Adiós mi Odín, de Chihiro Yoshioka, nos sitúa en la era medieval, en pleno auge de las invasiones vikingas. En este escenario, un joven se convierte en un vengador salido de lo más salvaje: un chico lobo. Esta obra, brutal y llena de acción, es un seinen de venganza y pura adrenalina.
Un entorno histórico feroz y un protagonista marcado por la tragedia
La historia de Adiós mi Odín, se desarrolla en un ambiente histórico bien definido, aunque no siempre exacto. Narra la vida de un muchacho criado entre animales que termina siendo acogido en un monasterio. Ese refugio, sin embargo, es asaltado durante los ataques de la invasión danesa, en la época del rey Sven. Antes de todo esto, sus padres también habían sido asesinados por vikingos, lo que despierta en él un odio profundo e incontrolable hacia esos guerreros.
Las grandes pérdidas a las que se enfrenta el protagonista lo van convirtiendo en un ser casi más allá de lo humano.
Drama, vikingos idealizados y el nacimiento de un antagonista
Adiós mi Odín tiene un tono dramático que lleva los sentimientos al límite. El protagonista, marcado por la pérdida, se transforma en alguien que roza lo sobrenatural. Al mismo tiempo, los vikingos aparecen idealizados, convertidos en máquinas de guerra, y entre ellos se alza el antagonista principal: Luke.
Los combates, carentes de fantasía añadida, son crudos y violentos. El dibujo contribuye a esa sensación salvaje. Pese a la intensidad emocional, la lectura resulta ágil. Aunque el eje de la trama es la venganza, las dos líneas temporales —la infancia y la madurez de Luke— dan profundidad a la historia. Los vikingos son quienes marcan el compás del tiempo a través de la invasión y la destrucción que arrastran.
El mito del lobo de batalla
Abandonado desde niño y criado por lobos, Luke acaba convertido en lo que los vikingos llaman Gildorfoding, el “Odín”, el lobo de batalla. Confundido con una criatura mitológica o una encarnación del dios nórdico Odín, Luke se lanza a una espiral de enfrentamientos y batallas. Su búsqueda de venganza parece ser lo único que da sentido a su existencia, pero también lo separa de quienes podrían haberlo acogido tras la pérdida de su última familia.
El estilo visual de Chihiro Yoshioka
El dibujo de Chihiro Yoshioka es suelto, con un trazo grueso y marcado que destaca líneas y sombras. Predomina el contraste, pero también un cuidado especial en las formas, más refinadas que las habituales en el género. En este seinen, el interés no está en los cuerpos musculados o las poses heroicas, sino en el dinamismo, el movimiento y el paso del tiempo.
El autor utiliza tramas y negros con fuerza para mostrar los cambios entre escenas. Hay momentos tiernos, dibujados con un trazo más difuminado, y otros adultos, oscuros y tensos, que revelan la brutalidad del presente. Las líneas se exageran hasta el límite, sobre todo cuando Luke se transforma en ese guerrero salvaje que empuña la lanza.
Conclusión: venganza, familia y redención
En conjunto, Adiós mi Odín es un manga de acción, un seinen histórico —no del todo preciso, pero tampoco lo necesita— que usa las invasiones danesas como fondo para una historia de venganza, familia y aceptación. Es también la búsqueda de redención de un protagonista que, por ahora, se ha convertido en una bestia dominada por el deseo de destruir a quienes arrasaron lo poco que amaba.
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Adiós mi Odín
NOTA CINEMASCOMICS
NOTA
A comienzos del siglo XI, en Inglaterra. Un niño llamado Luke, criado por lobos, se encuentra con el sacerdote Crowley. Gracias al amor que recibe de Crowley, Luke empieza a recuperar su humanidad. Ambos disfrutan de un tiempo de paz hasta que los vikingos aparecen ante ellos. Así da comienzo una sobrecogedora historia de venganza, protagonizada por el hombre que más tarde sería temido por los vikingos como el ""Lobo de Guerra (Hildolfr) Odín.
