Parece increíble decirlo, pero Disney, la compañía que durante décadas marcó la infancia de millones de personas, se ha topado con un muro inesperado: la llamada Generación Z. Según un reportaje de Variety, los estudios de Walt Disney están en plena crisis creativa porque sienten que han perdido la conexión con los jóvenes de entre 13 y 28 años. Y ojo, hablamos de un público clave, porque son quienes más llenan las salas, cuando una historia realmente les atrapa.
La paradoja es llamativa: mientras los millennials aún corren en masa a ver cada remake de El Rey León o Lilo y Stitch, los jóvenes de hoy parecen preferir jugar en línea, ver clips en TikTok o engancharse a fenómenos inesperados como Minecraft o Minions. Y Disney, el mismo Disney que conquistó al mundo con Marvel y Star Wars, empieza a sentir que ya no tiene la fórmula mágica para ellos.
El problema que nadie vio venir
Que un estudio busque atraer a jóvenes no sorprende a nadie; al fin y al cabo, son el combustible del cine. Pero lo chocante es que sea precisamente Disney el que esté lanzando señales de alarma. Durante casi veinte años, Marvel y Lucasfilm fueron auténticas máquinas de generar público masculino joven. Iron Man, Spider-Man o los Jedi bastaban para que las butacas se llenaran solas.
Iron Man
Ahora, según Variety, productores y guionistas están desconcertados porque desde las oficinas de Disney se insiste en pedir nuevas ideas originales para seducir a los chicos de la Generación Z.
¿El motivo? Este público es descrito como «solitario y obsesionado con los videojuegos», marcado por los confinamientos. En otras palabras: no basta con darles otra secuela de superhéroes, necesitan propuestas frescas que les saquen de la pantalla del ordenador y los devuelvan al cine.
David Greenbaum, el hombre al mando
El encargo de reconquistar a la juventud ha caído principalmente sobre David Greenbaum, fichado en 2024 para dirigir la división de acción real de Disney. Su historial venía del cine independiente y prestigioso, muy lejos de las grandes franquicias, pero ahora tiene en sus manos la misión de diseñar la próxima gran aventura que enganche a los jóvenes. Se habla de recuperar la energía de sagas como Piratas del Caribe o Indiana Jones, aunque el último intento con Harrison Ford no salió precisamente como esperaban: costó 300 millones y con una recaudación de unos 384 millones de dólares, el resultado fue un desastre.
Greenbaum no está solo. A su lado está Daria Cercek, con experiencia en Paramount y en éxitos que sí conectaron con la audiencia joven, como Sonic, A Quiet Place o Smile. Juntos buscan ese nuevo proyecto que vuelva a colocar a Disney en el centro de la conversación juvenil.
La generación que no compra la nostalgia
El gran problema de Disney es que su fórmula estrella ya no funciona con Gen Z. Durante años, el estudio se benefició de la nostalgia: los millennials crecieron viendo La Sirenita y El Rey León en VHS, y ahora pagan entradas para ver los remakes junto a sus hijos. Pero los nacidos después de 2000 no sienten ese vínculo. Ellos no ven 101 dálmatas como un clásico; para ellos, “clásico” es Minecraft. Y ahí está la clave: Warner Bros. ha arrasado con su Una película de Minecraft (2025), casi alcanzando los mil millones de dólares, mientras Disney lucha por reinventar su catálogo.
El contraste es evidente: los chavales hacen virales los estrenos que les resultan cercanos a su mundo. Basta recordar el fenómeno Gentleminions, con grupos de jóvenes yendo en traje a ver Los Minions 2. Esa chispa cultural, espontánea y divertida, es justo lo que Disney lleva tiempo sin generar.
Minions
Disney busca fuera del cine
El movimiento más ambicioso hasta ahora ha sido la inversión de 1.500 millones de dólares en Fortnite. El videojuego ya era una mina de oro, pero Disney quiere integrar a sus personajes en ese universo virtual para volver a conectar con Gen Z desde su hábitat natural: el gaming. Eso sí, Variety confirma que la compañía no tiene los derechos para una película de Fortnite. Una oportunidad perdida… por ahora.
Fortnite
Aun así, Disney sigue siendo un gigante de la taquilla. El año pasado fue el rey indiscutible, y este tiene dos películas camino de superar los mil millones: Avatar: Fire and Ash y Zootopia 2. En total, cuatro películas de Disney han pasado la barrera de los mil millones en apenas 16 meses, algo que ningún otro estudio ha logrado. Y sin embargo, la preocupación sigue ahí: ¿qué pasará cuando Marvel y Star Wars dejen de ser «seguros»?
Bob Iger cambia de estrategia
El propio Bob Iger, CEO de Disney, reconoció en la última reunión de accionistas que el futuro no puede depender solo de secuelas y remakes. Su nuevo lema es claro: «la prioridad es estrenar grandes películas». Eso implica abrir la puerta a conceptos originales, aunque no tengan la seguridad de una marca conocida detrás. Un cambio arriesgado, pero necesario.
Marvel no levanta cabeza, Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos no ha cumplido con las expectativas pese a las críticas positivas y un reparto de lujo. Y Star Wars lleva siete años sin un estreno en cines, con la esperanza puesta en la futura película de The Mandalorian. En este contexto, la urgencia de Disney por reinventarse cobra todo el sentido.
¿Un nuevo comienzo para Disney?
Muchos analistas coinciden en que no es un problema exclusivo de Disney: todo Hollywood está estirando demasiado sus franquicias y necesita aire fresco. Pero la diferencia es que, si el estudio del castillo mágico falla, la caída se siente más fuerte porque el listón siempre estuvo más alto.
La pregunta ahora es clara: ¿puede Disney reconectar con una generación que ya no cree en las mismas historias? Tal vez la respuesta esté en nuevas sagas de aventuras, en apostar por cine original o en integrar de forma más profunda a los videojuegos en su estrategia. Lo que está claro es que, por primera vez en mucho tiempo, Disney tiene que “intentarlo” de verdad.
Todo el catálogo del estudio de cine está disponible en su plataforma de streaming.
