Patricia Ruiz Martin finaliza su obra Coraje. Un cómic sobre amistad, problemas mentales, crimen, familia y responsabilidad cuyos protagonistas son de todo menos buenas personas.
En Coraje, tres personajes que se encuentran de forma casual en una terapia de grupo. Tres historias que hablan de traumas, problemas y un futuro negro. Pero no son héroes, no son buenas personas.
Jonay tiene un problema grave de ira. No va por la calle destrozando cosas, no, es un trastorno en el que el estereotipo está tan fijado en el imaginario colectivo que no somos capaces de aceptar que alguien pueda sufrirlo de otra forma. En su caso, los ataques de ira son violentos pero responden a una acumulación de frustraciones, pensamientos oscuros y una gran incapacidad para avanzar en la vida. No sería una mala persona si no echara el peso de todo al resto del mundo.
Cho es un comedor compulsivo, con un trastorno de personalidad egoísta estrena, porque el mundo no va a darle nada, y nadie va a ayudarlo, así que no tiene que haber nada que no sea en su beneficio.
Coraje. Las malas compañías página cómic Patricia Martín Rodríguez
Airam es un niño consentido que no ha crecido, desmedido en todo no sabe vivir y el suicidio ronda sus pensamientos, no sabe vivir sin atención y su obsesión con su madre roza la enfermedad, el mundo tiene que darle lo que quiere porque siempre ha sido así.
Con un precedente así es difícil creer que la historia de Coraje no es la de villanos sufriendo una derrota. No es así. Es la historia de tres personas tóxicas, muy reales y lo que pueden llegar a hacer a causa de cómo son, y no es bonito.
Coraje de Patricia Ruiz Martin no pretende convertirlos en héroes, no redimirlos, no tenemos muchas posibilidades de simpatizar con ellos. Pero si de empatizar, de entender y comprender de dónde pueden surgir ciertos actos. Es muy difícil plantearse una historia así, y salir airoso aún más. Patricia lo consigue, con sus problemas en el primer tomo, pero redondeando y cerrando muy bien con el segundo.
El exceso de protagonismo de Jonay es normal ya que es el protagonista principal, pero no tiene tanto como para llenar todo el espacio. La metáfora del cubo que se llena de una sustancia negra para explicar de dónde surgen sus ataques de ira me parece una herramienta perfecta. Explica con pocas palabras como funciona un trastorno de la ira. Pero todo esto está muy marcado y al final pesa.
Pero en la conclusión, ya metida en harina, Rio equilibra con los otros dos la narración y todo fluye mejor. Al final la historia de tres c@bronazos metidos a delincuentes de medio pelo cristaliza en una historia de personas perdidas que no es que elijan el peor camino, es que se abonan a recorrerlo, porque es más fácil, porque es más atractivo, o quizá, porque son malas personas y es el que siempre han buscado y necesitado.
A nivel gráfico la autora evoluciona de una entrega a otra de Coraje. Su estilo manga claro con lineal definida a tinta dura mantiene una narración clara, aunque no tiene muchas secuencias de acción que suele. Ser muy usadas en el género. El salto que da no es que se de porque no cambie de estilo o de repente use otras técnicas. Es más bien una cuestión de elegir mejor y buscar una narrativa completamente acorde a su dibujo estilo manga. En el primer tomo alguna composición más occidental desentonaba y provocaba disrupciones al leer, una vez eliminado eso el cómic mejora y se lee de un tirón.
Si queréis etiquetas estaríamos hablando de costumbrismo, slice of life con toques criminales, o un drama criminal, o un sheinen si queréis alguna referencia al estilo manga del dibujo. Creo que simplemente es la historia de tres personas que no querríamos conocer, que no nos caen bien, y como son capaces de joderse y joder la vida a otros y no saber que hacer después.
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