Otro pequeño favor, la esperada secuela de Un pequeño favor aterriza en Amazon Prime Video con más giros, más estilo y menos sentido… pero justo por eso, no puedes dejar de verla.
Han pasado siete años desde aquel inesperado fenómeno que fue Un pequeño favor (2018), esa comedia negra que mezclaba asesinato, vlogs, martinis, trajes imposibles y una tensión sexual que nadie pidió pero todos agradecimos. Ahora llega Un simple favor, secuela directa que vuelve a reunir a Anna Kendrick y Blake Lively, bajo la dirección de Paul Feig, y aunque la locura no es tan fresca como la primera vez, la fórmula sigue funcionando… con ligeros excesos.
Capri, crímenes y couture: la fórmula Feig se reinventa en Italia
Desde su primera escena, Otro pequeño favor deja claro que no está aquí para tomarse en serio. Stephanie (Kendrick) está ahora bajo arresto domiciliario… en una villa de ensueño en Capri, Italia. ¿Cómo ha llegado allí? Bueno, el camino incluye un best seller de true crime, un reencuentro explosivo con Emily (Lively), y una invitación a ser dama de honor en una boda mafiosa.
Sí, todo eso sucede en los primeros 15 minutos. Paul Feig no pierde el tiempo y duplica la apuesta: más lujo, más sátira, más asesinatos inesperados y más vestuarios imposibles cortesía de Renée Ehrlich Kalfus, que merece un Emmy solo por los sombreros que le pone a Blake Lively.
Kendrick y Lively: química intacta y afilada como cuchillos
Lo que sostiene Otro pequeño favor no es el misterio ni los crímenes, sino la química descarada entre sus dos protagonistas. Anna Kendrick sigue siendo encantadoramente torpe, pero ahora con una capa extra de sarcasmo; su Stephanie ha evolucionado y no se deja manipular tan fácilmente. Lively, por su parte, es un ciclón de carisma que devora cada escena. Su Emily es peligrosa, elegante y tremendamente divertida.
Verlas pelear, coquetear y colaborar es la verdadera delicia de la película. El subtexto de obsesión (¿romántica? ¿psicológica?) entre ambas vuelve a estar presente, y el guion lo sabe. Aquí los hombres importan poco o nada. Henry Golding regresa como el ex de Emily, más decadente que nunca, y Michele Morrone (sí, el de 365 Días) hace lo que puede como el prometido mafioso, pero este universo siempre ha sido de ellas.
Un desfile de secundarios que suman y confunden
Otro pequeño favor cuenta con un reparto de apoyo lleno de rostros conocidos y divertidos. Allison Janney brilla como la excéntrica tía Linda, y Elizabeth Perkins toma el relevo de Jean Smart como la madre senil de Emily, logrando el equilibrio perfecto entre el absurdo y el patetismo. También aparece Andrew Rannells, aportando sus habituales dosis de sarcasmo.
Pero aunque todos tienen momentos memorables, muchos de estos personajes entran y salen sin aportar demasiado a la trama. A veces da la impresión de que Feig simplemente quiso llevar a todo el elenco a unas vacaciones pagadas a Capri… y ¿Quién podría culparlo?
¿Y la historia? Importa lo justo
Digámoslo claro: la trama no tiene ni pies ni cabeza, pero tampoco pretende tenerlos. El guion (a cargo de Jessica Sharzer y Laeta Kalogridis) introduce giros que parecen sacados de un grupo de Reddit y subtramas que apenas se desarrollan, pero eso no es un error: es parte del encanto.
Aquí no hay tensión tipo Gone Girl ni misterio al estilo Knives Out. Hay envenenamientos en la ducha, explosiones, escenas que rayan en el slapstick, y referencias metatextuales que se ríen del género. Todo forma parte de una propuesta tan autoconsciente que el exceso se convierte en virtud.
Un viaje estético sin retorno
El verdadero protagonista de Otro pequeño favor es su diseño de producción. Cada plano en Capri parece sacado de una campaña de perfume de alta gama. Blake Lively desfila con trajes que mezclan leopardo, seda y Louboutin, y Anna Kendrick lleva el estilo mommy-chic a nuevos niveles.
Feig demuestra una vez más que la comedia no está reñida con la estética cinematográfica, y aunque el montaje a veces tropieza con la velocidad, el ritmo general es ágil y placentero.
Críticas divididas… y eso está bien
Otro pequeño favor ha sido recibida con entusiasmo moderado por la crítica, obteniendo un 80% en Rotten Tomatoes, casi igual que su predecesora. Sin embargo, el público podría ser más duro esta vez, en parte por la controversia reciente en torno a Blake Lively y It Ends With Us. Sea como sea, el tono de sátira y delirio de Un simple favor no va a convencer a todos. Pero si te gustó la primera, hay mucho que disfrutar aquí.
No es perfecta, pero sí deliciosamente absurda
Otro pequeño favor no es mejor que la original, pero tampoco lo necesita. Es una secuela que se divierte consigo misma, que no intenta justificarse más de lo necesario y que celebra su rareza. ¿Es ridícula? Sí. ¿Es incoherente? También. ¿Es divertida? Absolutamente.
Si buscas lógica, esta no es tu película. Pero si lo que necesitas es un cóctel de crimen, comedia, trajes imposibles y tensión sexual disfrazada de amistad femenina, entonces Un simple favor te está esperando en Prime Video con una copa de martini en la mano y un cadáver bajo la cama. Puedes disfrutar 30 días gratis de Prime Video en este enlace.
