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New X Men 3. Nuevos Mundos. Fénix, Fantasmas, Fantomex y de X a XIII

new x men 3. nuevos mundos. fénix, fantasmas, fantomex y de x a xiii

Una vez planteado su nuevo mundo, Grant Morrison y sus New X Men avanzan en sus nuevos desafíos, antiguos, nuevos, y franceses

Si Lobezno es uno de los X men más peligrosos, y es el arma X, ¿Qué pueden hacer arma XI, XII o XIII? El mundo ha cambiado, los secretos se revelan y los mutantes ahora tienen refugio, la Corporación X, pero el mundo sigue odiando y temiendo a los homo superior, y eso cuesta vidas, humanas, mutantes, inocentes o culpables, y hay que asumir el coste.

El Fénix había asomado un momento en la serie, y había dejado a todos con la boca abierta. Cassandra Nova aterrorizó a todos, y los U Men nos dejaba el sabor agridulce de la inhumanidad de los ricos y poderosos. Pero no había acabado Grant Morrison con el pasado de los X Men, ahora le tocaba a Arma X.

El guionista escocés convertía un título en un nuevo desafío, la X se convertía en el sujeto 10, y no acabaron ahí. Fantomex. 12 y 13 han llegado para aterrorizar a la humanidad, o robarle todo lo que le apetezca en caso del francés. Morrison así mezclaba al villano clásico francés Fantomás y al italiano Diabolik, y le daba poderes mutantes, y así nacía Fantomex, arrogante, temerario, seductor, y sobre todo, la prueba de que Lobezno no fue el último intento de crear un arma sobrehumana, y de nuevo se ha escapado de su creador. El monstruo de Frankenstein camina por el mundo, y la destrucción le sigue.

Pero como hizo Claremont, el escritor abría líneas de sobra para poder jugar con sus personajes. El Fénix, el proyecto Arma X, la Corporación X el Imperio Shi’ar, la inseguridad de Scott, y la presencia del extraño y poderos Xorn, en un año, Morrison había abierto todos los frentes necesarios para jugar y hacer explotar el universo mutante y así lo hizo. Con pequeñas e intimistas historias protagonizada por un mutante capaz de arrasar ciudades, pero que llora por cada vida perdida. Con grandes batallas en medio de París, con “zombis” ansiosos de matar, o con un ladrón perseguido por todos que busca protección, y desvela al mundo un secreto guardado durante décadas. No deja respirar al lector, y en cada número, hay más que procesar, sobre el nuevo mundo, los mutantes, y sobre los personajes, nuevos o antiguos, todos reciben su espacio para cambiar, evolucionar, y puede, transformarse en algo nuevo.

Si la escritura de Morrison era medida e impresionante, el arte volvía a estar botando como una pelota. Frank Quitely no llegaba a las fechas, Van Sciver saldría corriendo en nada, así que volvía la editorial a recurrir a autores puntuales como John Paul Leon, que no pegaba en el estilo de la serie, pero que Morrison provecho para entregar una historia íntima y diferente. Era Igor Kordey el que salvaba de nuevo los muebles, y otra vez se llevaba palos por su estilo, pero hizo su trabajo y lo hizo bien, son alardes ni locuras, contó todo lo que tenía que contar y se entendía a la perfección, cosa que con Morrison no es tan fácil. Pero en medio de tanto problema, el guionista pidió que Phil Jimenez con quien había trabajado estrechamente, se encargara de un capítulo especial, en recuerdo de las víctimas del genocidio en Genosha. El dibujante dejó un capítulo para el recuerdo, detallado, íntimo y sobre todo luminoso y claro para un texto triste y funesto.

Y así continuaba la serie que es recordada como la segunda mejor presentación de la Patrulla X, Claremont y Byrne siguen estando en lo más alto, con un futuro oscuro, duro, pero que recibía siempre la esperanza de manos de los habitantes de la calle, y no de los poderosos, dejando siempre, la posibilidad de que los mutantes, temidos y odiados, pudieran ser aceptados, o como mínimo, no atacados.

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