A veces, un festival no es solo una cita en el calendario: es un lugar al que se vuelve. Sitges lo es. Y por eso, este año Cinemascomics renueva su compromiso como patrocinador del SITGES – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya. Lo hacemos con la emoción de quien regresa a casa, con la responsabilidad de quien entiende la dimensión cultural del fantástico y con la energía de un equipo que vive el cine con la misma intensidad con la que el Auditori ruge en un pase de medianoche.
La 58ª edición llega con promesa de cosecha histórica y no lo decimos como un eslogan bonito: lo certifica una programación que reúne a Guillermo del Toro, Yorgos Lanthimos, Park Chan-wook, Scott Derrickson o Mamoru Hosoda, a la vez que celebra a iconos imprescindibles de nuestra memoria fílmica. Y lo hace, además, sin perder de vista el relevo generacional, a través de Sitges Family, el gran eje de transmisión de valores y pasión cinéfila para niños, niñas y adolescentes. En esta encrucijada entre tradición y futuro, Cinemascomics estará dentro, al lado, y en primera línea, contando, acompañando y celebrando cada historia.
Nuestra nota editorial: por qué volvemos a comprometernos con Sitges
Cada patrocinio explica una forma de mirar. El nuestro nace del mismo sitio donde nacen nuestras crónicas: de la convicción de que el fantástico es una lengua común que habla de miedos, deseos, mutaciones y esperanzas. Sitges nos ha enseñado, año tras año, que el género es laboratorio, espejo y catapulta. Y que su fuerza no depende de presupuestos, sino de ideas, riesgos y piel.
Renovamos nuestro compromiso porque queremos contribuir a que esta conversación siga creciendo. Lo haremos reforzando la cobertura editorial, ampliando la presencia en salas y a pie de alfombra, y poniendo el foco en el pulso del festival: crónicas a contrarreloj que recojan lo que se vive dentro de las proyecciones y lo que se comenta después, cuando el rumor del público se vuelve crítica y memoria.
También creemos en los puentes. Sitges es un cruce de caminos entre cineastas, fans, industria y prensa. Por eso, nuestro apoyo se traduce en más diálogo con la comunidad: observando lo que ocurre en jurados jóvenes, laboratorios de ideas y proyectos que nacen dentro del ecosistema del festival. Patrocinar, para nosotros, es participar.
2025: la edición que huele a leyenda
Emma Stone en Bugonia (2025)
Se ha dicho que este año será grande. Y lo será. La selección de títulos y la constelación de nombres confirman una edición de altísimo voltaje cinéfilo. Sitges 2025 combina el músculo de la Sección Oficial a Competición con un Sitges Collection de quilates, una Òrbita que pisa fuerte y un mapa de cortos que demuestra, de nuevo, que la brevedad puede ser dinamita.
En un mismo programa conviven la delicadeza visual de Park Chan-wook, el filo satírico de Radu Jude, la contundencia sensorial de Ben Wheatley, el encanto monstruoso de Guillermo del Toro, la incomodidad juguetona de Yorgos Lanthimos, la emoción épica de la animación de Mamoru Hosoda, la elegancia de Lucile Hadžihalilović o la potencia física de la acción coreografiada por Kenji Tanigaki. A cada nombre, un universo. A cada película, un modo de entender el miedo, la fantasía, el humor negro o el desgarro sentimental.
Y hay más. Sitges celebra a quienes nos han traído hasta aquí. Los homenajes marcan rumbo: Carmen Maura recibirá el Gran Premio Honorífico por una carrera inagotable que une comedia y vértigo con una verdad que traspasa la pantalla. Terry Gilliam y Joe Dante se alzan como padrinos perfectos del leitmotiv de esta edición, entre lo fantástico y lo cómico, entre lo visionario y lo popular. Y Benedict Cumberbatch, William Fichtner, Enzo G. Castellari y Ben Wheatley viajarán con la Màquina del Temps, ese gesto tan sitgetano que mira hacia atrás para entender por qué seguimos avanzando.
La fuerza de los premios que abren camino: WomanInFan
Hay reconocimientos que no miran, solo, al pasado. WomanInFan celebra a quienes empujan el género hacia territorios nuevos. Este año, Gale Anne Hurd recibirá el Gran Premio Honorífico WomanInFan; su nombre está soldado a la historia del fantástico contemporáneo, del músculo de Terminator al ecosistema apocalíptico de The Walking Dead. Mary Harron también será distinguida: su mirada incisiva convirtió American Psycho en un espejo que todavía hoy nos devuelve preguntas incómodas. Y Nancy Loomis recuerda que el cuerpo de una actriz puede ser archivo vivo del terror: Halloween, La niebla y Asalto a la comisaría del distrito 13 son brújulas para entender el género y sus metamorfosis.
