Han pasado ya 20 años desde el estreno de Constantine (2005), y aunque muchos creían que la secuela estaba finalmente en marcha, ahora ha surgido un obstáculo inesperado: Keanu Reeves no está nada contento con el guion que le ha presentado el estudio. Y tiene sus razones.
La revelación viene de Peter Stormare, el actor que interpretó a Lucifer en la primera entrega, quien ha contado cómo está la situación en los despachos: «Keanu Reeves no está muy feliz con los guiones. Él quiere algo más fiel a lo que hicimos en la original, pero el estudio quiere convertirla en otra cinta de acción con coches volando por los aires». Dijo a TD.
Sí, lo que estás leyendo: parece que algunos en Warner Bros. quieren que John Constantine se ponga a hacer acrobacias como si estuviera en medio de una persecución de la saga John Wick. Pero Keanu Reeves no está por la labor.
La tensión creativa: dos visiones completamente opuestas
La película de 2005 fue todo menos convencional. A medio camino entre el noir sobrenatural y el thriller espiritual, Constantine mostró a un exorcista cínico y atormentado que podía ver a demonios y ángeles en el mundo real. Dirigida por Francis Lawrence, la cinta fue una adaptación muy libre del cómic Hellblazer, y aunque en su momento no arrasó en taquilla (230 millones de dólares), con el tiempo se convirtió en una película de culto.
Ahora, el problema está en que el estudio quiere subir el volumen. Según Stormare, están pidiendo una película con más peleas, más acción y menos reflexiones demoníaco-existenciales. En otras palabras, quieren un Constantine más cercano a John Wick que al original.
Pero Reeves no está dispuesto a ceder: «He hecho John Wick. Esto va de otra cosa. Va de demonios, de personas rotas, de espiritualidad. Quiero mantener eso intacto», habría dicho el actor, según Stormare.
¿De qué iba Constantine?
Por si alguien necesita refrescar la memoria, Constantine (2005) nos presentó a John Constantine (Keanu Reeves), un investigador paranormal que, tras un intento fallido de suicidio en su juventud, desarrolla la habilidad de ver el mundo oculto: ángeles, demonios y almas atrapadas entre dos realidades.
Keanu Reeves en Constantine
El personaje, que fuma como una chimenea y carga con una actitud de «me importa todo un bledo», se enfrenta a su destino sabiendo que está condenado al infierno, pero intentando redimirse con cada caso que resuelve. En la película, ayuda a una detective (interpretada por Rachel Weisz) a investigar el misterioso suicidio de su hermana gemela, descubriendo una conspiración que involucra a el propio hijo de Lucifer intentando nacer en la Tierra.
Todo ello en un universo sucio, cínico y melancólico, en el que el cielo y el infierno se disputan las almas humanas como si fuera una partida de ajedrez.
El nuevo guion: coches voladores y peleas imposibles
Volviendo a la secuela, Stormare lo tiene claro: «El estudio quiere una secuela con coches volando y gente haciendo acrobacias. Pero Keanu Reeves y yo no estamos en esa onda. Queremos mantener la esencia». También reveló que los ejecutivos incluso querían vestir a su personaje, Lucifer, con un disfraz clásico con cuernos y tridente, algo que tanto él como el equipo original rechazaron de plano en su momento: «Tuvimos que pelear mucho para que me dejaran usar ese traje blanco, simple, inquietante».
Peter Stormare en Constantine
Keanu Reeves, según cuenta Stormare, quiere que la secuela sea fiel a ese tono sombrío y sobrio. Nada de explosiones por doquier ni peleas interminables. «No hace falta convertirla en una película Marvel», habría dicho el actor. «Que no empiecen a volar todos en arneses ni a dispararse durante veinte minutos».
Francis Lawrence también vuelve (pero necesita el guion correcto)
Pese a todos estos tira y afloja, hay una buena noticia: Francis Lawrence está a bordo como director, algo que entusiasma a Keanu Reeves. El problema es que el guion aún no está cerrado. La historia fue aprobada por DC Studios hace unos meses, pero desde entonces se han estancado por las diferencias creativas.
Y esto es importante: porque el Constantine original triunfó precisamente porque no se parecía a nada que hubiera en el cine comercial de superhéroes. Su combinación de misticismo, cinismo y simbolismo católico le dio una personalidad única que se siente aún más valiosa en una época saturada de fórmulas repetidas.
¿En qué punto está Constantine 2?
Ahora mismo, la secuela está en una especie de limbo creativo. El estudio quiere espectáculo. Keanu Reeves quiere atmósfera. Y hasta que ambas partes se pongan de acuerdo, Constantine 2 seguirá en el purgatorio.
Eso sí, la pasión de Keanu Reeves por este proyecto es real. Según Stormare, «está metido de lleno, de verdad quiere hacerlo, pero no a cualquier precio. No va a rodar un Constantine convertido en John Wick con sotana».
¿Qué podría pasar?
Todo depende de qué lado ceda primero. Si Warner Bros. apuesta por el enfoque de Keanu Reeves, podríamos tener una secuela potente, introspectiva, incluso perturbadora, fiel al espíritu original. Si gana el otro bando, bueno, quizás tengamos a Constantine derrapando en moto mientras lanza crucifijos explosivos.
Y la verdad, hay que decirlo: ojalá ganen Keanu Reeves y su visión oscura. Porque Constantine no necesita volar. Ya tenía alas propias.
