¿Y si el mayor obstáculo para la nueva película de Superman no fuera el villano ni la taquilla, sino el propio mensaje que quiere transmitir? Dean Cain, el actor que encarnó al Hombre de Acero en los años 90 con la serie Lois y Clark (1993 – 1997), ha dejado claro que hay algo en el enfoque de James Gunn que podría espantar al público, y no tiene reparos en decirlo alto y claro.
La polémica ha estallado por algo que, en teoría, no debería ser polémico: decir que Superman es un inmigrante. Sí, literalmente lo es. Es un bebé alienígena enviado desde Krypton que crece como Clark Kent en Kansas. Pero en ciertos sectores, la frase ha sido interpretada como una declaración ideológica y ha provocado una reacción inesperada. Y ahí es donde entra Dean Cain, que ha decidido opinar sobre el tema, dejando algunas declaraciones que han dado mucho de qué hablar.
Dean Cain no se calla: «Cambiar personajes queridos de Superman no es buena idea»
En una entrevista con TMZ, Dean Cain, expresó sus dudas sobre el enfoque actual que James Gunn está dando al personaje.
«¿Qué tan woke van a hacer a este personaje en Hollywood? ¿Cuánto va a cambiar Disney a su Blancanieves? ¿Por qué van a cambiar a estos personajes para que existan según los tiempos? Para Superman era verdad, justicia y el estilo americano. Bueno, eso lo eliminaron… Ahora es verdad, justicia y un mañana mejor. Cambiar personajes queridos no creo que sea una gran idea. Si quieres crear un personaje nuevo, adelante».
Lo que más le preocupa a Cain no es solo el cambio de eslogan o valores, sino la forma en la que James Gunn ha puesto el foco en la condición de inmigrante del personaje. Una frase que el director dijo en una entrevista reciente encendió las alarmas entre ciertos grupos más conservadores, que no tardaron en acusar al nuevo Superman de ser «demasiado woke».
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El problema no es que sea inmigrante, sino que se diga
Dean Cain no niega la raíz inmigrante del personaje. De hecho, lo reconoce… pero con matices. En sus palabras:
«Superman siempre ha representado la verdad, justicia y el estilo americano, y el estilo americano es amigable con los inmigrantes, tremendamente amigable. Pero hay reglas. No puedes llegar diciendo: quiero eliminar todas las reglas de Estados Unidos, porque quiero que sea más como Somalia. Bueno, eso no funciona, porque tuviste que dejar Somalia para venir aquí. Tiene que haber límites, porque no podemos tener a todo el mundo en Estados Unidos. No podemos tener a todos, la sociedad colapsará. Así que tienen que existir límites».
Este tipo de declaraciones mezclan el mensaje original del personaje con una visión muy concreta del mundo, y apuntan a una preocupación creciente en ciertos círculos: que el Superman de Gunn no conecte con todos los sectores del público.
¿Está James Gunn politizando demasiado a Superman?
Esa es la gran pregunta que flota en el ambiente. Para Dean Cain, lo que ha hecho James Gunn con sus comentarios es un error:
«Meter a Superman en esto, creo que fue un error por parte de James Gunn al decir que es una cuestión de inmigración, y creo que eso va a perjudicar los números de la película. Yo estaba emocionado por la película. Estoy emocionado por ver qué es. Espero que tenga éxito, pero no me gustó ese último comentario político».
Una crítica que, si bien parte de alguien que conoce bien al personaje, también refleja el clima de tensión que rodea ahora a cualquier adaptación de superhéroes que toque temas sociales, culturales o políticos de forma más explícita.
James Gunn responde con elegancia: «Esto va de bondad»
Lejos de entrar al trapo, James Gunn ha preferido lanzar un mensaje positivo y evitar la confrontación directa con sus críticos:
«Creo que esta es una película sobre la bondad, y creo que eso es algo con lo que todos pueden identificarse».
Esa ha sido su única respuesta ante la oleada de comentarios negativos que han surgido en redes tras sus declaraciones. Gunn parece tener claro que su Superman no es un símbolo de división, sino de esperanza. Pero el debate está servido, y más aún cuando una figura tan vinculada al personaje como Dean Cain decide poner el tema sobre la mesa.
¿Qué sabemos de la nueva película de Superman?
Superman llegará a los cines el 11 de julio de 2025 como la piedra angular del nuevo DCU liderado por Gunn. Protagonizada por David Corenswet como Clark Kent y Rachel Brosnahan como Lois Lane, el reparto también incluye a Nicholas Hoult como Lex Luthor, Isabela Merced como Hawkgirl, Nathan Fillion como Guy Gardner, Edi Gathegi como Mr. Terrific, Anthony Carrigan como Metamorfo, y la aparición de Milly Alcock como Supergirl antes de su película en solitario.
Superman (2025)
Además, veremos a Pruitt Taylor Vince y Neva Howell como los Kent adoptivos, en una historia que promete mezclar acción, humor y corazón.
La sinopsis oficial adelanta que Gunn aportará su sello personal:
«En su estilo característico, James Gunn se adentra en el superhéroe original en el recién imaginado universo DC con una mezcla única de acción épica, humor y corazón, ofreciendo un Superman impulsado por la compasión y una creencia inherente en la bondad de la humanidad».
¿Una película de superhéroes o una declaración de intenciones?
Lo interesante de esta polémica es que, más allá del espectáculo y los efectos visuales, la película de Superman ya se está enfrentando a su propio juicio ideológico antes incluso de estrenarse.
Y no es la primera vez que ocurre. El cine de superhéroes ha entrado en una etapa donde cada decisión creativa se analiza al milímetro: si hay inclusión, si se respetan los valores originales, si hay cambios innecesarios, si se politiza demasiado o si se pierde el sentido clásico de los personajes.
En medio de ese ruido, James Gunn parece tener una visión muy clara: no quiere dividir, quiere unir. Y cree que Superman, como símbolo de bondad, sigue teniendo mucho que decir en estos tiempos inciertos.
¿Será suficiente?
Dean Cain dice estar «emocionado» por ver la película. También dice que espera que sea un éxito. Pero su crítica es clara: si Superman se convierte en un mensaje político, puede alejar a parte del público.
Ahora la pregunta es si ese riesgo es real… o si, como dice Gunn, la bondad es un mensaje universal que no necesita traducción ni ideología. El tiempo (y la taquilla) dirán quién tiene razón.
