¿Alguna vez has visto cómo una película de superhéroes pasa de generar hype a abrir un debate fiscal digno de un ministro con migraña? Pues eso es exactamente lo que está pasando con Deadpool and Wolverine, una cinta que nació para romper taquillas… y ha terminado provocando un terremoto político en Reino Unido. Sí, así de surrealista. ¿Te lo esperabas tú? Porque yo desde luego no.
Parece mentira, pero la conversación sobre Deadpool and Wolverine ha pasado de los clásicos “¿cuánto costó?”, “¿cuánto recaudó?” o “¿qué significa esa escena post-créditos?” A una polémica bastante menos glamurosa: los impuestos británicos. Y no hablamos de cuatro quejas en redes, sino de comentarios bastante serios sobre hasta qué punto el Gobierno debería subvencionar producciones gigantes si eso implica usar dinero público para impulsar a estudios que ya nadan en billetes. Vamos, lo que viene siendo un jardín bien regado.
Un éxito descomunal… y un problema inesperado para Deadpool and Wolverine
Para contextualizar un poco el lío: Deadpool and Wolverine arrasó con más de 1.338 millones de dólares en taquilla, un dato que impresiona incluso en un mercado saturado de superhéroes. Lo normal sería que ahora estuviéramos especulando sobre cameos, mutantes perdidos o teorías locas del multiverso, ¿no crees? Pero no. Resulta que el debate ha cambiado de escenario y ahora lo que se discute es si este tipo de películas deberían recibir beneficios fiscales cuando ya generan cantidades absurdas de dinero.
Hugh Jackman en Marvel Studios
La polémica estalló cuando varios analistas, políticos y expertos en derecho tributario comenzaron a cuestionar la conveniencia de otorgar créditos fiscales a estudios como Disney para rodar en territorio británico. Y claro, el nombre que más ha salido en titulares ha sido Deadpool and Wolverine, porque es la producción más reciente beneficiada por estos incentivos. Una ironía deliciosa: el mercenario bocazas seguramente estaría encantado de saber que ahora protagoniza un drama político.
¿De cuanto dinero estamos hablando?
Según un informe publicado recientemente por medios como Forbes, The Standard y That Park Place, se ha revelado por fin el abultadísimo presupuesto de Deadpool and Wolverine. De acuerdo con The Standard, la película habría costado alrededor de 418,1 millones de libras, que vienen a ser unos 533,7 millones de dólares. Una auténtica barbaridad incluso para los estándares de Marvel.
Lo llamativo es que, pese a ese coste descomunal, la producción habría recibido 60,9 millones de libras en beneficios fiscales, a los que se sumarían otros 21,1 millones procedentes de 2023. En total, estaríamos hablando de 82 millones de libras en incentivos, es decir, cerca de 104,7 millones de dólares en ayudas públicas. Casi nada.
La crítica más dura: “¿En serio estamos pagando esto?”
Las palabras que encendieron la mecha llegaron de una declaración bastante contundente: «Es extraordinario que, en un momento en que la carga fiscal aprieta a las familias, el Gobierno entregue decenas de millones a una de las corporaciones más rentables del mundo para hacer una película de superhéroes. Estas subvenciones deberían eliminarse o limitarse. El dinero de los contribuyentes debería usarse para arreglar servicios públicos, no para engordar los balances de gigantes del entretenimiento”.
Marvel Studios
Es un mensaje que no se anda con rodeos. Y aunque no menciona Deadpool and Wolverine directamente, es evidente que el debate gira alrededor suyo. Cuando una producción tan grande se rueda en Reino Unido, el país ofrece beneficios fiscales a cambio del impacto económico local, pero no todo el mundo está convencido de que ese impacto compense lo suficiente.
Aquí entra en escena Dan Neidle, abogado especializado en derecho tributario, que también ha puesto el dedo en la llaga. Para él, el sistema de créditos fiscales del Reino Unido es útil para la industria, eso nadie lo discute, pero otra cosa muy distinta es si aporta valor real al país. De hecho, citó un informe gubernamental de 2013 que afirmaba que estas políticas “no se esperaban que tuvieran impactos macroeconómicos significativos”. Vamos, que según ese documento, el beneficio es más modesto de lo que se suele vender.
¿Y qué pasa con Deadpool and Wolverine en medio de todo esto? Pues que se ha convertido en el ejemplo favorito de quienes argumentan que estas ayudas quizá no son tan necesarias cuando la producción ya tiene éxito garantizado y un presupuesto que parece sacado del banco de Tony Stark.
¿Y ahora qué? El futuro de los rodajes en Reino Unido
Aquí empieza la parte interesante. El Reino Unido se ha convertido en uno de los destinos favoritos de Hollywood gracias a estos incentivos fiscales. Marvel, Star Wars, Disney, Warner… todas han aprovechado esas ventajas para rodar allí. Deadpool and Wolverine no ha sido la excepción: escenarios perfectos, profesionales altamente cualificados y, por supuesto, beneficios fiscales jugosos.
Pero claro, si la polémica sigue creciendo, aunque de momento parece controlada, no sería descabellado imaginar una revisión del sistema. Y si eso ocurriera, podríamos estar ante un cambio muy serio. ¿Se iría Hollywood a otro país? ¿Subirían los costes? ¿Cambiaría por completo la logística de los grandes estudios? Son preguntas complicadas, pero inevitables cuando una película como Deadpool and Wolverine se convierte en ejemplo de debate político.
De momento, todo indica que no habrá un movimiento brusco. Cambiar políticas tan complejas lleva tiempo y requiere múltiples informes, comités, revisiones, votaciones… ya sabes, ese ritmo británico tan suyo. Así que, por ahora, lo más probable es que Hollywood siga rodando allí sin demasiados sobresaltos.
Deadpool and Wolverine, siempre metida en líos incluso después del estreno
Lo curioso es que estas críticas no afectan en absoluto a la percepción del público sobre la película. Deadpool and Wolverine sigue siendo uno de los mayores éxitos recientes de Marvel y un hito en la cultura pop de 2024. Además, ya está disponible en Disney+, lo que significa que muchos vuelven a verla, revisan detalles, buscan cameos ocultos y se preguntan cómo encaja todo esto en el futuro del MCU. Es decir: la cinta sigue viva, sigue dando de qué hablar… y ahora también en despachos políticos.
Hay algo casi poético en esto: una película caótica, irreverente y consciente de sí misma termina metida en una discusión fiscal. Es el tipo de giro argumental que Ryan Reynolds emplearía en un chiste, ¿no crees?
Y lo mejor es que, como siempre pasa con Deadpool and Wolverine, todavía queda cuerda para rato. Si la polémica sigue subiendo, si algún ministro decide intervenir, si algún político usa la película como arma electoral… no sería la primera vez que una cinta de superhéroes provoca un debate mayor del que jamás esperó.
En cualquier caso, ya ves que Deadpool and Wolverine no solo ha triunfado en taquilla; también ha logrado la hazaña de abrir un debate inesperado sobre cómo se financia el cine en Reino Unido. Y oye, para una película que siempre va a contracorriente, casi que tiene sentido.
Todas las películas y series de la saga están disponibles en Disney Plus.
Así que cuéntame: ¿tú qué opinas de este lío fiscal? ¿Crees que deberían cambiar las reglas o está bien que Deadpool and Wolverine aproveche estos incentivos como cualquier otra producción? Déjalo en los comentarios… y no te olvides de seguirnos en Google News, que ahí también damos guerra.




