Cuando creíamos que nada podía sorprendernos después de la primera temporada de Peacemaker, James Gunn se saca de la manga uno de los episodios más salvajes, sangrientos y divertidos que se han visto en televisión de superhéroes. El segundo capítulo de la nueva tanda no solo continúa con el shock del estreno, también mete a Christopher Smith en un espiral de traumas, carcajadas y guiños al DCU que dejan claro que este show sigue siendo único.
Porque sí, aquí se mezcla todo: mutilaciones multiversales, fiestas de reencuentro con sabor a familia disfuncional, un villano movido por la venganza más personal y un buen puñado de referencias que hacen saltar de la silla a los fans más frikis (A partir de aquí si no has visto el capítulo es mejor que vuelvas otro día).
Peacemaker contra sí mismo: la peor resaca imaginable
El arranque del episodio es un golpe directo al estómago. En el 2×01 vimos cómo Chris acababa atravesando a su versión alternativa para salvarse la vida. Ahora llega el momento incómodo: ¿qué hacer con el cadáver de uno mismo?
Peacemaker llama a Vigilante y juntos se encierran en la Cámara de Despliegue Cuántico, escenario de una de las escenas más brutas que hemos visto en el género. Entre risas nerviosas, cuchillos y fuego, los dos se encargan de desmembrar e incinerar el cuerpo del Peacemaker alternativo. La mezcla es puro Gunn: grotesco hasta el extremo, pero con un humor absurdo que te hace sentir mal por reírte.
Lo interesante es cómo afecta todo esto al propio Chris. No estamos ante un simple gag gore: se trata de un trauma real para un tipo que, pese a sus músculos y su fachada de machote, sigue siendo un niño roto que arrastra la culpa y la soledad. John Cena lo transmite con una vulnerabilidad inesperada.

Una fiesta que lo cambia todo
Después del festín sangriento, el episodio nos lleva a un escenario radicalmente distinto: una fiesta de bienvenida para John Economos. Y ahí es donde la serie recuerda que, detrás de la violencia y los chistes guarros, late un corazón sincero.
Los 11th Street Kids vuelven a reunirse, y el espectador lo agradece. Emilia Harcourt, Adebayo, Vigilante, Economos y Chris vuelven a ser esa especie de familia adoptiva donde nadie encaja del todo, pero todos se necesitan.
La tensión sexual entre Harcourt y Peacemaker estalla otra vez. Ella lo ve como un error de borrachera en un barco de fiesta; él, como la oportunidad de tener algo real. La incapacidad de Chris para gestionar esa diferencia lo empuja a fijarse en… la Harcourt del universo alternativo. Error tras error, porque si algo define a este héroe es su capacidad para complicar las cosas hasta el límite.
Mientras tanto, Vigilante sigue robándose escenas con su torpeza encantadora, Economos se abre emocionalmente como nunca y Adebayo intenta mantener las distancias profesionales, pero el cariño entre ellos está más vivo que nunca.
ARGUS entra en juego: Rick Flag Sr. pide sangre

El tercer gran bloque del capítulo lo protagoniza ARGUS. Si en el primer episodio se nos reveló que vigilaban a Chris para evitar otra catástrofe interdimensional como la del “Incidente Luthor” mencionado en Superman, aquí descubrimos la verdadera motivación: Rick Flag Sr. quiere venganza por la muerte de su hijo.
La llegada de Frank Grillo como Flag padre es un acierto. Su interpretación está cargada de dolor contenido y rencor, lo que convierte a este nuevo antagonista en algo más que un villano de manual. Los flashbacks al momento en que descubre la muerte de Rick Flag Jr. en The Suicide Squad son un puñetazo emocional.
La gracia está en que Flag nunca conoció la evolución de Chris, ese viaje hacia un héroe torpe pero sincero que vimos en la primera temporada. Para él, Peacemaker no es más que el asesino de su hijo, y esa herida promete ser la gasolina de la temporada.
El contrapunto lo pone Tim Meadows como el agente Fleury, incapaz de distinguir un pájaro de otro. Su running gag con Eagly se convierte en oro cómico, sobre todo cuando el águila tiene uno de los momentos de acción más espectaculares y sangrientos del capítulo.
El festival de Easter eggs: cuando Gunn guiña el ojo a todo el DCU
Si algo caracteriza a Gunn es su capacidad para llenar sus historias de referencias que enriquecen el universo compartido sin que la trama se resienta. Este episodio es buen ejemplo:
- LordTech: el móvil de Chris resulta ser de esta compañía, propiedad de Maxwell Lord. No es un simple detalle, abre la puerta a conexiones con la Justice Gang y a un villano con mucho recorrido en DC.
- Jitters Coffee: la cadena de cafeterías del Arrowverse aparece aquí como lugar de trabajo de Keeya, la mujer de Adebayo. Una forma elegante de unir universos.
- Corto Maltese: se vuelve a mencionar el escenario de The Suicide Squad, dejando claro que los hechos de la película siguen siendo canon en el nuevo DCU.
- Gotham City: Keeya quiere mudarse allí con Adebayo. Un recordatorio de que el murciélago más famoso del mundo sigue sobrevolando las sombras de este universo.
- Pop culture everywhere: desde un chiste sobre Pokémon (con corrección incluida del plural) hasta la mención a Norman Bates y Encino Man. Porque Gunn nunca se resiste a colar cultura pop entre vísceras.
Entre sangre y corazón: la fórmula Gunn intacta

Lo más interesante de este capítulo es cómo vuelve a demostrar que Peacemaker funciona porque no es solo una parodia sangrienta. La serie tiene un equilibrio que muy pocas logran: puede mostrar cómo un tipo descuartiza a su otro yo y, en la siguiente escena, emocionarte con un abrazo sincero entre amigos.
Esa capacidad de pasar del humor escatológico al drama íntimo es lo que mantiene fresco al show. El público se ríe, se sorprende, pero también conecta con un grupo de personajes que, en el fondo, solo buscan un lugar donde pertenecer.
El papel de la serie dentro del nuevo DCU
Más allá de su valor como serie independiente, este episodio confirma que Peacemaker es parte esencial del entramado que James Gunn está construyendo.
Las referencias a Superman, Creature Commandos y Gotham City no son gratuitas: sitúan la acción dentro de una continuidad clara, donde cada pieza suma a un proyecto mayor. Pero lo bueno es que la serie no se pierde en fanservice barato: las conexiones están ahí, pero no se imponen a la identidad irreverente del show.
Gunn parece tener claro que Chris Smith no puede convertirse en un héroe de manual. Su lugar es el de outsider, el bufón sangriento que, sin quererlo, acaba siendo el corazón de un universo que empieza a tomar forma.
Un futuro lleno de incógnitas (y más desmadre)
Con solo dos episodios, la segunda temporada ya ha dejado claro que no piensa contenerse. El multiverso está sobre la mesa, la venganza de Rick Flag Sr. promete ser demoledora y las relaciones entre los 11th Street Kids siguen dando el mejor material emocional.
¿Hasta dónde llegará Gunn con esta mezcla de gore, comedia y referencias meta? Nadie lo sabe. Y quizá ahí esté la magia de Peacemaker: nunca puedes adivinar si lo siguiente será un chiste sobre Pokémon, una escena de sexo incómoda o un trauma multiversal que destroce a su protagonista.
Peacemaker temporada 2 sigue estrenando episodios cada jueves en HBO Max, y si este ha sido el nivel del segundo, lo que viene promete ser aún más bestia.