Para Cinemascomics, estos reconocimientos no son apéndices protocolarios: son parte del relato. Forman el mapa de referencias con el que orientamos nuestra cobertura, y una declaración de valores sobre el cine que queremos acompañar: diverso, inquieto, atento a la memoria y ferozmente abierto a nuevas voces.
La clausura que nos pone a caminar: La larga marcha
Una clausura no es un candado, es un eco. Sitges 2025 lo sabe y elige el futuro distópico para encender el último aplauso: ‘La larga marcha’ adapta a Stephen King y nos lanza a esa carretera interminable donde caminar es sobrevivir. Francis Lawrence dirige, Mark Hamill impone desde el poder militar y un reparto de promesas —Cooper Hoffman, David Jonsson, Ben Wang— atraviesa el relato con la intensidad de quien no puede detenerse.
No es casual que el festival culmine aquí. En la resistencia corporal hay una metáfora del propio Sitges: la perseverancia de un certamen que, año tras año, se entrega a un género que no para de transformarse. Para nosotros, que volveremos a vivir esa noche en primera persona, es la forma perfecta de recordarnos que el fantástico es una carrera de fondo: comienza con una idea, se alimenta de comunidad y se sostiene en el tiempo.
Sección Oficial Fantàstic a Competición: el laboratorio de lo imprevisible
La Sección Oficial es el corazón que late más alto. La lista de títulos es un abanico de texturas que van de la sátira política a la fantasía íntima, del body horror a los monstruos con conciencia social, de la aventura metafísica al thriller experimental. Park Chan-wook llega con No Other Choice, una comedia negra deslumbrante sobre el capitalismo; Radu Jude retuerce el mito de Drácula con humor y lucidez; Ben Wheatley se zambulle en la ciencia ficción más juguetona con Bulk. El cine español pisa fuerte con Alberto Vázquez (Decorado), Eduardo Casanova (Silencio), Paul Urkijo (Gaua), Alberto Gastesi (Singular) o Ion de Sosa (Balearic), en una conversación creativa que nos entusiasma cubrir.
El zombie nunca muere, solo cambia de piel. We Bury the Dead, de Zak Hilditch, encuentra sangre nueva para el subgénero y regala a Daisy Ridley un papel que promete quedarse con nosotros mucho tiempo. Together, de Michael Shanks, explora la codependencia desde un horror corporal de reminiscencias románticas y pesadillescas. Death of a Unicorn, de Alex Scharfman, recuerda con mala leche al cine de criaturas de los setenta y ochenta. Y Opus, de Mark Anthony Green, se atreve a mirar a los iconos pop con la inteligencia incómoda que asociamos a A24.
El público de Sitges sabe disfrutar de la acción pura cuando está bien pensada y mejor ejecutada. The Furious, de Kenji Tanigaki, reúne a referentes de la coreografía contemporánea —Joe Taslim, Mo Tse, Jeeja Yanin— y promete llevar el Auditori a esa zona mágica donde los huesos duelen y el corazón aplaude. A su lado, los laberintos psicológicos de Honey Bunch o el homenaje meta de Hélène Cattet y Bruno Forzani en Reflection in a Dead Diamond elevan el pulso desde otras orillas.
Y la Latinoamérica de Sitges vuelve a ser eléctrica: El susurro, del uruguayo Gustavo Hernández Ibáñez, mezcla suspense, vampirismo y cómic; Todos los males, de Nicolás Postiglione, invita a entrar en una casa extraña que es, también, una familia en inquietante descomposición. Miradas distintas que componen un coro poderoso.
Sitges Collection: cuando los gigantes pisan fuera de competición
Fuera del ring, la pelea es igual de intensa. Sitges Collection es ese escaparate donde los nombres más esperados dialogan sin presión del palmarés. Yorgos Lanthimos regresa con Bugonia, remake de Save the Green Planet que promete provocar e incomodar en la misma proporción, con Emma Stone y Jesse Plemons en estado de gracia. Guillermo del Toro presenta Frankenstein, un título llamado a tocar la fibra del público sitgetano, con Oscar Isaac, Mia Goth y Jacob Elordi encarnando un mito que Del Toro lee desde el amor por los monstruos.
