Hay ocasiones en las que una película conecta tan bien con el público que uno pensaría que la secuela es cuestión de tiempo, como si fuera casi inevitable. Ese era el caso de Free Guy, una de esas rarezas que aparecieron en un momento complicado y aun así lograron dejar huella. Por eso sorprende tanto que Free Guy 2 no vaya a ocurrir. Y lo curioso es que el motivo viene de un lugar que nadie esperaba.
La industria que vive de las secuelas… salvo raras excepciones como Free Guy 2
Hollywood lleva décadas funcionando con carburante de secuelas, remakes y franquicias gigantes, casi como si tuviera alergia a las ideas nuevas. Y no es casualidad: cuando una fórmula funciona, las majors se aferran a ella como si fuera oro puro. El año 2019 fue la prueba definitiva de esto. Marvel arrasó con Vengadores: Endgame y Capitana Marvel, Star Wars cerró trilogía con El ascenso de Skywalker, Pixar volvió a emocionar con Toy Story 4, Disney Animation rompió taquillas con Frozen II y hasta los remakes de acción real como El Rey León y Aladdín terminaron convirtiéndose en éxitos millonarios.
Con semejante avalancha, cualquiera diría que apostar por algo original es casi un acto de rebeldía. Pero incluso en esos años Disney se permitía experimentar, de vez en cuando, con películas sin marca previa. Y ahí apareció Free Guy, una comedia de acción protagonizada por Ryan Reynolds que en 2021 se convirtió en la película original más taquillera de su año. No solo superó a Cruella o a A Quiet Place Part II en recaudación de 331 millones de dólares, sino que lo hizo en un momento donde el público apenas volvía a las salas. Vamos, que tuvo mérito.
Free Guy
Por eso, pensar en Free Guy 2 era lo más lógico del mundo. Si algo funciona, ¿por qué no repetirlo? Pero aquí viene el giro: resulta que la secuela fue víctima de algo tan inesperado que casi parece el típico plot twist que Free Guy se habría burlado de sí mismo por usar.
El fenómeno Barbie y la sombra que eclipsó a Free Guy 2
Shawn Levy, director de Free Guy y cómplice habitual de Ryan Reynolds en pantalla, contó hace poco en un podcast que el éxito de Barbie prácticamente descarriló los planes de Free Guy 2. ¿Te imaginas? Una película sobre un mundo de fantasía que irrumpe en la vida real termina bloqueando otra película… sobre un personaje de videojuego que irrumpe en la vida real. Tiene su ironía, ¿no crees?
Levy fue bastante claro al respecto. En The Business, el programa presentado por Kim Masters, el director reconoció que la llegada de Barbie no ayudó “nada de nada” a Free Guy 2. Y claro, no hablamos de un éxito cualquiera: la película de Greta Gerwig arrasó en taquilla, alcanzó la nominación a Mejor Película y superó la barrera del billón de dólares. Un terremoto rosa que dejó a medio Hollywood mirando hacia otro lado intentando ver cómo demonios igualar ese fenómeno.
Según explicó Levy, la idea más fuerte que tenían para Free Guy 2 se parecía demasiado al camino narrativo que Barbie ya había explorado: ese contraste entre un personaje idealista que descubre que el mundo real es bastante más complejo y contradictorio de lo que imaginaba. Vamos, el conflicto central que hacía avanzar a Margot Robbie en Barbie. Y claro, repetirlo tan poco tiempo después habría parecido una copia, incluso aunque Free Guy lo hubiera planteado desde un ángulo totalmente distinto. De esos momentos en los que dices “uff, mejor no”.
Free Guy
Cuando una buena historia no necesita secuela
Lo más interesante de todo esto no es que Free Guy 2 se haya frenado, sino la actitud del propio Levy. En Hollywood, reconocer que no hace falta una secuela es casi un acto de valentía, porque la industria vive obsesionada con estirar ideas hasta que ya no queda nada que exprimir. Pero el director lo dijo sin rodeos: quizá Free Guy funciona mejor como película única, como ese pequeño milagro que salió bien sin necesidad de convertirlo en saga.
De hecho, Levy reconoció que cada vez se siente más cómodo con esa idea. Free Guy salió como quería, el público la recibió con cariño y se convirtió en un éxito mucho más grande del que se esperaba para un proyecto original. Y eso, según él, es más que suficiente. Casi suena a terapia emocional hollywoodiense, ¿verdad? Pero tiene sentido. No todas las historias necesitan repetirse solo porque la primera funcionó.
Y lo curioso es que no es la primera vez que le pasa. Levy mencionó también Real Steel, aquella película de robots boxeadores que, sin ser un gran fenómeno, terminó construyendo una legión de seguidores con el paso de los años. Le siguen preguntando por la secuela constantemente, aunque nunca termina de materializarse. A veces, por muy absurdo que suene, Hollywood no sabe cuándo parar… y otras veces sí.
Free Guy 2 y la paradoja de las franquicias
A estas alturas, la idea de Free Guy 2 casi parece uno de esos sueños que se desvanecen justo cuando empiezas a recordarlos. Había planes, había ideas, había interés… pero apareció Barbie como un enorme muro rosa que dejó claro que la comparación era inevitable y, sobre todo, desfavorable. Y en un entorno donde cada estudio quiere evitar riesgos, repetir un concepto que alguien acaba de llevar a la cima no suena nada tentador.
Esto deja a Free Guy en un lugar curioso. Fue una película original que triunfó en plena época donde casi todo lo que arrasa es parte de una franquicia. Y al mismo tiempo, su propia originalidad se convierte en el motivo por el que quizá no tenga continuidad. Un pequeño bucle irónico digno del personaje de Guy descubriendo que vive en un videojuego.
Pero mira, seamos sinceros: la mayoría de secuelas de Hollywood nacen sin una verdadera razón narrativa, más allá del dinero. Y aquí pasa lo contrario. Hay una razón narrativa para no hacer Free Guy 2, por extraño que suene. Repetir un viaje parecido al de Barbie restaría fuerza a lo que Free Guy contó tan bien la primera vez.
Quizá es mejor así. Free Guy queda como ese soplo de aire fresco que apareció cuando nadie lo esperaba y demostró que aún hay espacio para historias nuevas en la cartelera. Y sí, siempre quedará la duda de cómo habría sido Free Guy 2, pero a veces es más bonito quedarse con la sensación de que algo funcionó porque tenía que funcionar una sola vez.
Al final, lo que importa es lo que sientes al recordar una película, ¿no crees? Y Free Guy dejó una sonrisa que todavía hoy resulta fácil recuperar. Y oye, si algún día Levy decide retomar la idea, aquí estaremos. Pero si no, tampoco pasa nada. A veces una película es suficiente. Y con Free Guy, quizá eso sea justamente lo que la hace especial.
La película está disponible en Disney Plus con este enlace.
