Dark Mode Light Mode
final de La empresa de las sillas

Explicación al final de La empresa de las sillas

El último episodio de la primera temporada de La empresa de las sillas parece un caos de poderes raros y sillas rotas pero hay lógica escondida
final de la empresa de las sillas final de la empresa de las sillas
final de La empresa de las sillas

Si has llegado hasta aquí es porque has visto el final de temporada de La empresa de las sillas de HBO y sigues con cara de “¿pero qué acabo de ver?”. Tranquilo, no estás solo. Vamos a desmenuzar ese último capítulo, con sus sillas que se rompen, rencores absurdos y poderes raros, para que todo tenga un poco más de sentido. O algo parecido, vaya.

¿Qué nos quiere decir realmente el final de La empresa de las sillas?

El episodio final, con ese título maravilloso de “Minnie Mouse coming back wasn’t on my bingo card”, es básicamente el resumen perfecto de lo que es La empresa de las sillas: caótica, divertidísima, incómoda, un poco terrorífica y, aun así, sorprendentemente profunda. La serie lleva toda la temporada preguntándose cuánto tiempo tiene sentido aguantar un rencor y cuándo esa obsesión se vuelve directamente destructiva, ¿no crees?

Ron Trosper (Tim Robinson), el pobre, es el mejor ejemplo. Todo lo que le pasa en La empresa de las sillas nace de pequeñas humillaciones que él se niega a soltar. Cada pista que encuentra, cada conspiración que se inventa y cada persona que arrastra a su locura vienen de ese mismo sitio: no quiere que le tomen por tonto otra vez en su vida. Y tú lo ves y piensas: “Hermano, igual necesitas terapia, no más pistas”.

La caída de la silla, Amanda y los poderes que nadie vio venir

Uno de los grandes puntos clave del final es la “revelación” del chico con máscara de Jason, que asegura que Amanda es la mente maestra detrás de todo el caos. Según él, ella tiene poderes mentales y provocó la famosa caída de la silla de Ron al principio de La empresa de las sillas solo por venganza. Así, sin anestesia.

amanda the chair company

Amanda (Amelia Campbell)

La serie juega a que te preguntes si de verdad Amanda tiene poderes psíquicos o si todo es otra paranoia más. Y lo gracioso es que, dentro del universo de La empresa de las sillas, las dos opciones son igual de creíbles. Ya hemos visto cosas tan raras que lo de la telequinesis suena casi normal. ¿Tú qué opinas? ¿Venganza mental o excusa barata del novio celoso?

Al final, lo importante no es tanto si Amanda puede doblar cucharas con la mente, sino que Ron se agarra a esa teoría porque encaja con su necesidad de que todo tenga una explicación épica. Le resulta más cómodo creer que vive en un thriller conspiranoico que aceptar que, igual, simplemente le odiaban un poco en la oficina y ya está.

Red Ball, Stacy Crystals y la conspiranoia empresarial

Otro elemento clave del final de La empresa de las sillas es todo lo que rodea a Red Ball Market Global, la misteriosa empresa conectada con Stacy Crystals y Jeff. Ron descubre documentos, fotos, conexiones con Alice, actores random y un montón de nombres que suenan a villano corporativo de cómic. Y claro, une los puntos… aunque no haya puntos que unir.

Lo divertido es que la serie juega a tope con la sensación de que estamos en un rompecabezas tipo “Vince Gilligan pero en ácido”. Te meten a Stacy, a Jeff, a ese niño que dice que arruinaron la vida de su padre, y tú intentas construir un gran hilo maestro. Pero el final de La empresa de las sillas sugiere que igual no hay un gran cuadro, solo muchas mini tragedias que se cruzan.

Ese es uno de los chistes más finos de la serie: Ron, y por extensión el espectador, quiere creer que todo está conectado. Que el Red Ball de la música en espera, el perro, el centro comercial, Amanda y el tío del jacuzzi son piezas del mismo plan. Pero el final te deja con la duda incómoda: igual todo es un caos gigante y punto. Incómodo, pero muy humano.