Mamoru Hosoda trae Scarlet para recordarnos que la animación también puede ser épica y emocional; Luc Besson se mide a Drácula con una versión elegante y voluptuosa; Lucile Hadžihalilović firma The Ice Tower, poesía en fotogramas; James DeMonaco vuelve al horror con The Home; Scott Derrickson desata la secuela de culto con Black Phone 2; Juno Mak deslumbra con Sons of the Neon Night; Jan Kounen reduce y expande con El hombre menguante. Como remate, V/H/S/Halloween convierte la antología en ritual y Night Patrol se cuela con su crónica negra angelina, apuntalando el mapa norteamericano de esta selección.
Òrbita: adrenalina, artes marciales y hermanos del fantástico
Si la Sección Oficial es el laboratorio y Collection el escaparate, Òrbita es la arteria por la que corre la adrenalina. El cine asiático manda con autoridad. China enseña músculo con Peter Chan y su true crime She Has No Name, el western inesperado Trapped de Sagara y el disaster blockbuster Cesium Fallout con Andy Lau. Takashi Miike dobla apuesta: Blazing Fists erige un torneo de artes marciales como máquina de emociones y Sham mira a los pliegues del sistema desde un thriller judicial afilado.
Corea del Sur pisa fuerte con Park Hoon-jung y Min Kyu-dong; Italia suma juego y descaro con Gabriele Mainetti; Reino Unido y Francia empañan el espejo con Gerard Johnson y Vincent Maël Cardona. Y desde Bangkok, Simon Rumley firma Crushed, un relato visceral que enfrenta a una familia con su propia oscuridad.
Para quienes amamos la variedad, Òrbita es esa bocanada de aire salvaje que también define Sitges: la certeza de que el fantástico se alimenta de géneros vecinos y que la emoción no entiende de etiquetas si la historia muerde.
Serial Sitges y el salto de formato: la televisión que reclama pantalla grande
El ecosistema del festival abriga series que merecen el altavoz de una sala. Este año, The Talamasca: The Secret Order llega con William Fichtner como rostro reconocible y Mark Johnson supliendo la garantía de una producción mimada. La expansión del universo de Anne Rice se siente, además, como una conversación con esta edición: seres ocultos, sociedades secretas y sombras que caminan a la luz.
Cortometrajes: cuando lo breve dispara más lejos
Sitges siempre ha defendido el corto como lengua propia. La Sección Oficial a Competición anuncia inauguración con el cortometraje aragonés Señuelo de Martha Ayerbe y un abanico que pasa del frenesí cómico al escalofrío mitológico, del folk horror al gore elegante, con nombres como Alex Fischman Cárdenas, Mattie Do, Aaron Moorhead & Justin Benson o Luis Larrodera. Anima’t, Noves Visions y las Sessions Especials completan un mapa donde la experimentación encuentra casa y la vanguardia se codea con la tradición.
Para Cinemascomics, los cortos no son entrantes: son platos principales. Los cubrimos con la misma seriedad, porque ahí se cocinan los lenguajes que mañana saltarán al largo.
Sitges Family: plantar hoy el cine de mañana
Quizá el gesto más hermoso de esta edición sea Sitges Family. Ubicado en el Mercat Vell, en plena plaza del Ayuntamiento, este espacio reúne Fantastic Kids, Fantastic Teens, Kids en Acció y las Sesiones Popcorn. Más que una suma de proyecciones, es una declaración de intenciones: acercar el cine fantástico a las nuevas generaciones, con valores de igualdad, tolerancia, trabajo en equipo y conciencia ecológica.
En Fantastic Kids, conviven animación y acción real para tejer relatos que despiertan curiosidad y empatía. Hay aventuras que celebran el trabajo en equipo, cuentos ecológicos con osos golosos que aprenden a convivir con el entorno, viajes misteriosos que piden al público completar el sentido, fábulas con nubes-ovejas y sombras que enseñan a mirar la noche sin miedo. El catálogo es una caja de maravillas donde la experiencia en sala se vive como un acontecimiento.
Fantastic Teens adopta un tono más irreverente y acompaña a ese espectador que ya busca desafíos mayores. Documentales que cuentan la otra historia del cine desde la serie B y el exploitation, ficciones que encaran el deseo de riesgo, y un diálogo precioso con Enzo G. Castellari, presente en Sitges para recibir su merecida Màquina del Temps. Aprender viendo, aprender escuchando, aprender preguntando.
Kids en Acció suma la dimensión humanista: Persépolis, El niño pez, Neptune Frost, El libro de Lila, Tito y los pájaros. Títulos que permiten hablar en familia de cambios sociales, identidad, desigualdad, resistencia. El fantástico, aquí, sirve de puente emocional hacia conversaciones necesarias.
