Hay películas que, con solo leer quién está detrás, ya activan todas las alarmas del hype. Este proyecto es exactamente eso. Un cóctel explosivo que une a los responsables de John Wick y Nadie, con Bob Odenkirk de nuevo en el centro del huracán, y una premisa que parece tranquila… hasta que deja de serlo de la peor (y mejor) manera posible.
Si eres fan del cine de acción moderno, del “nadie es quien parece” y de los estallidos de violencia quirúrgica marca Derek Kolstad, esto te interesa. Mucho.
Del universo John Wick a un nuevo territorio salvaje
Cuando se habla de John Wick, no se habla solo de una saga, sino de una forma muy concreta de entender el cine de acción. Coreografías claras, violencia seca, personajes con pasado oscuro y un mundo que se va revelando a golpe de puñetazo. Nadie llevó esa filosofía a un terreno más doméstico, demostrando que Bob Odenkirk podía repartir estopa con la misma credibilidad que Keanu Reeves.
Ahora, esa sensibilidad vuelve a escena en una nueva película que reúne a varias de las mentes clave detrás de ese fenómeno. Derek Kolstad firma el guion, Marc Provissiero vuelve a la producción y Bob Odenkirk no solo protagoniza, sino que también produce. La diferencia está en el tono y el escenario: aquí no hay grandes ciudades ni hoteles para asesinos. Hay un pequeño pueblo del Medio Oeste estadounidense… y eso suele ser una pésima señal.
Un sheriff tranquilo… hasta que deja de serlo
Odenkirk interpreta a Ulysses, un sheriff sustituto que llega a la aparentemente apacible localidad de Normal buscando algo muy concreto: paz. Viene de lidiar con problemas personales, heridas morales acumuladas en su carrera y una vida que necesita bajar revoluciones.
El plan parece sencillo. Demasiado sencillo. Todo salta por los aires cuando un atraco bancario, torpe y mal ejecutado, rompe la rutina del pueblo. Lo que parecía un incidente aislado destapa algo mucho más grande, oscuro y peligroso. Normal no es tan normal, y Ulysses no es el tipo de sheriff que se limita a rellenar informes.
Aquí es donde el ADN John Wick empieza a notarse. Un protagonista subestimado, un pasado que pesa y una violencia que aparece cuando ya no hay marcha atrás.
Ben Wheatley al mando: acción con personalidad
La dirección corre a cargo de Ben Wheatley, un cineasta con un sello muy reconocible. Películas como Free Fire o High-Rise han demostrado que sabe moverse en terrenos incómodos, con personajes extremos y situaciones que escalan rápidamente hacia el caos.
Su incorporación es una declaración de intenciones. Esto no es una copia de John Wick, ni una secuela espiritual de Nadie. Es otra cosa. Un neo-western moderno, con ritmo endiablado, humor negro y una violencia que promete ser tan incómoda como adictiva.
Wheatley sabe jugar con espacios cerrados, tensiones latentes y estallidos repentinos, algo que encaja a la perfección con una historia ambientada en un pueblo donde todo el mundo se conoce… o eso cree.
Un reparto que suma carisma y peligro

Junto a Bob Odenkirk, el reparto añade nombres que elevan todavía más el interés. Henry Winkler aporta una presencia veterana que siempre esconde más capas de las que parece, mientras que Lena Headey suma intensidad y carácter, dos cualidades que nunca sobran en este tipo de historias.
No es difícil imaginar que ninguno de estos personajes será lo que aparenta en un primer vistazo. Y en un relato escrito por Kolstad, eso suele significar traiciones, giros y decisiones que empujan a los protagonistas a cruzar líneas muy concretas.
Acción concentrada: 90 minutos sin relleno
Uno de los datos más llamativos del proyecto es su duración: 90 minutos. En un panorama saturado de películas que superan las dos horas, esto se siente casi como una promesa.
Promesa de ritmo, de tensión constante y de no perder el tiempo. Las historias de este equipo funcionan mejor cuando van al grano, cuando cada escena empuja a la siguiente y la violencia no se diluye. Todo apunta a una experiencia compacta, directa y sin concesiones.
Fecha marcada en rojo para los fans del género
El estreno está fijado para el 17 de abril de 2026, con lanzamiento en cines en Estados Unidos (en España todavía no sabemos quién distribuirá). Aún queda camino por recorrer, pero el teaser ya deja claro que estamos ante algo que quiere jugar en la misma liga emocional que John Wick y Nadie, sin repetir fórmulas de manera perezosa.
Es ese tipo de película que no pretende reinventar el género, sino recordarnos por qué nos enamoramos de él cuando está bien hecho.
¿La próxima gran sorpresa del cine de acción?
Todo en este proyecto huele a placer culpable bien ejecutado. Un protagonista que parece inofensivo, un entorno que esconde secretos y un equipo creativo que ya ha demostrado saber cuándo apretar el gatillo narrativo.
Si John Wick y Nadie te dejaron con ganas de más, esta nueva locura apunta directamente a tu lista de imprescindibles. ¿Crees que Bob Odenkirk volverá a sorprendernos? Cuéntanos qué esperas de esta película y síguenos en Google News para no perderte ninguna bomba del cine de acción.