Grudges, humillaciones y la gente que no sabe soltar

En paralelo a la locura conspiranoica, el final de La empresa de las sillas hace algo muy interesante con el tema de los rencores. No solo es Ron el que no puede soltar el pasado. Jeff arrastra sus humillaciones, Mike cruza líneas muy serias, Stacy Crystals es pura energía resentida, y hasta los momentos más absurdos vienen de alguien que no sabe pasar página.

La serie sube el volumen de todo hasta lo grotesco, pero la base es muy reconocible: pequeñas faltas de respeto que, en vez de hablarlas o dejarlas ir, se enquistan hasta sacar lo peor de cada uno. Por eso el final funciona tan bien: mientras Ron cree que lucha contra una megacorporación diabólica, tú ves a un montón de adultos actuando como si siguieran en el instituto, ¿no te suena un poco?

la empresa de las sillas

HBO

El terror raro, el humor incómodo y un cierre que no cierra nada

El toque casi sobrenatural del episodio, como la dueña del perro Baby/Minnie con ese salto de susto vampírico, refuerza la sensación de que La empresa de las sillas coquetea con el terror psicológico. No es solo comedia absurda: hay escenas que dan mal rollo de verdad, la típica vibra “Lynch de andar por casa” que hace que no te fíes de ningún personaje.

Todo eso se mezcla con momentos muy humanos: Barb y los niños cerrando sus tramas, Natalie enfrentando su relación, Seth revelando lo que hacía con su stop motion. Mientras Ron se hunde más en su obsesión, el resto intenta, a su manera, seguir con sus vidas. Esa es otra idea fuerte del final de La empresa de las sillas: el mundo no se detiene solo porque tú estés atrapado en tu propia película.

Y luego está la música, los detallitos visuales, los diálogos incómodos en salones y garajes que deberían ser lugares normales y acaban sintiéndose peligrosos. La serie convierte sillas, jacuzzis y pasillos anodinos en escenarios de paranoia, risa nerviosa y vergüenza ajena. Un combo muy particular, pero tremendamente adictivo.

Entonces… ¿qué significa el final de La empresa de las sillas?

La gracia está en que el capítulo te da explicaciones y, a la vez, te deja lleno de preguntas. Te dicen que Amanda podría ser la culpable, te recuerdan lo de Red Ball, te insinúan misterios con Jeff, con Alice, con el tío del jacuzzi… y, sin embargo, nada termina de quedar cerrado del todo. Es como si la serie te guiñara un ojo y te dijera: “La vida es así de liosa, asúmelo”.

Más que resolver cada detalle, el final de La empresa de las sillas reafirma de qué va realmente la serie: gente obsesionada con rencores pequeños, empeñada en convertirlos en guerras personales gigantescas, hasta que ya no saben salir de la espiral. Ron quiere respuestas, justicia y un gran relato heroico, y lo que tiene son sillas, papeles, canciones de yak rock y un montón de vergüenzas acumuladas.

Así que, si buscas una explicación cerrada, con cada hilo atado, igual este no es tu final ideal. Pero si aceptas que el viaje es más importante que el mapa, el episodio funciona como un espejo un poco distorsionado de nuestras propias manías. A lo mejor tú no persigues conspiraciones de empresas raras, pero seguro que hay alguna “silla rota” en tu vida que no terminas de soltar, ¿verdad?

Y ahora te toca a ti: ¿cómo interpretas tú el final de La empresa de las sillas de HBO? Cuéntalo en los comentarios y, ya que estás, síguenos en Google News, que no hace falta tener poderes mentales para saber que así no te perderás ninguna locura más.

david larrad

David Larrad

ISNI: 0000 0005 1791 9555 | Estudió Realización Audiovisual de Espectáculos y televisión en Fundación para la enseñanza Audiovisual. Realizó Master de Diseño gráfico y de 3D.

Noticia anterior
kratos de god of war

God of War de Prime Video tiene novedades interesantes

Siguiente noticia
spider-man 4 y batman

Spider-Man 4 podría copiar una de las mejores historias de Batman