En el más allá también se sufre por amor. Y en Eternity, ese sufrimiento viene con un triángulo amoroso imposible, una estación de tren hacia la eternidad y un dilema que cualquiera de nosotros odiaría tener que resolver para siempre. En Cinemascomics te traemos un spot exclusivo de Eternity, ya en cines, y aprovechamos para contarte por qué este viaje romántico al otro lado tiene muchas papeletas para romperte el corazón… y hacerte reír a la vez.
Eternity: un triángulo amoroso a las puertas de la eternidad
La premisa es tan sencilla como demoledora. En un más allá donde las almas tienen solo una semana para decidir dónde pasarán la eternidad, Joan, interpretada por Elizabeth Olsen, se encuentra ante la elección más difícil de su existencia.
Por un lado está Larry (Miles Teller), el hombre con el que ha compartido toda una vida, con sus rutinas, sus defectos y esa complicidad que solo se construye con décadas de convivencia. Por el otro, Luke (Callum Turner), su primer amor, que murió joven y ha pasado sesenta y siete años esperándola en un limbo llamado El Cruce.
La pregunta que recorre toda la película es tan incómoda como adictiva: ¿vale más la pasión idealizada de aquello que se truncó demasiado pronto o la devoción silenciosa de quien ha estado siempre ahí, día tras día?
El Cruce: cuando el más allá se convierte en un mercado de eternidades
El director David Freyne no se conforma con un escenario celestial genérico. En Eternity, el más allá es El Cruce, una gigantesca estación de paso que mezcla terminal de tren, centro de convenciones y hotel de los años sesenta, donde la muerte viene acompañada de carteles luminosos, anuncios imposibles y un catálogo interminable de “vidas eternas” a la carta.
Aquí las reglas son claras: llegas, te explican que tienes una semana de plazo y te bombardean con mundos temáticos donde pasar el resto de tu existencia. Desde reinos sin hombres hasta paraísos capitalistas, pasando por destinos de surf eterno o eternas juventudes cuidadosamente empaquetadas. Si no eliges, te quedas trabajando en El Cruce, atrapado en un pequeño apartamento hasta que por fin te atrevas a saltar.
Esta visión pop y brutalista del más allá conecta con toda una tradición de cineastas que jugaron con el cielo como escenario, desde Lubitsch y Powell & Pressburger hasta Warren Beatty o Albert Brooks. Freyne recoge ese legado, le mete un chute de humor contemporáneo y lo convierte en un gigantesco centro comercial de deseos humanos, donde cada eternidad prometida es una tentación… o una trampa.
Elizabeth Olsen, Miles Teller y Callum Turner: amar a alguien para siempre

El corazón de Eternity está en sus personajes. Joan no solo tiene que decidir con quién quiere pasar su eternidad, sino qué versión de sí misma quiere conservar para siempre. Elizabeth Olsen da vida a una mujer que, de pronto, ve toda su vida como si fuera una película: el primer amor que se quedó congelado en la memoria y el matrimonio de décadas que ha sobrevivido a lo bueno, a lo malo y a lo rutinario.
Miles Teller se mete en la piel de Larry, un hombre corriente, de esos que no protagonizan grandes gestas, pero que sostienen una familia durante más de medio siglo. Su amor por Joan está hecho de sacrificios silenciosos, pequeñas manías y un humor cascarrabias que es parte del encanto. Es el tipo de personaje que recuerda a esos abuelos que llevan sesenta años juntos casi sin darse cuenta.
En el extremo opuesto está Luke, interpretado por Callum Turner, soldado muerto en la Guerra de Corea que nunca llegó a vivir esa vida que imaginaba con Joan. Atravesado por la nostalgia y atrapado en el tiempo, ha pasado décadas trabajando en El Cruce, agarrado a una idea de amor tan intensa como idealizada. Para él, reencontrarse con Joan no es solo una segunda oportunidad: es la única vida que siente que nunca llegó a tener.
Entre los dos, Joan tiene que aprender que elegir no va de encontrar la versión perfecta del amor, sino de aceptar qué tipo de felicidad está dispuesta a sostener para siempre.
De la Black List al más allá: una fábula romántica con alma de clásico

Antes de llegar a la pantalla, Eternity fue uno de esos guiones que todo el mundo admiraba desde la distancia. Escrito por Patrick Cunnane, alcanzó la cima de la famosa Black List de Hollywood, ese listado donde acaban las historias más queridas que todavía no han sido rodadas.
David Freyne, conocido por la aclamada Dating Amber, vio en ese libreto la oportunidad de hacer exactamente la comedia romántica que siempre había soñado. Una que se permitiera hablar de amor, muerte, deseo y felicidad sin renunciar a ser divertida, emotiva y espectacular a la vez. Sus referencias van de Wilder y Lubitsch a Jacques Tati o Agnes Varda, y todo eso se nota en la forma en que mezcla lo artesanal con lo gigantesco.
El Cruce, construido como una estructura circular brutalista rodeada de paisajes pintados, funciona como un gigantesco decorado clásico llevado a la era moderna. Los trajes, los anuncios de eternidades, los pasillos atestados de almas confundidas… todo está pensado para que el público pueda perderse en ese mundo mientras sigue muy de cerca las dudas de Joan.
Un spot exclusivo para seguir preguntándonos: ¿y tú qué elegirías?
Con Eternity ya en cines, en Cinemascomics te ofrecemos un spot exclusivo que sirve como puerta de entrada perfecta a este universo donde el amor se decide a golpe de eternidad. No vamos a destripar nada: el vídeo habla por sí solo y está ahí para que sientas de primera mano el tono romántico, fantástico y juguetón de la película.
La pregunta, al final, te la llevas a casa: si tuvieras solo una semana para elegir tu eternidad, ¿apostarías por el amor que no pudiste vivir o por el amor que aguantó todas las tormentas?
Cuéntanos en los comentarios si eres Team Larry o Team Luke y qué tipo de eternidad firmarías tú. Y si no quieres perderte más especiales, entrevistas y contenido exclusivo, síguenos en Google News y estate atento a todo lo que se cuece en el más allá… y en tu sala de cine más cercana.




