Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho ahora? se estrenó la semana pasada, dirigida por Philippe de Chauveron y protagonizada por Christian Clavier, Chantal Lauby y Ary Abittan, entre otros.
En Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho ahora? Claude y Marie Verneuil, que pasaron un mal rato cuando tuvieron que hacerse a la idea de que sus cuatro hijas se casaban con maridos de origen extranjero, aunque acabaron aceptándolo, atraviesan de nuevo una crisis. Los cuatro yernos, Rachid, David, Chao y Charles, han decidido irse de Francia por motivos distintos. Los Verneuil se ven ya viviendo en el extranjero…
Aquí os dejamos la crítica de Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho ahora?
Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho ahora? repite la formula de la primera película, chistes sobre estereotipos blandos todo con un sentido del humor muy simple y básico, lleno de chistes homófobos, racistas, terroristas… todo, muchas veces, sin justificación alguna; no se ve la ironía, la ridiculización o la satira, por no haber no hay ni desarrollo, todo termina como empieza; muy simple y plano sin argumento más allá de los chistes rancios que ya adornaron la primera entrega.
Consigue lograr algún momento simpático, pero no más allá de la mera sonrisa cómplice del tipo: «yo conozco a alguien así».
El elenco funciona muy bien, se nota esa complicidad ya adherida en la primera entrega, ellos solventan sus papeles, pero lamentablemente, el guion no da para mucho más que unos personajes decentes; un guion lleno de conveniencias e incongruencias que no llego a entender. Qué casualidad que los 4 se quieren ir y al final…sorpresa, ninguno se va. Es una continuación más que predecible con los mismos chistes, estereotipos, y demás sandeces ridículas que sirven como pretexto para hacer una película regulera.
Así mismo, la película sirve también de oda a Francia, en la última media hora vemos algún plano aéreo de los castillos y de paisajes muy bonitos, pero que simplemente son eso, meros planos sin más que sirve para justificar una zafia e innecesaria alabanza a Francia más que forzada.