Y para cerrar con azucarado estruendo, las Sesiones Popcorn reivindican la fiesta: el documental sobre The Rocky Horror Picture Show recuerda que el cine también se baila, ¡Dame un poco de amooor…! conecta con la psicodelia pop que vio nacer al festival, Hammer vuelve a desplegar su panteón de monstruos y Super Z hace hueco a un zombi con alma gamberra. El entretenimiento no está reñido con el pensamiento; Sitges lo entiende como pocos.
La ciudad, las salas, los aliados: un ecosistema que late al mismo ritmo
Sitges no ocurre solo en pantalla. Ocurre en el Auditori Meliá Sitges, en la Sala Tramuntana, en Llevant/Brigadoon, en los cines Casino Prado, en el Escorxador – Centre Cultural y en el Centre Cultural Miramar. Ocurre en las colas que se convierten en cineclubs improvisados, en los bares donde la crítica se escribe en servilletas, en los paseos frente al mar que sirven para bajar una película que se te quedó bailando por dentro.
El festival se sostiene con un tejido de complicidades: instituciones, marcas, medios, escuelas, plataformas. De CUPRA a Repsol, de CaixaBank a TV3 y Catalunya Ràdio, de La Vanguardia a Meliá Sitges, de AMC – Dark TV a HBO Max, de FNAC a ESCAC, de Renfe a Iberia. Ese entramado, más allá de la visibilidad, alimenta iniciativas, facilita logística, impulsa becas y pone foco en el talento joven. Sitges se organiza gracias al Ayuntamiento, al Institut Català de les Empreses Culturals, a las salas locales y a la financiación pública que entiende la cultura como bien común.
Un festival que también piensa en el planeta y en el futuro
La fiesta del fantástico solo tiene sentido si mira de frente al futuro. Este año, la energía del festival se hace más sostenible con combustibles 100% renovables, garantías de origen para la flota y apoyo solar a la iluminación. Paralelamente, la alianza con The Dream Makers de SEAT CUPRA siembra talento joven con producción de cortos y becas completas para formación audiovisual en ESCAC. Menos huella, más impulso. Menos ruido vacío, más oportunidades reales.
Esta responsabilidad nos interpela también como medio. Patrocinar Sitges es comprometernos con la educación audiovisual, con los buenos hábitos de consumo cultural y con una cobertura que no se quede en la superficie. Si una película dialoga con el presente, la escucharemos con el cuidado que merece. Si una iniciativa abre camino a quienes vienen, la contaremos para que se multiplique.
El espíritu Sitges, en presente continuo
Hay festivales que te cuentan películas. Sitges te las hace vivir. Entras con una mochila de expectativas y sales con otra, cargada de imágenes nuevas. A veces vuelves con una herida; otras, con una carcajada; muchas, con ambas. El fantástico, cuando es grande, te reorganiza por dentro. Te cambia la forma de mirar el mar al salir del Auditori, la manera de escuchar un rumor en la calle, la luz que escoges en la habitación del hotel.
Este año, volveremos a sentir el frío de la primera fila cuando en pantalla Del Toro reanime cuerpos y almas, cuando Lanthimos retuerza las reglas del juego, cuando Park afine su sarcasmo elegante, cuando Derrickson haga que un teléfono suene desde el más allá, cuando Hosoda nos enseñe que la animación es también una ética del mundo. Y a la vez, volveremos a descubrir nombres que dentro de unos años serán referencias, veremos óperas primas que arden y segundas películas que confirman promesas.
Nos vemos en Sitges
Renovar nuestro patrocinio no es un trámite: es un gesto de amor al cine que nos ha hecho quienes somos. Volvemos a Sitges para acompañar la edición 58 desde la primera butaca disponible hasta la última palabra publicada. Volvemos para contar lo que pasa donde nadie mira, para amplificar el talento, para cuidar ese hilo invisible que une a una comunidad que, año tras año, se reconoce en la oscuridad de una sala.
Si vienes, busca nuestras acreditaciones; si nos lees desde casa, estate atento: vamos a llenar de crónicas, análisis y voces la web y nuestras redes durante todo el festival. Queremos que vivas Sitges con nosotros, desde el primer pase de la mañana hasta esa clausura que, este año, nos hará caminar sin descanso por una Norteamérica desolada y, al final, aplaudir de pie.
Porque el fantástico no se explica, se comparte. Y Sitges es, desde hace décadas, el mejor lugar del mundo para hacerlo.
Cinemascomics renueva su compromiso con Sitges 2025. Nos vemos en las colas, en el Auditori, en el Mercat Vell con Sitges Family, en los aplausos colectivos y en ese silencio perfecto justo antes de que se apaguen las luces. Allí empieza todo. Y allí volveremos a empezar.
