Después de más de 20 años dando tumbos en Hollywood, el remake de Akira en imagen real ha muerto. Y esta vez de verdad. Warner Bros. ha perdido los derechos del manga de Katsuhiro Ōtomo y el proyecto que iba a dirigir Taika Waititi ha quedado enterrado oficialmente.
La información llega desde The Hollywood Reporter y confirma lo que muchos ya sospechaban: el estudio ha dejado expirar los derechos y estos han regresado a manos de Kodansha, la editorial japonesa que publicó Akira por primera vez en 1982. Con este movimiento, el futuro del clásico cyberpunk queda de nuevo en el aire, pero al menos, lejos de las garras de Hollywood. Y eso, para muchos, es motivo de celebración.
¿Qué ha pasado exactamente con Akira?
Warner Bros. llevaba desde principios de los 2000 intentando hacer una versión americana de Akira. Por el camino, el proyecto ha pasado por las manos de varios directores: Stephen Norrington, Albert Hughes, Jaume Collet-Serra, Jordan Peele y finalmente Taika Waititi, que estuvo vinculado durante los últimos años.
La idea nunca terminó de convencer. En un principio, se rumoreaba que el remake trasladaría la acción a una ciudad estadounidense y convertiría a los protagonistas japoneses en personajes blancos. Incluso hubo un guion en el que Kaneda y Tetsuo eran hermanos. Pero la reacción fue tan negativa que el plan cambió de rumbo varias veces. Aun así, nunca llegó a materializarse.
Taika Waititi aseguró en su momento que respetaría la esencia del manga y que su intención era fichar a actores japoneses. Sin embargo, tras el tibio recibimiento a Thor: Love and Thunder (2022), el impulso del proyecto se fue diluyendo. Ahora sabemos que Warner ha tirado la toalla del todo.
Akira (1988)
¿Qué significa que los derechos de Akira vuelvan a Kodansha?
Significa que cualquier nueva adaptación necesitará pasar primero por la aprobación de Kodansha. Y, según THR, hay ya productores y talentos interesados en presentar propuestas a estudios o plataformas, esta vez bajo una visión diferente.
Esto abre la puerta a algo que muchos llevan años deseando: una versión auténticamente japonesa de Akira, con respeto al material original y sin imposiciones occidentales. Algo que, sinceramente, podría marcar un antes y un después en la relación entre el anime y Hollywood.
¿De qué trata Akira y por qué es tan importante?
Para quien no lo sepa, Akira no es simplemente «otro anime clásico». Es la piedra angular del cyberpunk japonés y una de las películas de animación más influyentes de todos los tiempos.
Estrenada en 1988 y dirigida por el propio Katsuhiro Otomo, cuenta una historia compleja, caótica, pero hipnótica. La acción se sitúa en el año 2019, en Neo-Tokio, una megaciudad reconstruida tras una explosión nuclear que dio inicio a la Tercera Guerra Mundial.
Dos amigos adolescentes, Kaneda y Tetsuo, pertenecen a una pandilla de motoristas que se ve envuelta en una conspiración militar cuando Tetsuo choca con un niño con poderes psíquicos escapado de un laboratorio secreto. A partir de ahí, todo se descontrola.
Tetsuo empieza a desarrollar habilidades sobrenaturales similares a las del mítico Akira, el niño que provocó la destrucción original de Tokio. Su poder crece sin control, sufre mutaciones, y lo que era una historia de ciencia ficción pasa a ser una tragedia de proporciones bíblicas.
La película es visualmente abrumadora, narrativamente ambiciosa y emocionalmente devastadora. Aborda temas como la corrupción política, el abuso científico, la deshumanización del poder, la pérdida de identidad y lo hace a través de una estética revolucionaria con una banda sonora que marcó a generaciones.
El remake maldito
Intentar adaptar algo así no es sencillo. De hecho, casi todo intento ha fracasado antes de arrancar. El propio Jordan Peele, director de Déjame salir y Nop, confesó que le ofrecieron dirigir una versión de Akira, pero que prefirió apartarse.
«Es un proyecto que me apasiona», dijo en el podcast Happy Sad Confused. «Pero estoy feliz de no haberlo hecho, porque alejarme de esa IP me empujó a crear algo nuevo. Aun así, quiero ver Neo-Tokio. Quiero un reparto japonés. Quiero sentirme inmerso en ese mundo como en el manga y el anime».
Peele no es el único que entendió que adaptar Akira no es solo trasladar la historia: es entender su atmósfera, su densidad y su lenguaje visual. Algo que, hasta ahora, ningún estudio de Hollywood ha demostrado saber hacer.
Akira (1988)
¿Y ahora qué?
Con los derechos en manos de Kodansha, el futuro de Akira es más incierto, pero también más prometedor. Puede que finalmente veamos una adaptación hecha con respeto, sensibilidad cultural y visión artística. O puede que simplemente no veamos ninguna. Y eso también estaría bien.
A veces, no adaptar algo es el mayor acto de amor que se le puede hacer a una obra. Pero en mi opinión, solo existen 2 directores occidentales capaces de hacer algo grande con Akira y esos son Christopher Nolan y Denis Villeneuve.




