La cuenta atrás ya está en marcha y el ambiente huele a despedida grande. Stranger Things se prepara para cerrar su historia con una quinta temporada que promete emociones fuertes, decisiones complicadas y un último episodio que durará más de dos horas. Vamos, una película entera para decir adiós. ¿Sale bien la jugada o nos llevamos el susto del siglo?
Desde que se anunció que esta sería la última temporada, el debate está servido. Stranger Things no solo tiene que cerrar su trama, también tiene que esquivar el mismo agujero negro en el que cayeron otras series gigantes. Ese momento incómodo en el que apagas la tele y piensas: “¿De verdad era así como tenía que acabar todo esto?”.
Un final de película para la serie Stranger Things que lo ha sido todo
El dato ya es oficial y no es poca cosa: el episodio final de Stranger Things durará más de dos horas. Dos horas largas para cerrar una historia que empezó en 2016 con bicicletas, walkie-talkies y un misterio pequeño que acabó convirtiéndose en una amenaza para el mundo entero. El reto es mayúsculo y el margen de error, mínimo.
Netflix
Netflix ha jugado fuerte con el estreno, dividiendo la temporada en varios bloques y colocándolos en fechas clave para maximizar el impacto. Sobre el papel suena bien, pero la realidad es que los últimos episodios han dejado sensaciones encontradas. El penúltimo capítulo, “The Bridge”, se ha convertido en el peor valorado de toda la serie. Y eso, a estas alturas, no es precisamente tranquilizador.
Aquí está el gran miedo: que Stranger Things llegue a su final con demasiadas piezas sobre la mesa y poco tiempo para colocarlas bien. Porque dos horas parecen mucho, pero cuando tienes media docena de tramas importantes abiertas, el reloj corre más rápido de lo que parece.
Cuando un final divide al mundo entero
No sería la primera vez que una serie enorme tropieza justo al final. Ahí están los ejemplos que nadie ha olvidado. Juego de Tronos pasó de ser un fenómeno imparable a generar una ola de enfado difícil de explicar. El problema no fue solo lo que pasó, sino cómo pasó: prisas, decisiones poco trabajadas y personajes actuando de forma que no encajaba con todo lo anterior.
Luego está Lost (Perdidos), que apostó por el misterio durante años y terminó ofreciendo respuestas que muchos consideraron insuficientes o confusas. La sensación general fue de desconcierto, como si el viaje hubiera sido increíble, pero el destino no estuviera a la altura.
Stranger Things se asoma ahora al mismo precipicio. Tiene una legión de espectadores implicados emocionalmente y un universo que ha crecido temporada tras temporada. Fallar aquí no sería un simple tropiezo, sería un golpe directo al recuerdo que dejamos de la serie.
Vecna y el problema del villano que no termina de cuajar
Netflix
Uno de los puntos más delicados de esta temporada final es Vecna. Visualmente funciona, impone y tiene momentos realmente potentes, como esa escena en la que arrasa con un grupo de soldados. El problema es otro: seguimos sin tener claro qué quiere exactamente y cómo piensa conseguirlo.
Se nos ha hablado de fusionar mundos, del Upside Down invadiendo la realidad y de planes a gran escala, pero las piezas no terminan de encajar. Sus motivaciones siguen siendo difusas y eso lo acerca peligrosamente al villano genérico. Y cuando estás cerrando una historia tan larga, eso es un riesgo enorme.
Parte de su trasfondo se ha explicado en la obra teatral Stranger Things: The First Shadow. Los creadores han asegurado que no hace falta haberla visto para entender el final, pero la realidad es que toda esa información todavía no se ha contado en la serie. ¿Resultado? Más exposición obligatoria en el último episodio y menos tiempo para emociones y cierres potentes.
Demasiados personajes, demasiadas despedidas
Otro de los grandes problemas de Stranger Things es su propio éxito. El reparto ha crecido tanto que dar un momento digno a cada personaje se ha convertido en una misión casi imposible. La quinta temporada sigue sumando caras nuevas mientras recupera otras del pasado, y el tiempo es el que es.
Hay relaciones que necesitan un cierre claro. La historia entre Hopper y Eleven, llena de golpes y silencios incómodos, pide una resolución fuerte. Will tiene cosas que decir que lleva guardándose demasiado tiempo. Nancy sigue atrapada en una decisión sentimental que no puede quedarse en el aire. Y todo eso sin olvidar a los niños secuestrados, el destino del Upside Down y el plan final de Vecna.
El riesgo está claro: intentar contentar a todos en tan poco tiempo puede dejar a nadie realmente satisfecho. Y ahí es donde muchas series se han estrellado sin remedio.
Stranger Things
Todo ha sido preparación… ¿y el premio?
La sensación general de esta temporada es que ha sido más preparación que recompensa. Mucha explicación, mucha colocación de piezas y pocos momentos que realmente hagan saltar del sofá. Eso deja toda la responsabilidad sobre el último episodio, que tiene que hacerlo todo bien y además emocionar.
El problema es que siete episodios de preparación suelen necesitar más de dos horas para cerrarse con calma. Y Stranger Things no tiene ese lujo. Tiene que ir directa al grano, tocar la fibra y cerrar su universo sin que parezca un resumen acelerado.
Aun así, hay esperanza. Los Duffer Brothers ya han demostrado que saben manejar la épica y los momentos emotivos. Si alguien puede salvar este aterrizaje complicado, son ellos. Pero el reto es de los grandes, de esos que se recuerdan durante años.
Ahora la pregunta es inevitable: ¿acabará Stranger Things como una despedida memorable o se unirá a la lista de series enormes con finales que nadie quiere volver a ver? En nada lo sabremos. Mientras tanto, cuéntanos qué esperas tú del final y no te olvides de seguirnos en Google News, que el Upside Down siempre da conversación.
