Han pasado más de dos décadas desde que Fast and Furious arrancó como una película sobre carreras ilegales y coches tuneados en Los Ángeles. Con el paso de los años, la franquicia ha pasado de robos callejeros a persecuciones imposibles, submarinos en el hielo y hasta coches que desafían las leyes de la física. Pero incluso dentro de este universo de excesos hay un límite, y ahora un alto cargo de Universal lo ha reconocido públicamente: hay una escena que nunca debió existir, la más descabellada de todas.
Estamos hablando del momento en Fast and Furious 9 en el que Roman (Tyrese Gibson) y Tej (Ludacris) viajan al espacio en un coche cohete improvisado para destruir un satélite. Sí, lo leíste bien: Fast and Furious se fue literalmente fuera de órbita. Y aunque muchos fans lo tomaron como un chiste hecho realidad, Donna Langley, directora de NBCUniversal Studio Group, ha confesado durante el Festival de Cine de Toronto (TIFF) que se arrepiente de esa decisión. “Lo siento, nunca debimos haberlos mandado al espacio. Ese genio ya no puede volver a la botella”, admitió con un humor algo resignado.
La locura de Fast and Furious que pasó de meme a realidad
Fast and Furious
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Lo curioso de este asunto es que el famoso viaje al espacio de Fast and Furious comenzó como un meme. Desde hace años, en redes sociales circulaba la broma de que si la saga seguía subiendo la apuesta, tarde o temprano Dom y su familia acabarían en la luna. Y Universal, en lugar de reírse y seguir adelante, decidió convertir la broma en guion. El resultado: un coche destartalado, dos astronautas improvisados con trajes amarillos (comparados incluso con los Minions, otro producto estrella de Universal), y una de las secuencias más surrealistas que el cine de acción reciente haya visto.
En cierto modo, esta escena simboliza tanto lo mejor como lo peor de Fast and Furious. Por un lado, esa capacidad de no tomarse demasiado en serio y de jugar con lo imposible es parte de su encanto. Pero por otro lado, la incredulidad de los espectadores alcanzó un punto de no retorno. Si en películas anteriores ya habíamos aceptado misiles desviados con una mano o coches colgando de helicópteros, lo del espacio rompió la suspensión de la incredulidad hasta para los fans más fieles.
Fast and Furious, siempre fan-first
Langley defendió que las decisiones creativas de Fast and Furious han estado muy ligadas al contacto directo de Vin Diesel con la comunidad de seguidores. El actor ha sabido escuchar a su público y adaptarse a lo que pedían. Un ejemplo claro fue el regreso de Letty (Michelle Rodriguez), que había “muerto” pero volvió como si nada tras la insistencia de los fans. Algo parecido ocurrió con Han (Sung Kang), que también fue resucitado para mantener viva la conexión emocional con los espectadores.
Este enfoque de “los fans primero” explica cómo un chiste de internet terminó convirtiéndose en parte oficial del canon de la saga. El problema es que no siempre lo que se dice en redes refleja lo que la gente realmente quiere ver en pantalla. El resultado fue un desajuste entre expectativas y ejecución que, según algunos analistas, empezó a pasar factura a la taquilla.
El tropiezo de Fast X y el futuro de la saga
Aunque Fast X logró recaudar más de 700 millones de dólares en todo el mundo, quedó por debajo de las entregas anteriores, y en Estados Unidos fue la menos exitosa desde Tokyo Drift. Eso encendió las alarmas en Universal, sobre todo porque se suponía que la décima película era la antesala del gran final. El retraso de Fast and Furious 11, que estaba previsto para 2025 pero ahora apunta a 2027, refleja la crisis creativa de la franquicia.
Vin Diesel ha insinuado que la idea es volver a los orígenes: menos cohetes y satélites, más adrenalina en la calle, más coches rugiendo en el asfalto. En otras palabras, regresar a ese espíritu de familia y carreras que enamoró a la audiencia en 2001. Y es que, aunque la saga se convirtió en un espectáculo global, muchos fans siguen recordando con cariño aquellas escenas de Dom y Brian corriendo en la autopista de Los Ángeles, cuando todo era más sencillo.
La paradoja de Fast and Furious
Lo fascinante de Fast and Furious es que, incluso cuando mete la pata, consigue que todo el mundo hable de ella. La escena del espacio fue ridiculizada, pero también viralizada. Generó memes, debates y artículos como este, lo que demuestra que la saga, para bien o para mal, nunca pasa desapercibida. En un Hollywood donde el mayor miedo es la indiferencia, tener a millones de personas discutiendo sobre si era o no demasiado absurdo puede verse casi como un triunfo.
Además, ¿no es esa precisamente la esencia de Fast and Furious? Empujar los límites, sorprender, exagerar. Sí, puede que se pasaran de la raya con el coche espacial, pero al fin y al cabo, esta saga nunca ha buscado realismo, sino espectáculo. Y en eso, sigue siendo insuperable.
¿Qué nos espera en Fast and Furious 11?
La gran incógnita ahora es si Fast and Furious 11 logrará cerrar la saga con dignidad. Las pistas apuntan a un regreso a lo básico, pero todos sabemos que el ADN de la franquicia exige al menos una o dos secuencias imposibles que se conviertan en conversación mundial. La clave estará en encontrar ese equilibrio entre lo espectacular y lo creíble, sin repetir errores del pasado.
Por ahora, Universal guarda silencio, y los fans tendrán que esperar hasta 2027 para ver si Dom y su familia cruzan la meta final con estilo. Mientras tanto, la confesión de Donna Langley sobre el “arrepentimiento espacial” queda como una rareza en la historia del cine de acción, un recordatorio de que incluso las franquicias más exitosas pueden perder el control del volante.
