¿Te imaginas a Gary Oldman con tijeras en lugar de manos, vagando por un barrio suburbano de colores pastel y enamorándose de Winona Ryder? Pues estuvo a punto de pasar. Antes de que Johnny Depp se convirtiera en Eduardo Manostijeras y dejara una huella imborrable en la historia del cine, hubo otro actor en la lista corta de Tim Burton.
Y sí, ese actor era nada menos que Gary Oldman, que decidió rechazar el papel porque, simplemente, «no entendió» el guion.
La anécdota ha salido a la luz en una entrevista reciente y nos recuerda que, en Hollywood, una sola decisión puede cambiarlo todo. Gary Oldman tenía en sus manos un personaje que acabaría definiendo los años 90, pero optó por mirar hacia otro lado. Y lo curioso es que, al ver la película terminada, se dio cuenta de lo que había dejado pasar.
El guion que Gary Oldman no entendió
En declaraciones a The Hollywood Reporter, Gary Oldman confesó que recibió el guion a finales de los 80, cuando Tim Burton apenas empezaba a consolidarse como un director con estilo propio. Aunque ya había firmado Bitelchús y Batman, el tono de Eduardo Manostijeras resultaba demasiado extraño sobre el papel.
«Bueno, eso nos lleva unos cuantos años atrás. Fue a finales de los 80. Estaba en la lista de Tim Burton para el papel de Eduardo Manostijeras. Era una lista pequeña. Mi agente pensaba que tenía muchas posibilidades de conseguirlo. Me dijeron: Lee el guion. Me lo enviaron, y básicamente dije: No lo entiendo».
Gary Oldman
Con esas palabras, Gary Oldman resume lo que pudo ser y no fue. Sin la imaginería visual de Burton, sin la voz de Vincent Price ni la nieve cayendo sobre Winona Ryder, la historia de un chico creado artificialmente con cuchillas por dedos le pareció más un disparate que una fábula.
Un mundo demasiado raro para aceptar
El actor británico fue todavía más sincero al explicar por qué se desmarcó del proyecto: «Hay que recordar que en ese momento no podías ver toda la filmografía de Tim Burton. Leí ese guion raro y extraño, y no lo entendí. La señora de Avon y el chico con manos de tijeras, No me cuadraba. Le dije a mi agente: No lo comprendo. No es lo mío».
De esta forma, Gary Oldman nunca llegó a reunirse con Burton para discutir el papel. Ese espacio lo ocupó Johnny Depp, que por entonces buscaba desprenderse de su imagen de ídolo adolescente gracias a la serie 21 Jump Street. El resultado fue histórico: Depp encontró en Edward un personaje con el que podía demostrar profundidad y sensibilidad, y el resto es historia del cine.
La revelación en el cine
Aunque rechazó el papel, Gary Oldman acabó viendo la película en la gran pantalla poco después de su estreno en 1990. Y fue ahí donde comprendió lo que no había visto en las páginas del guion.
«Así que nunca conocí a Tim Burton. Luego se estrenó Eduardo Manostijeras y fui al cine a verla. Con esa primera escena, todas esas casas de colores brillantes, y luego la cámara subiendo hasta el castillo en la colina… En dos minutos pensé: ¡Ahora lo entiendo!».
Gary Oldman reconoce que el error fue suyo, pero lo asume con humor. Porque, aunque se perdió un clásico, su carrera tomó otro camino lleno de personajes inolvidables.
El destino de Gary Oldman después de decir “no”
Rechazar Eduardo Manostijeras no frenó en absoluto la trayectoria de Gary Oldman. Desde entonces ha construido una filmografía imponente: fue el punk Sid Vicious en Sid y Nancy, el temible Drácula en la versión de Francis Ford Coppola, Sirius Black en Harry Potter, el comisario Gordon en la trilogía de El Caballero Oscuro, y Winston Churchill en El instante más oscuro, papel que le valió el Oscar.
El propio Gary Oldman ha explicado que este episodio forma parte de los muchos momentos en los que instinto y perspectiva marcan su carrera. A veces decir «no» puede parecer un error, pero también abre la puerta a otros caminos que consolidan un estilo propio.
Eduardo Manostijeras: el cuento gótico que conquistó los 90
Eduardo Manostijeras (1990)
Estrenada en 1990, Eduardo Manostijeras cuenta la historia de un joven artificial creado por un inventor (Vincent Price). Al morir su creador, Eduardo queda inacabado: en lugar de manos, tiene tijeras afiladas. Una amable vendedora de Avon lo acoge en su casa de un barrio suburbano de colores pastel, donde el chico tratará de encajar. Allí conoce a Kim (Winona Ryder), de quien se enamora, mientras enfrenta la incomprensión de la comunidad.
La película mezcla romance, comedia negra y cuento de hadas gótico, con un estilo visual que definió la carrera de Tim Burton. La música de Danny Elfman y la actuación de Johnny Depp elevaron la historia a un nivel icónico, convirtiéndola en uno de los grandes clásicos de los años 90.
Un “¿qué hubiera pasado si?” de Hollywood
Imagina por un momento a Gary Oldman como Eduardo. Sin duda habría aportado su intensidad característica, pero es difícil concebir la ternura y fragilidad que Depp imprimió al personaje. Lo cierto es que el cine está lleno de estas historias de papeles rechazados que acaban cambiando la carrera de los actores.
En este caso, Gary Oldman no perdió: simplemente eligió otro camino. Y aunque no terminó rodeado de setos esculpidos y nubes de nieve artificial, el tiempo le dio papeles que lo consagraron como uno de los mejores actores de su generación.
Al final, tanto Johnny Depp como Gary Oldman ganaron: uno encontró el personaje que lo catapultó a la fama, y el otro se consolidó como un actor camaleónico capaz de transformarse en cualquier figura histórica o personaje de culto.




