La sensación que te queda al terminar Absolute Batman #14 es la de haber vivido una auténtica locura sobre papel. ¿Sabes esas peleas que te dejan pensando “vale, esto ya es otro nivel”? Pues justo así arranca esta historia, con Batman enfrentándose a una amenaza tan exagerada, tan salvaje y tan fuera de control que incluso él parece quedarse sin palabras. Y créeme, eso no pasa todos los días… ¿No crees?
Desde la primera página te das cuenta de que DC Comics no se ha guardado absolutamente nada. Nada. Han querido enseñar músculo, poner a Batman al límite y recordarnos que, por más que pensemos que ya lo hemos visto todo entre el Caballero Oscuro y Bane, siempre hay un escalón más arriba. Y en este número ese escalón es tan alto que parece que estuvieran intentando romper el techo.
Un Batman gigante, una ciudad partida y un enemigo imposible
Absolute Batman #14 salió hoy a la venta y ya se habla de él como uno de los cómics más bestias de la historia reciente de DC. Y no es exageración. El enfrentamiento definitivo entre Batman y Bane aquí no solo escala rápido, es que explota desde el primer instante. El propio Batman, más enorme y brutal que nunca, se lanza contra Bane como si estuviera tratando de frenar un terremoto con las manos. Y la sensación de que todo está a punto de romperse te acompaña desde la primera viñeta.
La palabra clave aquí es “inmenso”. No solo por Bane, que literalmente crece hasta convertirse en una criatura monstruosa alimentada por Veneno, sino por la forma en que todo se vuelve físico, pesado y casi tangible. Se nota cómo Scott Snyder y Nick Dragotta quieren que sientas cada golpe. Cada impacto hace que imagines el temblor en los edificios. Y eso es Batman puro: intensidad, obstinación y una capacidad absurda para seguir peleando cuando ya cualquiera habría pedido un taxi para irse a casa.
El detalle que más me hizo fruncir la boca fue ese momento en el que Batman decide que la mejor idea del mundo es… tirarle un rascacielos a Bane. Así, sin anestesia. Plaf. ¿Qué opinas? Suena absurdo, pero en el contexto funciona tan bien que acabas diciendo: “Ok, Bruce, te has pasado de rosca… pero dale”.
Sin embargo, nada de eso le basta. Ni un edificio entero. Ni intentar empalar a Bane con el Batmóvil, que dicho así suena a domingo normal en Gotham. Ni siquiera arrancarle un ojo al villano hace que el monstruo se detenga. Bane solo crece, avanza y destruye. Es como si Batman estuviera peleando contra la versión física del estrés. Y claro, eso no se gana fácil.
Bruce Wayne, tentado por el Veneno en el peor momento
Uno de los puntos más interesantes de Absolute Batman #14 es ese instante en el que Bruce se queda sin opciones y tiene que contemplar algo que jamás debería entrar en su cabeza: usar Veneno para igualar fuerzas. Y aquí el cómic juega con una tensión que se siente casi íntima, casi incómoda. Porque si hay alguien que sabe lo que significa perderse en la fuerza bruta, ese es Batman.
No es solo un recurso narrativo. Es un recordatorio emocional: Batman nunca ha sido un héroe perfecto. Ha sido disciplinado. Ha sido firme. Pero cuando el enemigo es una montaña viviente, y cuando ya has usado edificios, coches y hasta piezas del escenario para frenarle, la tentación aparece. Y eso, contado así, duele un poco. ¿No te pasa que te imaginas a Bruce respirando hondo antes de tomar la decisión?
Pero por suerte, Batman no está solo. Y aunque aquí no queremos hablar “del fandom”, sí podemos hablar de la gente que aparece en la historia, porque forma parte del relato. Harley Quinn, Killer Croc y Catwoman se cruzan en el camino justo cuando Bruce empieza a desmoronarse. Es curioso lo bien que funciona el contraste: Bruce, agotado, roto, con la capa hecha polvo, y de pronto Selina recordándole que siempre hay otra opción. Que no hace falta hundirse en el Veneno para ganar.
Ese giro cambia todo. Selina aparece, apunta y le dispara la dosis final al monstruoso Bane, provocando una sobredosis que lo reduce a un amasijo de carne irreconocible. Brutal, sí. Pero también profundamente simbólico. Batman no cae en la tentación. Sigue siendo él. Aunque el mundo alrededor esté ardiendo.
DC Comics
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La sombra del Joker y un futuro escalofriante
Y cuando crees que ya has visto toda la locura posible, llega la coda final. La revelación de que Bane sigue “vivo”… si es que eso se puede llamar vivir. Su cerebro, ojos y columna están metidos en un frasco en manos del Joker. Solo esa imagen te remueve algo en el estómago. Porque sabes que si hay alguien capaz de convertir esa monstruosidad en algo peor, es él.
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Y el Joker, cómo no, decide borrar Santa Prisca del mapa con una bomba. No por maldad gratuita, aunque también, sino para asegurarse de que la historia de Bane quede reducida a cenizas. Es ese tipo de decisión que te deja en silencio. Un gesto frío y calculado que prepara el terreno para algo aún más oscuro.
En medio de esto, las palabras de Scott Snyder resuenan más fuerte. Cuando dice que Bane es un reflejo deformado de Batman, lo entiendes. Uno representa la disciplina personal llevada al extremo; el otro, la violencia pura sin límites. Y cuando añade que Joker es el epicentro del miedo de Bruce, también te cuadra. Los tres son vértices del mismo triángulo, pero en este número parecen estar más cerca que nunca de chocarse.
Lo que Absolute Batman #14 deja en el aire
Snyder ha comentado que este número reafirma todo lo que ama del medio: esa espera mensual, esa conversación constante, esa sensación de que cada número puede ser una bomba. Y, sinceramente, se nota. Absolute Batman #14 está construido para dejar huella. No importa si llevas años leyendo Batman o si te subes ahora al tren, este número tiene algo que te engancha. Algo que te hace pensar que, pase lo que pase, este personaje sigue teniendo cuerda para rato.
Además, el propio Snyder habla de que los cómics están viviendo una especie de ajuste, un “momento de la verdad”. Y tiene razón. En una industria que atraviesa cambios enormes, historias como esta demuestran que todavía se pueden contar cosas que sorprendan, que emocionen y que te obliguen a leer dos veces un diálogo porque te ha dejado dándole vueltas.
Batman sigue siendo Batman. Impredecible. Obstinado. Emocionalmente torpe, pero profundamente humano. Y esta batalla contra Bane lo demuestra mejor que ninguna otra. No hace falta que el héroe crezca en tamaño para que la historia se haga grande. Basta con que te muestre su punto más débil y te lo enseñe sin filtros.
El cómic ya está disponible. Si te entra curiosidad —que seguro que sí— puedes echarle un ojo a Absolute Batman #14. Es de esas historias que, cuando las cierras, te quedas pensando en todo lo que acabas de ver. Y si al terminar necesitas respirar hondo… tranquilo, es normal. Ya sabes cómo es Gotham. Y cómo es Batman.
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