Los aventuras de los agentes seguirán adelante tras el fallecimiento de Francisco Ibáñez
Que muchos autores han metido mano a Mortadelo y Filemón es algo bien sabido entre muchos de sus lectores. En un primer momento al pertenecer estos a la editorial Bruguera y tras recuperar el Francisco Ibáñez los derechos de sus creaciones por contar él con varios nombres que le han asistido a lo largo de los años (más o menos asistencia, siempre hay cierta polémica alrededor de este tema). Así que no es de extrañar que tras su fallecimiento estos vayan a seguir con vida, aunque todavía no se sabe quién (o quiénes) será el elegido.
Según informa Rac1 Gemma Xiol, de Penguin Random House, confirma este hecho al declarar que “Él siempre había expresado la voluntad de que los personajes se mantuvieran vivos. Veremos, cuando llegue el momento, cómo lo llevamos a cabo”. Por el momento están en contacto con su familia para tratar el asunto y decidir cómo afrontarlo. Algo que ahora mismo no está sobre la mesa puesto que el autor había dejado material listo para el futuro, “Hace pocos días publicamos el último Magos (del humor) que nos había entregado, y sé que estaba trabajando en el siguiente”.
El humor, en ocasiones negro, de Mortadelo y Filemón
Una voluntad expresada a lo largo de los años
Muchos son los autores que consideran que sus personajes no deben continuar tras su muerte, otros siguen los deseos de sus familias como es el caso de Schultz que bien claro lo explicó en la última tira de Peanuts (él falleció un día antes de su publicación). No es así el caso de Francisco Ibáñez que en varias ocasiones comentó que no veía problema en que su obra creciera más allá de él mismo.
Esto es algo de lo que puedo dar fe por mi propia experiencia cuando le entrevisté hace varios años. “Un día leía que Hergé, el creador de Tintín, decía que cuando él muriera no se haría más, pero yo no lo veo así, no hay porqué” expresó y matizó que “Yo no soy cómo aquel hindú que decía que cuando no estuviera que su viuda a la hoguera, por mí que sigan y por muchos años”. Es más, en su opinión consideraba “que cualquier dibujante de los que ahora hay en este país es muy superior a mí, yo me descubro ante ellos y ya me gustaría saber trabajar la mitad de bien”.




