Durante años, el Arrowverso fue el corazón televisivo de DC. Una franquicia que creció a lo grande, conectando a personajes como Green Arrow, The Flash, Supergirl y muchos más en una red de series que ofrecía algo que ni siquiera el DCEU pudo lograr del todo: un universo compartido sólido, duradero y lleno de eventos épicos. Pero tras cámaras, no todo era tan heroico como parecía.
Un detalle inesperado ha salido a la luz, y podría explicar mucho sobre por qué el Arrowverso se desinfló poco a poco hasta desaparecer de la parrilla de The CW. Danielle Panabaker, actriz que interpretó a Killer Frost y Caitlin Snow en The Flash, ha compartido una verdad incómoda: los actores ganaban muy poco por los famosos crossovers, y si alguien se atrevía a quejarse… simplemente era eliminado del evento.
Sí, aunque parezca increíble, el Arrowverso no solo unía héroes, también generaba tensiones internas que afectaron la moral del reparto durante años. Y ahora que ya no hay universos que salvar, algunos actores están comenzando a hablar sin filtros.
Así ha revelado la verdad sobre el Arrowverso
En una reciente charla con el actor Michael Rosenbaum (Smallville) en su podcast, Panabaker explicó cómo funcionaba el sistema de pagos en los primeros crossovers entre Arrow y The Flash. Lo que parecía una oportunidad para brillar en varias series al mismo tiempo, era, en realidad, una carga laboral duplicada sin recompensa económica equivalente.
«Nos hacían hacer dos trabajos al mismo tiempo y nos pagaban una fracción», explicó Panabaker. «Cuando empezamos en The Flash, no se incluyeron cláusulas de crossovers en nuestros contratos. Así que, si cruzábamos a Arrow, cobrabas como estrella invitada, no como protagonista».
Danielle Panabaker en el Arrowverso
Hablamos de sueldos por debajo de los 10.000 dólares, incluso para actores principales. Y mientras el Arrowverso se convertía en fenómeno cultural, sus intérpretes veían cómo sus esfuerzos no se correspondían con el reconocimiento económico.
El precio de hablar: quedar fuera del Arrowverso
Danielle también fue clara sobre una dinámica preocupante: si algún actor se plantaba y pedía cobrar su tarifa habitual por aparecer en otra serie del Arrowverso, era directamente eliminado del crossover.
«Conozco a alguien que dijo: No, págame mi salario. Y lo sacaron del crossover», contó.
Esto deja claro que la construcción de este universo compartido se hizo, en gran parte, a costa de la flexibilidad (y paciencia) del reparto, especialmente en sus primeras temporadas.
Un problema que venía de lejos en The CW
No es la primera vez que se denuncian malas condiciones dentro del Arrowverso. Ruby Rose, la primera Batwoman, abandonó la serie alegando malos tratos, falta de seguridad en el set y presión desmedida. La cadena, por su parte, siempre se ha caracterizado por tener presupuestos ajustados, incluso para producciones ambiciosas.
De hecho, el propio Michael Rosenbaum también rechazó volver como Lex Luthor en Crisis en Tierras Infinitas porque, según él, la oferta económica era «ridícula». Y si personajes como Lex, o actores de la talla de Stephen Amell o Melissa Benoist, tenían que negociar duro para mantener su lugar, imagina lo que era para los secundarios o el reparto técnico.
¿Fue este uno de los motivos del colapso?
Aunque el Arrowverso vivió momentos gloriosos, como Crisis on Infinite Earths o Elseworlds, es evidente que algo se fue resquebrajando por dentro. Y no hablamos solo de los guiones o el desgaste de los personajes, sino de una estructura industrial que exprimía al máximo a sus actores sin recompensarlos como merecían.
Series como Legends of Tomorrow o Batwoman fueron canceladas sin final digno, y aunque Arrow y The Flash lograron cerrar sus historias, lo hicieron en un entorno ya agotado por la presión, los cambios de rumbo creativos y, ahora lo sabemos, también por diferencias salariales importantes.
Arrowverso
El legado (y la advertencia) del Arrowverso
Hoy el Arrowverso ya se ha terminado. Pero historias como la de Danielle Panabaker nos recuerdan que, detrás del heroísmo televisivo, hay negociaciones duras, decisiones empresariales frías y contratos que muchas veces no contemplan la carga emocional ni física de un universo compartido.
Aunque el nuevo DCU de James Gunn se prepara para un reinicio desde cero, el Arrowverso seguirá siendo un caso único de éxito y desgaste. Un experimento que funcionó durante casi una década, pero que también dejó cicatrices en muchos de los que lo hicieron posible.
Y quizás, si desde el principio se hubiera valorado mejor a su elenco, todavía podríamos estar viendo nuevas aventuras de sus personajes más queridos.




