Hay películas que llegan fuerte y luego están las que arrasan la mesa, se llevan el mantel y encima piden postre. Eso es exactamente lo que está pasando con Demon Slayer (Kimetsu no Yaiba) y su arco final en cines. Y ojo, porque lo mejor todavía está por llegar… y lo dice su propio director.
Si pensabas que Infinity Castle ya había tocado techo, mejor siéntate cómodo, porque lo que viene promete subir todavía más el listón. Mucho más.
El fenómeno Demon Slayer no se frena… y el final apunta a locura máxima
Hablar de Demon Slayer hoy en día es hablar de uno de los mayores fenómenos del anime moderno, sin exagerar ni un poco. La franquicia ha conseguido algo que no es nada fácil: enganchar tanto a quien lleva años viendo anime como a quien se ha subido al carro más tarde, atraído por su espectacularidad visual y su intensidad emocional.
La primera película del arco Infinity Castle se estrenó este verano y lo que ocurrió después fue, directamente, una barbaridad. Más de 780 millones de dólares recaudados en todo el mundo, récords cayendo uno tras otro y un dato que dice mucho: se convirtió en la película japonesa más taquillera de la historia en Estados Unidos. Ahí es nada.
Y por si eso fuera poco, también se coló en la conversación de premios con una nominación al Globo de Oro a Mejor Película de Animación. Para una saga que empezó como un manga relativamente discreto, el viaje ha sido demencial. ¿No crees?
Una historia pensada como trilogía… y con margen para ir a más
Infinity Castle no es una película aislada. Es la primera entrega de una trilogía que pondrá punto final a la adaptación animada de Demon Slayer. Un cierre a lo grande, de esos que se cuecen a fuego lento, con tiempo, presupuesto y una ambición muy clara: dejar huella.
Por ahora no hay fechas oficiales para las dos siguientes películas, pero viendo el rendimiento de la primera, todo apunta a que el estudio no va a hacer esperar demasiado. Cuando una historia conecta así con el público, el engranaje se acelera solo.
La ausencia que dio que hablar… y la promesa que viene detrás
Uno de los comentarios más repetidos tras el estreno de Infinity Castle fue bastante claro: “¿Y dónde estaba Inosuke?”. El personaje, uno de los más queridos de Demon Slayer, tuvo una presencia mucho más limitada de lo que muchos esperaban, sobre todo teniendo en cuenta la importancia del combate central de la película.
Lejos de esquivar el tema, Haruo Sotozaki, director de la saga, ha hablado abiertamente sobre ello en una entrevista reciente. Y lo ha hecho dejando claro que no fue una decisión al azar, sino parte de un plan mucho más grande.
Según Sotozaki, Inosuke es, literalmente, su personaje favorito. Y eso se nota en cómo habla de él: lo define como el más “inhumano” del grupo, alguien que no encaja, que choca con el resto, pero que poco a poco va desarrollando una humanidad muy particular a medida que convive con Tanjiro y los demás.
Ese arco, precisamente, es el que se está reservando para lo que viene después.
Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba – La fortaleza infinita
Paciencia recompensada: Inosuke tendrá su momento
El director lo deja claro: aunque Inosuke no tenga tanto tiempo en pantalla en esta primera película, la espera merecerá la pena. Sus palabras apuntan a que su papel en las siguientes entregas será mucho más potente, más emocional y, probablemente, más salvaje.
Vamos, que si eres de los que se quedaron con ganas de verle repartiendo estopa como solo él sabe hacerlo, tranquilidad. Demon Slayer no se olvida de sus piezas clave, solo sabe cuándo sacarlas a escena para que el impacto sea mayor.
Y seamos sinceros: cuando una saga juega bien con la expectativa, el golpe suele ser más fuerte.
Acción sin freno y un clímax pensado al milímetro
Con una duración que roza las dos horas y media, Infinity Castle no es precisamente una película corta. Aun así, el reto no fue meter acción, sino decidir dónde colocar el clímax para que el viaje emocional del espectador no se desbocara antes de tiempo.
Sotozaki reconoce que lo más complicado fue elegir el momento exacto en el que todo debía explotar. Finalmente, la batalla entre Tomioka y Akaza se convirtió en el eje emocional del tramo final, con una secuencia que busca llevar al espectador al límite justo antes de soltarlo.
La intención era clara: controlar el ritmo, dosificar la tensión y asegurarse de que, cuando llega ese instante clave, el público esté completamente dentro de la historia. De esos momentos en los que te olvidas de la butaca y solo existe la pantalla.
El estudio ha escuchado… y piensa usar esa energía
Otro detalle interesante de las declaraciones del director es su reacción al éxito global de Demon Slayer. Desde el propio estudio admiten que no esperaban que la franquicia llegara tan lejos, ni que conectara con tanta fuerza en tantos países distintos.
Pero lo más importante no es la sorpresa, sino lo que viene después. Sotozaki explica que toda esa respuesta emocional del público, toda esa energía, se está canalizando de vuelta al estudio para trabajar en las siguientes películas con un objetivo muy claro: igualar o superar las expectativas.
No promete detalles concretos, pero deja claro que son conscientes de la responsabilidad que tienen entre manos. Y cuando un equipo creativo habla así, suele ser buena señal.
Demon Slayer apunta a un final de los que se recuerdan
A día de hoy, Demon Slayer no solo es una historia de espadas, demonios y batallas espectaculares. Es una franquicia que ha sabido crecer, escuchar y evolucionar sin perder su identidad, algo que no siempre es fácil cuando el éxito se dispara.
Con dos películas todavía por delante, personajes que aún tienen mucho que decir y un equipo creativo totalmente volcado, todo apunta a que el final va a ser grande, emotivo y, probablemente, demoledor. De esos que se comentan durante años.
Así que ahora la pelota está en tu tejado: ¿crees que Demon Slayer conseguirá superarse a sí misma con las próximas entregas o ya ha alcanzado su punto más alto? Cuéntanos qué esperas del final y no olvides seguirnos en Google News, que esto todavía no ha terminado.



