Hay películas que nacen con pinta de broma y acaban convirtiéndose en algo mucho más grande. Galaxy Quest (Héroes fuera de órbita) es una de ellas. Una comedia de ciencia ficción que se estrenó casi sin hacer ruido y que, con el paso de los años, se ha ganado un cariño especial, de esos que no se fabrican en despacho. Y, claro, la gran pregunta sigue flotando en el espacio: ¿por qué nunca hubo Galaxy Quest 2?
Ahora ha sido Sigourney Weaver quien ha puesto palabras a una historia que mezcla ilusión, desencanto y una ausencia imposible de llenar.
Una secuela que estuvo más cerca de lo que parece
Galaxy Quest se estrenó en 1999 y funcionó sorprendentemente bien. No solo en taquilla, sino en algo mucho más difícil de conseguir: quedarse en la memoria del espectador. La película dejaba la puerta abierta a seguir explorando ese universo absurdo y entrañable, con actores venidos a menos convertidos en héroes espaciales por accidente.
Durante años se habló de Galaxy Quest 2. Guion hubo. Ideas también. Incluso se llegó a comentar que una serie podía estar en camino. Nada de eso cristalizó. Y no fue por falta de ganas de parte del reparto. Al menos, no al principio.
En una entrevista reciente concedida a Vanity Fair, Sigourney Weaver repasó algunos de los personajes más importantes de su carrera. Entre ellos, Gwen DeMarco ocupa un lugar especial. Y no lo dice por quedar bien. Se le nota cuando habla.
Sigourney Weaver en Galaxy Quest
Gwen DeMarco, mucho más que un chiste
Para Weaver, Gwen DeMarco no era solo “la chica del ordenador” con frases absurdas. Era una oportunidad de reírse de una industria que encasilla, de esos personajes escritos sin profundidad y de cómo se puede dar la vuelta a un estereotipo desde el humor.
Ella misma lo explica con bastante claridad: Gwen estaba mucho más cerca de ella que Ripley. Y eso es decir mucho, teniendo en cuenta que Ripley es historia viva del cine de ciencia ficción. Gwen era vulnerable, ambiciosa, insegura, pero también consciente de la injusticia que la rodeaba. Y eso conectó.
Weaver recuerda el rodaje de Galaxy Quest como una experiencia muy especial, sobre todo por el reparto. Tony Shaloub, Sam Rockwell y, por supuesto, Alan Rickman. Un grupo que funcionó como un reloj, con química real, de la que no se ensaya.
El verdadero motivo por el que Galaxy Quest 2 nunca llegó
Aquí viene la parte importante. El guionista Bob Gordon llegó a escribir una secuela. El problema fue que no quiso entregarla a DreamWorks. Según cuenta Weaver, sentía que el estudio no había entendido del todo lo que hacía especial a la primera película. Que habían “perdido el tren”.
La idea siempre fue hacer una continuación. No era una promesa vacía ni una charla de pasillo. Estaba sobre la mesa. Pero entonces ocurrió algo que lo cambió todo. El fallecimiento de Alan Rickman.
Y ahí, sencillamente, se rompió algo. Weaver lo dice sin rodeos: perdieron el corazón para seguir adelante. No era solo un compañero de reparto. Rickman era una pieza clave, dentro y fuera de la pantalla. Su ausencia hacía que Galaxy Quest 2 ya no tuviera sentido del mismo modo.
A veces, una película no se cancela por dinero ni por contratos. Se cancela porque ya no se siente igual. Y eso, por mucho que duela, también forma parte del cine.
Alan Rickman en Galaxy Quest
Una carta de amor que se quedó como estaba
Weaver define Galaxy Quest como una carta de amor a los actores. A esos intérpretes que viven atados a un solo papel, a una frase, a un disfraz. La secuela, sin Rickman, perdía parte de ese espíritu. Y seguir adelante habría sido forzar algo que nació muy puro.
¿No crees que, en cierto modo, eso hace que la película sea aún más especial?
El montaje del director que sigue en el cajón
Por si todo esto no fuera suficiente, hay otro tema que vuelve a salir cada cierto tiempo: el famoso montaje del director de Galaxy Quest. Según Weaver, existe una versión con un tono algo distinto, especialmente en las escenas de Alan Rickman.
Al parecer, en el último momento, DreamWorks decidió recortar algunas secuencias más “raras” y menos infantiles del personaje de Rickman para competir directamente con Stuart Little. Sí, has leído bien. Necesitaban una película más familiar y sacrificaron parte del humor más extraño y delicioso.
Weaver no entiende por qué esa versión nunca ha visto la luz. Y cuesta no darle la razón. ¿Quién no querría volver a Galaxy Quest con más escenas de ese actor shakesperiano atrapado en un traje imposible?
Never give up… ¿ni siquiera ahora?
La propia actriz deja caer que quizá no haya que perder la esperanza. Que tal vez, algún día, ese montaje alternativo salga a la luz. No sería una secuela, pero sí una forma preciosa de volver a ese universo.
Y, sinceramente, suena bastante mejor que muchas continuaciones tardías que llegan sin alma.
Galaxy Quest, una película que no necesitó segunda parte
A estas alturas, Galaxy Quest juega en otra liga. Es una de esas películas que envejecen bien, que se redescubren con los años y que funcionan igual de bien la primera vez que la décima. No necesitó una secuela para justificar su existencia ni para reforzar su legado.
Sigourney Weaver lo tiene claro. Gwen DeMarco sigue siendo uno de sus personajes favoritos. Y no porque fuera el más famoso o el más premiado, sino porque le permitió hacer algo distinto, más humano y más honesto.
Quizá Galaxy Quest 2 nunca llegó porque, simplemente, no hacía falta. A veces, dejar una historia como está es la mejor decisión posible, aunque nos quedemos con las ganas.
Y ahora te toca a ti: ¿habrías querido ver Galaxy Quest 2 o prefieres que se quede como ese pequeño clásico intocable? Cuéntanos qué opinas y no olvides seguirnos en Google News, que aquí nunca nos rendimos… pero sí sabemos cuándo parar.
