Hay Hulks peligrosos y luego está Infernal Hulk, ese nivel de caos que hace que incluso los dioses antiguos miren de reojo. Marvel ha encendido la mecha con una revelación que cambia las reglas del juego y deja una pregunta flotando en el aire: ¿Quién puede detenerlo cuando ya no queda nada humano al que apelar?
Desde el primer vistazo a The Infernal Hulk #2, queda claro que esto no va de puñetazos gigantes y edificios hechos polvo sin más. Aquí hay algo más oscuro, más incómodo, y también más interesante. Y sí, Namor está en medio del huracán, intentando entender en qué se ha convertido el monstruo verde.
Infernal Hulk ya no reconoce ni Namor
Marvel Comics
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Cuando Namor, rey de Atlantis y veterano de guerras imposibles, se cruza con Infernal Hulk en pleno enfrentamiento con Ngathil, el God-Eater, algo hace clic. Este Hulk no es el Vengador que conocía. No es rabia descontrolada ni furia heroica mal entendida. Es otra cosa. Algo que no responde a códigos conocidos ni a viejas alianzas.
El choque no es solo físico, es conceptual. Namor comprende que está ante una entidad que juega en otra liga, una criatura impulsada por una voluntad antigua que no busca salvar nada. Infernal Hulk avanza como si el mundo fuera un tablero que ya ha decidido volcar, y Atlantis es solo la siguiente casilla.
Lo inquietante no es solo su poder, que ya es descomunal, sino la sensación de inevitabilidad. Infernal Hulk no duda, no vacila, no negocia. Y ahí es cuando aparece la gran ironía de esta historia: la única esperanza para frenarlo podría ni siquiera saber que lo es.
La clave está en alguien que no quiere serlo
Marvel juega aquí una carta brillante. El único capaz de contener a Infernal Hulk parece ser alguien que jamás levantaría la mano para hacerlo. “David”, como se insinúa en el cómic, no es un héroe dispuesto a asumir ese rol. Y aunque lo supiera, no hay ninguna posibilidad de que lo admita en voz alta.
Esta idea añade una capa trágica al conflicto. No se trata de encontrar al guerrero más fuerte o al arma definitiva, sino de aceptar que la solución pasa por alguien que rechaza el propio concepto de salvación. ¿Te imaginas cargar con eso mientras el mundo arde? No es precisamente un plan cómodo.
Mientras tanto, los héroes de la Tierra buscan desesperadamente respuestas, rastreando pistas con la ansiedad de quien sabe que llega tarde. Porque Infernal Hulk no espera. Actúa.
Bruce Banner y Hulk: divorcio definitivo
Uno de los grandes giros que refuerzan el terror de Infernal Hulk es la separación total entre Bruce Banner y Hulk. Ya no son dos caras de la misma moneda. Son entidades distintas, desconectadas, como si alguien hubiera cortado el último cable que las unía.
Esto ocurre tras la intervención de la Endless, un ser antiguo y profundamente maligno que decide usar a Hulk como su nuevo recipiente. Banner queda fuera de la ecuación, convertido en un espectador impotente, quizá incluso en una víctima más de esta nueva normalidad infernal.
La Endless tenía un objetivo inicial: liberar a su madre, Vinruviel, la temida Mother of Horrors. Pero cuando lo consigue, descubre que solo queda una cáscara vacía. Sin dudarlo, asesina a su propia progenitora y absorbe el poder restante. Sí, Marvel no se anda con medias tintas aquí.
Con ese poder, la Endless dirige a Infernal Hulk hacia un propósito claro: reunir a sus hermanos demoníacos y reclamar el control del mundo en nombre de los monstruos. Suena exagerado, pero en este contexto encaja demasiado bien.
El terror como nuevo statu quo en Marvel
Phillip Kennedy Johnson ya avisó antes del lanzamiento de la serie. Esto no iba a ser una etapa más. Infernal Hulk marca un cambio de statu quo que sacude no solo al personaje, sino a todo el Universo Marvel. Y lo hace apostando sin miedo por el terror.
No hablamos solo de violencia explícita, sino de una sensación constante de amenaza. De esa incomodidad que te acompaña mientras lees, como si algo estuviera a punto de romperse para siempre. Infernal Hulk no busca redención ni equilibrio. Es el inicio de una normalidad aterradora.
El equipo creativo lo deja claro en cada página. El arte de Nic Klein y Kev Walker, junto al color de Matthew Wilson, refuerza esa atmósfera infernal donde nada parece seguro. Incluso los viejos mitos del universo Marvel se sienten pequeños frente a lo que está ocurriendo.
Y cuando la propia Marvel te dice que este es “el comienzo de un nuevo normal”, más vale creerlo. Porque cuando Hulk cambia, el mundo siempre paga el precio.
¿Estamos ante el Hulk más peligroso de la historia?
Con The Infernal Hulk #2 ya en tiendas, la pregunta es inevitable. ¿Es este el Hulk más peligroso que hemos visto jamás? Todo apunta a que sí. No por fuerza bruta, que también, sino por intención y control. Infernal Hulk no es un accidente. Es una decisión.
La ausencia de Bruce Banner elimina cualquier freno moral. La influencia de la Endless empuja al personaje hacia un destino que no admite segundas oportunidades. Y el hecho de que la única esperanza recaiga en alguien que no quiere asumirla añade un toque cruel al conjunto.
Marvel ha construido una amenaza que no se resuelve con un discurso inspirador ni con un sacrificio épico al uso. Aquí hay miedo, hay desesperación y hay monstruos reclamando su sitio. Y eso, admitámoslo, resulta fascinante de leer.
Ahora te toca a ti. ¿Crees que Infernal Hulk tiene freno o estamos viendo cómo se prepara el desastre definitivo? Cuéntanos qué te ha parecido esta nueva etapa y no olvides seguirnos en Google News para no perderte ninguna locura más del Universo Marvel.


