El episodio final de la segunda temporada de The Last of Us ha dividido por completo a los seguidores de la serie. Mientras algunos celebran su audacia narrativa, otros lo han recibido como una traición imperdonable al espíritu del videojuego original. Las redes sociales están que arden, y el debate sobre lo que ha hecho (o deshecho) este cierre está más vivo que nunca.
Desde su estreno en 2023, The Last of Us se consolidó como una de las adaptaciones de videojuegos más respetadas y exitosas de la televisión. Basada en los juegos desarrollados por Naughty Dog, la serie ha sabido trasladar la crudeza, la emoción y la complejidad moral del universo original. Sin embargo, la temporada 2 ha demostrado que incluso una producción aclamada puede encender la polémica en cuestión de minutos.
El episodio que lo cambia todo
El final de temporada de The Last of Us ha provocado una oleada de opiniones encontradas, especialmente por las decisiones narrativas tomadas en torno a Ellie y Abby. A diferencia del videojuego, la serie optó por revelar desde el inicio la identidad de Abby como miembro de las Luciérnagas y por mostrar con claridad sus motivaciones desde los primeros episodios.
Este cambio fue una decisión consciente del equipo creativo. Según Neil Druckmann, cocreador de la franquicia, adaptar un videojuego al formato televisivo exige distintas herramientas para generar empatía con los personajes. En lugar de reservar la gran revelación, como sucedía en el juego, aquí se apostó por la transparencia desde el primer momento. La intención era generar una conexión emocional más progresiva con Abby, sabiendo que el espectador no tendrá el mismo tipo de vínculo activo que en una experiencia jugable.
Sin embargo, este enfoque no ha convencido a todos. Parte del fandom siente que el desarrollo emocional se ha visto forzado, y que la narrativa ha perdido uno de sus elementos más impactantes: la sorpresa.
Acusaciones de traición al material original
El ruido mediático ha sido inmediato. En redes como X (antes Twitter), Reddit o TikTok, miles de seguidores han expresado su descontento con frases como «esto no es The Last of Us» o «han destrozado la historia por completo». Para algunos, el episodio no ha respetado la esencia de los personajes. Para otros, simplemente ha acelerado momentos clave que necesitaban más desarrollo emocional.
Aunque las críticas no son nuevas —la serie ya fue objeto de controversia en la primera temporada por su episodio centrado en Bill y Frank—, el cierre de la segunda entrega ha elevado la tensión a otro nivel. Muchos espectadores veteranos del videojuego consideran que la producción ha tomado demasiadas libertades, sacrificando la profundidad emocional en favor del impacto.
Abby, entre la redención y la controversia
Una de las figuras clave de esta polémica es Abby, interpretada por Kaitlyn Dever. Su incorporación al reparto de The Last of Us fue vista inicialmente con entusiasmo, especialmente por los seguidores que conocían su trabajo previo y su cercanía con la franquicia. Dever estuvo a punto de interpretar a Ellie en la adaptación inicial del videojuego, y años más tarde regresó para colaborar en Uncharted 4. Su conexión con el universo Naughty Dog era innegable.
En pantalla, la actriz ha aportado fuerza física y una intensidad emocional que ha convencido a buena parte del público y la crítica. Sin embargo, su personaje sigue siendo el epicentro de una narrativa que polariza. Quienes no jugaron el segundo juego pueden haber recibido su arco con más apertura, mientras que los fans acérrimos sienten que se ha perdido parte de la complejidad construida en el título original.
¿Riesgo necesario o error de cálculo?
The Last of Us 2 termina con un brutal enfrentamiento
Es innegable que The Last of Us es una serie que no busca el consenso. A lo largo de sus dos temporadas, ha evitado las soluciones fáciles, ha planteado dilemas éticos profundos y ha puesto a sus personajes en situaciones límite. El final de esta segunda temporada continúa con esa lógica: incomodar, sacudir y forzar al espectador a tomar partido.
Sin embargo, hay quienes consideran que, esta vez, se ha forzado demasiado. La aceleración de ciertos eventos, la forma en la que se representa el dolor o la frialdad emocional de algunas escenas han generado una sensación de desconexión. Para muchos, el cierre ha sido más frustrante que impactante.
Reacciones del equipo y mirada al futuro
Neil Druckmann ha declarado en más de una ocasión que adaptar el segundo videojuego de The Last of Us requería valentía y que algunos cambios serían inevitables. Lo que no anticiparon, quizás, fue el grado de reacción que provocaría esa valentía.
A pesar del ruido, la serie sigue siendo un éxito de audiencia y crítica. Ya se ha confirmado una tercera temporada, que adaptará los eventos finales del segundo juego y posiblemente añadirá nuevas tramas originales. El equipo creativo ha dejado claro que se mantendrán fieles al espíritu de la historia, pero seguirán explorando nuevas formas de narrarla.
El final de la segunda temporada de The Last of Us ha dejado una huella profunda. Para algunos, ha sido una muestra de madurez narrativa y riesgo artístico. Para otros, una desviación imperdonable de una historia que ya era perfecta tal como estaba.
Lo que no se puede negar es que ha generado conversación, reflexión y un debate apasionado. Y en una era saturada de series genéricas, eso sigue siendo un mérito enorme. Queda por ver si la tercera temporada logrará sanar esta división… o si la ampliará aún más.
¿Crees que el final de la temporada 2 de The Last of Us ha sido una decisión valiente o una traición al espíritu del juego? Déjanos tu comentario y únete al debate. La conversación está más viva que nunca.
