¿Y si los superhéroes ya no necesitaran presentación? ¿Y si, en lugar de explicar cada origen, te lanzaran de lleno a un mundo donde los dioses caminan por la calle y nadie se inmuta? Esa es justo la jugada que James Gunn ha hecho con su nuevo DCU. Y no es una casualidad. Es parte de una estrategia muy clara que lo separa, de una vez por todas, del estilo Marvel.
La película de Superman no solo marca el inicio del reinicio cinematográfico de DC. También representa un cambio radical en cómo se cuenta una historia de superhéroes. Ya no hay necesidad de guiños infinitos, conexiones forzadas o maratones previos. Gunn ha dejado claro que su DCU va por otro camino. Y lo ha explicado con una naturalidad que solo alguien que creció viendo Super Friends los sábados por la mañana podría permitirse.
El DCU es un mundo que ya está lleno de héroes
En lugar de mostrar el nacimiento de cada personaje como hizo Marvel en su Fase 1, James Gunn ha decidido que el nuevo DCU arranque con un mundo en el que los superhéroes ya existen desde hace años. No hace falta que nos cuenten cómo llegaron ahí. Solo que entendamos que forman parte de la normalidad.
Según él, ver a un hombre tiburón en la calle de este universo sería tan cotidiano como cruzarte con Paul McCartney en Nueva York. Curioso, sí. Pero no algo que vaya a alterar el orden mundial.
Este enfoque ya se puede ver en la nueva película de Superman, protagonizada por David Corenswet. Desde el primer minuto, sabemos que Clark Kent no está solo. Junto a él aparece un equipo llamado Justice Gang, formado por Mister Terrific (Edi Gathegi), Hawkgirl (Isabela Merced) y un Green Lantern bastante excéntrico: Guy Gardner, interpretado por Nathan Fillion. Ninguno de ellos necesita una película propia para que los entendamos. Están ahí, funcionan como equipo… y ya está.
Superman (2025)
¿Lo mejor? No son unos improvisados. Son veteranos, con años de experiencia y hasta respaldo corporativo. Vamos, que hasta tienen jefe de recursos humanos.
El público no tiene que hacer los deberes con el DCU
Otro de los grandes cambios de filosofía que Gunn ha impuesto es que cada historia debe entenderse por sí sola, sin necesidad de haber visto otras diez películas o cuatro series en Disney+. En sus propias palabras: «Estoy intentando que cualquiera pueda entrar y ver la historia que viene, sin sentir que se está perdiendo algo».
Esto no es solo una crítica velada al modelo Marvel. Es también una forma de respetar al espectador. Ya no necesitas haber seguido cada paso de un personaje para disfrutar de su arco. Puedes ver Superman sin saber nada de Supergirl. Y si luego te interesa, pues ya irás a verla. Pero no es obligatorio.
Este detalle podría parecer menor, pero tiene un impacto directo en cómo se consume el DCU. Menos presión, más libertad, más ganas de volver.
Las muertes… son de verdad
Y si pensabas que eso era todo, hay un tercer cambio que, aunque no lo explicó en su entrevista con Entertainment Weekly, sí dejó claro en sus redes sociales: en el DCU, si mueres… estás muerto.
James Gunn fue muy directo: «En el DCU, si mueres, estás muerto. Es la forma en que siempre lo he hecho». Y esto, aunque suene radical, es uno de los puntos que más lo aleja del modelo Marvel, donde la muerte es casi un trámite reversible.
Solo hay que ver ejemplos recientes: Loki ha muerto más veces que ha cambiado de peinado. Gamora murió en Infinity War y ahora vive una variante. El mismísimo Bucky fue dado por muerto solo para reaparecer como el Soldado de Invierno. Y ni hablemos del chasquido y el regreso de medio universo.
En cambio, Gunn apuesta por la permanencia como recurso narrativo. No descarta herramientas como el pozo de Lazarus, pero aclara que de usarlas, sería dentro de la historia misma, no como truco para arreglar decisiones.
Ya lo hemos visto en acción
Este enfoque ya está dejando huella en el nuevo canon del DCU. En la serie animada Creature Commandos, el personaje de Ilana, con la voz de Maria Bakalova, fue eliminada por completo. Al preguntarle a Gunn si volvería, su respuesta fue tajante: «No sé cómo podría regresar. En el DCU, si mueres, estás muerto».
También pasó en Peacemaker, cuando el personaje de Clemson Murn (Chukwudi Iwuji) fue eliminado en un giro inesperado. Y más recientemente, en la película Superman, Lex Luthor no se cortó ni un pelo en demostrar lo psicópata que puede llegar a ser: mató sin piedad a Malik, un ciudadano inocente.
¿Resultado? Clark quedó destrozado, y el público entendió que en el DCU las cosas van en serio. No hay red de seguridad para los personajes. Cada acto tiene consecuencias.
Superman (2025)
Un universo nuevo con alma de cómic
Gunn no esconde sus influencias. Habla de los cómics que leía de niño, de los cruces imposibles entre héroes, de ese toque de magia que siempre ha tenido DC. Y de hecho, su visión tiene mucho más que ver con los cómics clásicos que con las fórmulas de cine moderno.
Este mundo tiene islas con dinosaurios, tecnología imposible, dioses antiguos y magia que desafía toda lógica. Pero también tiene reglas claras. Y la más importante es que todo vale… mientras tenga sentido en la historia.
¿Funciona esta nueva fórmula?
Por ahora, parece que sí. El DCU está naciendo con una identidad propia. No intenta imitar a Marvel. Ni falta que le hace. Gunn ha elegido el camino difícil: el de confiar en el espectador y en los personajes por igual.
Así que, si todo va bien, el nuevo universo DC no será una carrera para alcanzar al UCM. Será una nueva ruta, con otras reglas, otra energía y, por fin, otra forma de vivir el cine de superhéroes.
Y si alguien muere por el camino… ya sabes lo que eso significa.




