Puede que hoy lo veamos como el imponente protagonista de Reacher, pero Alan Ritchson ya había aparecido hace casi una década en uno de los mejores episodios de Black Mirror. Se trata de “Nosedive” (Caída en picado), el primer capítulo de la tercera temporada, estrenado en 2016, y considerado aún hoy como una de las piezas más brillantes de ciencia ficción televisiva.
La distopía social que ahora vivimos todos
“Nosedive” fue escrita por Charlie Brooker, con guion de Rashida Jones y Mike Schur, y protagonizada por Bryce Dallas Howard. La premisa es simple… y aterradora: en un futuro cercano, cada interacción social se puntúa con estrellas, y esas valoraciones afectan directamente al estatus social, la vivienda, el trabajo e incluso a las amistades. Una mala puntuación, una sola discusión o un mal gesto pueden arruinar toda una vida.
Lo que hace este episodio tan potente no es solo su crítica a las redes sociales, sino su forma de anticiparse al clima actual de hiperexposición, cultura del like y dependencia de la aprobación constante. No es ciencia ficción lejana, es una radiografía emocional de la sociedad conectada que ya habitamos.
¿Qué papel hace Alan Ritchson?

En 2016, Ritchson no era tan conocido como hoy. Había pasado por Smallville como Aquaman y por la serie Blue Mountain State, pero su salto al estrellato llegaría más tarde. Por eso, su aparición en “Nosedive” pasó casi desapercibida.
Ritchson interpreta a Paul, el prometido de Naomi, la amiga de la infancia de Lacie (Bryce Dallas Howard). Lacie, desesperada por subir su puntuación para poder acceder a un piso mejor, ve en la boda de Naomi una oportunidad perfecta para ganar puntos… hasta que todo se desmorona. Paul aparece en la parte final del episodio, elegante, seguro, perfectamente valorado por el sistema… y completamente ajeno a la caída emocional y social de Lacie.
El contraste es brutal: Paul representa ese ideal social falso, construido sobre apariencias y métricas, mientras Lacie ya ha pasado por todas las fases del colapso: frustración, desesperación, exclusión y, finalmente, liberación.
Un episodio que envejece mejor que muchos discursos
Pese a no tener el tono abiertamente terrorífico de otros capítulos de Black Mirror, “Nosedive” golpea de otra manera. Es incómodo, reconocible, y en muchos momentos, más inquietante que cualquier distopía futurista con drones o implantes cerebrales.
El capítulo fue lanzado justo cuando el concepto de “cancel culture” empezaba a instalarse en el debate público, y ahora, con la presión constante por mantener una imagen perfecta en redes sociales, se siente más actual que nunca. No es solo una crítica al uso de la tecnología: es una advertencia sobre cómo la obsesión por gustar nos aleja de lo real.
Alan Ritchson antes de ser Alan Ritchson
Ver hoy este episodio con ojos de 2025 permite detectar a un Alan Ritchson mucho más joven, más delgado y completamente irreconocible para quienes lo conocen como el musculoso y carismático Jack Reacher. Limpio, pulcro y con gesto contenido, su personaje apenas habla, pero su presencia refuerza la idea de un mundo superficial donde la estética y la puntuación valen más que la verdad.
Su escena final, en la que intenta detener a Lacie tras su discurso desastroso como dama de honor, funciona como cierre perfecto al ciclo emocional del episodio: Paul es la imagen del éxito en ese sistema, pero también su cara más vacía.
¿Tú también viviste ese capítulo como un espejo?
Casi una década después, “Nosedive” sigue provocando preguntas incómodas y reflexiones necesarias. ¿Tú también sientes que vivimos atrapados en ese sistema de puntuación invisible? ¿Recordabas que Alan Ritchson aparecía en el episodio antes de convertirse en una estrella?
Cuéntanos en los comentarios si este capítulo te marcó tanto como a nosotros… y si crees que Black Mirror debería atreverse a continuarlo.




