Durante más de un siglo, la historia de La guerra de los mundos (War of the Worlds) ha sembrado inquietud en la mente de lectores y espectadores. Desde que H.G. Wells publicó la novela original en 1898, hemos visto múltiples versiones donde los alienígenas mueren de forma bastante orgánica. Pero en 2025, Amazon Prime Video ha decidido hacer las cosas muy distintas. Y vaya si lo han hecho.
Atención SPOILERS. En este nuevo reboot, titulado simplemente La guerra de los mundos, el final da un giro inesperado que rompe por completo con lo que conocíamos. Olvídate de bacterias y gérmenes: aquí los invasores cibernéticos tienen un objetivo muy concreto, y el arma secreta para derrotarlos no está en la biología humana, sino en los datos.
Sí, así como lo lees.
La guerra de los mundos (2025) es un reboot lleno de tensión, tecnología… y un poco de Ice Cube
Dirigida por Rich Lee, esta nueva adaptación de La guerra de los mundos pone el foco en Will Radford (interpretado por Ice Cube), un analista de amenazas del Departamento de Seguridad Nacional que vive pegado a sus pantallas. Entre llamadas de su hija Faith (una investigadora biomédica embarazada), discusiones con su hijo gamer Dave, y vigilancia constante, Will parece más interesado en espiar que en entender a su propia familia.
La guerra de los mundos (2025)
Pero su mundo se pone patas arriba cuando una lluvia de meteoritos azota la Tierra, trayendo consigo algo mucho más letal que simples rocas espaciales. Lo que comienza como un fenómeno atmosférico extraño, se transforma rápidamente en una invasión alienígena tecnológica, organizada y brutal.
Y aquí empieza lo interesante.
¿Qué quieren los alienígenas en La guerra de los mundos (2025)?
Olvídate de los recursos naturales o conquistar el planeta. En esta versión, los extraterrestres vienen a por nuestra información. Así es: el bien más codiciado del siglo XXI, los datos, se convierte en el objetivo de los invasores. Equipados con extremidades robóticas y enjambres de microcriaturas que se alimentan de microchips, los alienígenas no destruyen por destruir. Ellos buscan centros de datos, servidores, conexiones y lo hacen con una precisión escalofriante.
La clave está en un proyecto ultrasecreto llamado Goliath, un sistema de vigilancia extrema que puede predecir el comportamiento humano. El gobierno lo diseñó para «protegernos», pero activarlo fue como tocar la campana de la cena para los alienígenas.
Y sí, el propio director del DHS, Don Briggs, sabía exactamente lo que estaba haciendo. Un giro que añade una capa de crítica social bastante directa sobre el eterno dilema entre seguridad y privacidad.
La guerra de los mundos (2025)
¿Cómo logran derrotarlos? Aquí es donde La guerra de los mundos 2025 se desmarca
A diferencia de las versiones clásicas, en las que los alienígenas sucumben a bacterias terrícolas, en este caso hay acción coordinada. Will, sus hijos, un equipo de hackers y la científica Sandra Salas (Eva Longoria), descubren que los invasores son híbridos: mitad biológicos, mitad digitales.
Y ahí entra en juego algo llamado el cannibal code.
Faith, la hija de Will, había desarrollado este código con la idea de hacer que células enfermas se destruyeran entre sí. Dave, su hermano, lo adapta al lenguaje digital, creando así un virus capaz de hacer que las criaturas se autoconsuman desde dentro.
El reto: introducir el código directamente en Goliath. Pero la cuenta atrás ha comenzado, los servidores están enterrados bajo escombros, y el acceso está limitado. Aquí viene uno de los momentos más delirantes y curiosamente efectivos del film: Mark, el novio de Faith, envía un USB con el código a través de un dron de Amazon Prime Air. Literalmente.
Will recibe el USB justo a tiempo, lo conecta, y boom: los alienígenas mueren, Goliath se corrompe, y el gobierno queda al descubierto.
La guerra de los mundos (2025) rompe con el canon… y tiene mensaje
Este desenlace no solo marca una diferencia con otras adaptaciones de La guerra de los mundos, sino que también lanza una crítica potente a la vigilancia gubernamental y el uso abusivo de la tecnología. El villano real no es solo el ejército alienígena, sino la ceguera institucional que permite sacrificar la privacidad en nombre de la seguridad.
Will, después de haber pasado toda la película «vigilando», decide renunciar al nuevo programa de control que le ofrecen. «Ahora voy a observar a los que están en el poder», sentencia. Y con esa frase, La guerra de los mundos (2025) cierra con una vuelta de tuerca contemporánea que no veíamos venir.
¿Y cómo era el final clásico?
En la novela original, los invasores morían al entrar en contacto con bacterias comunes de la Tierra, ya que sus cuerpos no estaban preparados para enfrentarlas. Esta solución «natural» fue replicada en varias adaptaciones, incluyendo el icónico film de 1953 dirigido por Byron Haskin, la miniserie de la BBC de 2019, e incluso la versión de Spielberg en 2005 con Tom Cruise.
Todas tenían en común la idea de que la biología terrestre derrotaba a la tecnología alienígena.
Pero en el reboot de 2025, no es la naturaleza la que nos salva, sino la inteligencia humana, los errores del sistema y el valor de una familia disfuncional dispuesta a enfrentarse a todo, incluido su propio gobierno, para proteger lo que importa.
¿Merece la pena verla?
Aunque algunos críticos han señalado que Ice Cube interpreta a Ice Cube (sí, incluso como analista del DHS), La guerra de los mundos 2025 es sorprendentemente entretenida. Tiene un ritmo ágil, momentos absurdos que terminan funcionando, y un guion que no se toma demasiado en serio pero deja ideas provocadoras sobre tecnología, familia y responsabilidad.
No es una obra maestra, pero tampoco pretende serlo. Es una reinterpretación libre, con identidad propia, y eso en un mar de remakes genéricos… ya es bastante.
La guerra de los mundos (2025) ya está disponible en Amazon Prime Video. ¿Te animas a descubrir este nuevo final?
