Dicen que el cine se disfruta como cuando éramos niños: con la emoción de abrir un regalo sin saber qué hay dentro. J.J. Abrams entendió esa idea desde pequeño y la convirtió en el corazón de su manera de contar historias. El director de Lost, Super 8 o Star Wars: El despertar de la Fuerza bautizó a ese concepto como la Mystery Box: una caja misteriosa que nunca se abre del todo, pero que alimenta nuestra curiosidad capítulo tras capítulo, película tras película.
Hoy, mientras vuelve a estar en boca de todos por su nueva película de ciencia ficción ya con fecha de estreno (puedes leer la noticia completa aquí), merece la pena repasar de dónde viene esa obsesión y cómo ha marcado tanto la televisión como el cine moderno.
El origen mágico de la Mystery Box
Abrams lo contó en una charla TED que ya es casi tan famosa como sus series. De niño, en una tienda de magia de Nueva York llamada Tannen’s, compró una caja con un gran signo de interrogación. No sabía qué había dentro. Podían ser trucos espectaculares o simples baratijas. Pero lo que importaba no era el contenido, sino la posibilidad infinita de lo que podía esconder.
Nunca la abrió. Para Abrams, esa caja simbolizaba algo poderoso: la promesa de lo desconocido. Una historia funciona igual que esa caja cerrada: lo que nos mantiene pegados a la pantalla no son solo las respuestas, sino las preguntas.
Lost: el mayor laboratorio de misterios de la televisión
Lost (Perdidos)
Cuando Lost aterrizó en 2004, parecía una serie de supervivencia más: un avión que cae en una isla y un grupo de pasajeros intentando mantenerse con vida. Pero pronto llegaron las preguntas: ¿qué es esa escotilla enterrada en la selva? ¿Quiénes son “los otros”? ¿Por qué hay osos polares en una isla tropical?
Cada episodio abría una caja nueva. Y aunque nunca se llegaran a cerrar todas (todavía hoy hay fans discutiendo si los protagonistas estaban vivos, muertos o en una especie de limbo), lo cierto es que Lost cambió para siempre la forma en que entendemos la televisión. No se trataba de encontrar todas las respuestas, sino de vivir dentro de un enigma permanente.
Abrams, junto a Damon Lindelof y Carlton Cuse, entendió que el público disfrutaba tanto de teorizar como de ver el episodio. Y ahí nació una forma de consumo que después explotaría con foros, memes y, más tarde, redes sociales.
Alias, Fringe y la multiplicación de las cajas
Antes de Lost, Abrams ya había practicado el truco con Alias. La serie de espías protagonizada por Jennifer Garner mezclaba conspiraciones, identidades falsas y un villano enigmático llamado Sloane, que parecía saber más que nadie. Cada misión era un compartimento cerrado: al abrir una respuesta, aparecían tres preguntas nuevas.
Más tarde, Fringe perfeccionó la fórmula. Al principio parecía un “X-Files 2.0”, con casos paranormales de la semana. Pero poco a poco se convirtió en un gigantesco rompecabezas sobre universos paralelos, científicos locos y teorías imposibles. El espectador sabía que no tendría todas las explicaciones al instante, pero esa espera formaba parte del viaje.
El salto al cine: de Super 8 a Star Wars
Star Wars: El despertar de la fuerza
Abrams no tardó en trasladar la Mystery Box a la gran pantalla. Super 8 (2011) fue casi un manual del concepto. Durante buena parte de la película no vemos claramente al monstruo, pero la tensión se construye en torno a lo que podría estar ahí fuera. El espectador llena con su imaginación los huecos que el director deja abiertos.
Luego vino Star Trek (2009), un reinicio que supo mantener viva la intriga de los personajes clásicos en un nuevo timeline. Pero fue con Star Wars: El despertar de la Fuerza (2015) cuando Abrams jugó su partida más arriesgada: ¿quién era Rey realmente? ¿Por qué Luke estaba desaparecido? ¿Cuál era la conexión con la Fuerza?
El público salió del cine con más preguntas que respuestas, y aunque las secuelas de Rian Johnson y Abrams mismo intentaron resolverlas, la lección quedó clara: Abrams no da todo mascado. Prefiere dejar que el misterio respire.
El efecto Cloverfield: un monstruo llamado marketing
La Mystery Box no solo sirve en la pantalla, también fuera de ella. Cloverfield (2008) es el mejor ejemplo: un tráiler inesperado, estrenado sin título definitivo antes de Transformers, que mostraba una estatua de la libertad decapitada en Nueva York. Nadie sabía de qué iba exactamente la película. Y todos querían saberlo.
El secreto se convirtió en campaña publicitaria. Internet se llenó de teorías, webs falsas y pistas escondidas. El hype era la caja misteriosa. Cuando llegó la película, el resultado fue secundario: la experiencia de descubrir juntos el misterio ya había hecho historia.
Críticas al método: ¿misterio o trampa?
Claro, no todo es aplauso. Hay quienes acusan a Abrams de abrir cajas que nunca piensa cerrar. Que todo suena intrigante al inicio, pero que al final muchas resoluciones decepcionan. El final de Lost es el ejemplo más citado, y lo mismo ocurre con parte del fandom de Star Wars.
El propio Abrams ha reconocido que el misterio no siempre garantiza satisfacción. El riesgo de prometer demasiado es que, cuando llega la hora de abrir la caja, lo que hay dentro rara vez está a la altura de la imaginación colectiva.
Pero ahí está el truco: lo importante no es el contenido, sino el viaje. Como él mismo dijo en su TED Talk: “Lo que representa la caja es lo infinito. Representa la esperanza. Representa el potencial.”
La herencia de la Mystery Box: de Stranger Things a Severance
Severance renueva temporada 3
La fórmula de Abrams ha sido imitada (y adaptada) por decenas de creadores. Stranger Things juega con la idea del “Upside Down” como un misterio constante. Westworld convirtió sus giros en un laberinto de identidades y tiempos narrativos. Y más recientemente, Severance en Apple TV+ ha demostrado que todavía hay hambre de enigmas bien construidos, con un cliffhanger tras otro.
La caja misteriosa se ha convertido en un recurso narrativo universal, pero también en un arma de doble filo. Mal usada, se siente como un truco barato. Bien usada, convierte una historia en fenómeno cultural.
El futuro: la nueva caja de Abrams
Y aquí volvemos al presente. Abrams prepara su nueva película de ciencia ficción, y las redes ya hierven de teorías. ¿Será un regreso al estilo Super 8? ¿Un proyecto más cercano a Cloverfield? ¿O algo completamente distinto?
Lo único seguro es que la campaña se está construyendo de la manera más Abrams posible: con misterio, silencio calculado y promesas de algo grande. Y si quieres saber más, no te pierdas la noticia completa de que la cinta ya tiene fecha de estreno en este enlace de Cinemascomics: J.J. Abrams vuelve con una nueva película de ciencia ficción.
La caja que nunca se abre
J.J. Abrams no inventó el misterio en la ficción, pero sí lo convirtió en su marca registrada. Una caja cerrada que brilla más por lo que promete que por lo que contiene. Su carrera entera, desde Alias hasta su próxima película, es la prueba de que las historias viven tanto de las respuestas como de las preguntas.
Y quizá ahí está la clave: no necesitamos abrir la caja para disfrutarla. Basta con quedarnos mirando el signo de interrogación y dejar volar nuestra imaginación.
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