de los puntos más delicados. Avatar: Fuego y ceniza es visualmente extraordinaria, pero ya no sorprende como antes. La tecnología sigue siendo puntera, sí, pero el efecto “¿cómo han hecho esto?” ya no impacta con la misma fuerza. Quizá porque Cameron nos ha malacostumbrado.

Algunas voces critican que la película parece un diorama digital precioso, lleno de flora, fauna y seres místicos… pero con la sensación de que no siempre sabe hacia dónde va. Hay subtramas que se acumulan, personajes que se diluyen y ecos narrativos que recuerdan demasiado a entregas anteriores.

Y aun así, cuando funciona, funciona de verdad. Hay momentos que dejan con la boca abierta, secuencias que hacen que el precio de la entrada merezca la pena y un villano tan desatado como carismático que mantiene la tensión incluso cuando el ritmo flaquea.

nuevo tráiler de avatar: fuego y ceniza

Avatar: Fuego y ceniza

James Cameron, sin freno ni red de seguridad

Disney le dio a James Cameron carta blanca y un cheque en blanco, y él decidió volver a Pandora a lo grande. Avatar: Fuego y ceniza es excesiva, ambiciosa y, para algunos, autocomplaciente. Para otros, es justo el tipo de blockbuster que ya no se hace.

El mensaje anticolonial sigue ahí, directo y sin sutilezas. Cameron no es precisamente conocido por andar con rodeos, y aquí vuelve a subrayar sus temas con rotulador fluorescente. Todo es alto, desde la música hasta las emociones. No hay espacio para la indiferencia.

El reparto coral aporta solidez, con regresos como Sigourney Weaver, Kate Winslet o Cliff Curtis, y nuevas generaciones que ganan peso, como Britain Dalton o Jack Champion. Pandora se expande también a nivel humano, aunque no todos los personajes brillen por igual.

Al final, Avatar: Fuego y ceniza parece destinada a dividir opiniones durante años. Hay quien dice que deja en ridículo a cualquier otro blockbuster de 2025. Otros sienten que es fuego, ruido y furia sin algo realmente nuevo que decir. Y quizá ahí esté su mayor interés.

Porque, seamos sinceros, pocas películas generan este tipo de debate antes incluso de llegar a los cines. ¿Te apetece volver a Pandora para comprobarlo por ti mismo? Cuéntanos qué esperas de Avatar: Fuego y ceniza y no olvides seguirnos en Google News, que aquí el viaje no se acaba nunca.

david larrad

David Larrad

ISNI: 0000 0005 1791 9555 | Estudió Realización Audiovisual de Espectáculos y televisión en Fundación para la enseñanza Audiovisual. Realizó Master de Diseño gráfico y de 3D.

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