El próximo 30 de agosto se estrena ‘Dolor y Dinero (Pain and Gain)’ último trabajo de Michael Bay antes de volver a embarcarse en la nueva entrega de Transformers
Aquí os dejamos la crítica del film de Jim Vejvoda publicada en la web IGN.com
‘Dolor y dinero’ es la historia de un crimen real ambientada en los años noventa acerca de tres culturistas de Miami (Mark Wahlberg, Dwayne Johnson y Anthony Mackie) cuyo plan para despojar de su fortuna y propiedades a un cliente millonario (Tony Shalhoub) degenera rápidamente en torturas, caos y asesinato.
El Daniel Lugo de Wahlberg es, al igual que el gánster de Miami de Al Pacino, Tony «Scarface» Montana, una versión retorcida del sueño americano, alguien que se proclama un «emprendedor» y cuya ciega ansia por triunfar a toda costa provoca unas consecuencias nefastas. Sin embargo, Daniel no es ningún genio de la delincuencia. De hecho, la película le retrata como más tonto que una mata de habas, y Wahlberg lo borda cuando interpreta a zoquetes (‘Boogie nights’, ‘Ted’).
Daniel convence a su empleado Adrian (Mackie), cuyo machaque le ha provocado disfunción eréctil, y a un ex-convicto llamado Paul (Johnson) para que le ayuden a secuestrar y extorsionar a su cliente Victor Kershaw (Shalhoub), un hombre que es tan capullo que hasta a sus seguidores les resulta difícil simpatizar con él. Paul ha dejado las drogas y la bebida y ha encontrado a Cristo. Desea legítimamente ir por el buen camino, pero pronto se encuentra metido de nuevo en un mundo de tentaciones, lo cual le ocasiona muchos momentos tragicómicos.
Crítica de ‘Dolor y dinero’
Johnson es lo más destacado del reparto, que también incluye a Ed Harris como un detective privado, Rebel Wilson como la mujer de Adrian, Ken Jeong como un repulsivo charlatán de la motivación, Bar Paly como la colega stripper de los chicos, y Rob Corddry como el turbio propietario de un gimnasio.
Johnson demuestra en ‘Dolor y dinero’ sus dotes interpretativas, realizando su mejor interpretación hasta la fecha en algo completamente diferente a lo que habíamos visto de él hasta ahora. Sin embargo, esos momentos dramáticos surgen principalmente en la parte final, en donde la cosa decae un poco tras haberse ido desarrollando a un ritmo tan rápido. Es entonces cuando esta comedia recuerda de repente que está basada en una historia real en la que murió gente de verdad, así que nos recuerda de manera abrupta y un poco torpe que sus bobos protagonistas no son simpáticos. Esta confrontación obligada con la realidad hace ciertamente que el espectador se sienta incómodo por reírse de algo a partir de ese punto (y culpable por haberse reído antes), y eso al final también diluye el mensaje de la película.
Aparte de sus fallos, ‘Dolor y dinero’ es una experiencia cinética y absorbente. Michael Bay merece un aplauso por salirse de su estilo habitual (probablemente, es lo más parecido que vaya a poder hacer a lo que hizo el Tony Scott de después de Top Gun al hacer ‘Amor a quemarropa’), y el hecho de que ‘Dolor y dinero’ funcione tan bien como lo hace demuestra que Bay es capaz de hacer algo más que brillantes y pirotécnicos sinsentidos, si se lo propone.