Hay rodajes que te ponen a prueba y otros que te miran a los ojos y te dicen “a ver si te atreves”. Sylvester Stallone lo sabe bien y acaba de recordar dos momentos que no solo fueron extremos, sino directamente peligrosos. Dos escenas que todavía recuerda de forma muy amarga.
Porque si algo ha definido la carrera de Sylvester Stallone es ese empeño casi cabezón por hacerlo todo él mismo, incluso cuando el guion y el sentido común te piden un doble. Y sí, hablamos de Demolition Man, esa locura futurista noventera que parecía un parque de atracciones… hasta que dejó de serlo.
Un futuro con humor… y con riesgos muy reales
Cuando se estrenó Demolition Man, dirigida por Marco Brambilla, nadie imaginaba que detrás de su tono exagerado y casi cómico se escondían algunos de los rodajes más peligrosos de toda la carrera de Sylvester Stallone. La película jugaba a ser salvaje, violenta y deslenguada, pero los riesgos no estaban solo en el guion.
En una reciente charla para GQ, el actor repasó sus personajes más icónicos y no dudó ni un segundo en señalar esta película como el escenario de “los dos stunts más peligrosos que he hecho jamás”. Y ojo, que hablamos de alguien que ha subido montañas, recibido palizas épicas y corrido con explosiones a la espalda durante décadas.
El primero de esos momentos llega cuando su personaje, el detective John Spartan, es atrapado por una enorme garra robótica. En pantalla parece un juguete futurista, casi de cómic, pero en el set era otra historia muy distinta. Las garras estaban movidas por sistemas hidráulicos que no siempre respondían como debían.
La garra mecánica que no entendía de bromas
Sylvester Stallone recuerda esa escena con una mezcla de humor negro y respeto. Explica que a veces los controles hidráulicos se desajustaban y la fuerza de aquellas garras metálicas podía volverse impredecible. No hablamos de un pequeño empujón: aquello tenía potencia suficiente como para hacer daño de verdad.
Imagina estar colgado, atrapado por una máquina de metal, sin saber si el siguiente movimiento va a ser suave… o demasiado brusco. Ese tipo de incertidumbre no se ensaya en un plató. Y Stallone, fiel a su estilo, decidió afrontarlo sin red, confiando en que todo saldría bien.
Demolition Man
El segundo momento peligroso, sin embargo, resulta todavía más angustioso al escucharlo de su propia boca. Y no tiene que ver con golpes, sino con algo mucho más básico: respirar.
La escena que podía haber acabado muy mal
La secuencia de la congelación de John Spartan es ya historia del cine de acción. Stallone encerrado en una cápsula transparente que se va llenando de líquido mientras su cuerpo queda inmovilizado. En pantalla dura unos segundos. En la vida real, la sensación fue bastante más terrorífica.
El actor explica que aquel cilindro estaba hecho de un plexiglás tan grueso que no se podía romper ni a martillazos. Literalmente. El líquido subía poco a poco hasta el cuello y todo dependía de que el equipo cortara la escena en el momento exacto. Si se pasaban, el nivel llegaba a la nariz… y ahí ya no había escapatoria posible.
Para que te hagas una idea, Stallone contó que después del rodaje pidió a varios miembros del equipo que intentaran abrir la cápsula con mazas y hachas. Golpearon una y otra vez sin conseguir ni una grieta. Pensarlo ahora pone los pelos de punta, ¿no crees?
Cuando la tensión no era solo actuación
Ese tipo de situaciones explican por qué Sylvester Stallone habla de Demolition Man con una mezcla de cariño y respeto. No era solo otra película más en su agenda de los 90. Era un rodaje en el que cualquier pequeño fallo podía haber tenido consecuencias muy serias.
Y aun así, el resultado fue una cinta que, con el paso del tiempo, ha envejecido mejor de lo que muchos esperaban. En su estreno no fue aclamada por la crítica, pero el público conectó con su humor excesivo, su acción sin complejos y ese mundo futurista tan marcadamente noventero.
La película recaudó 159 millones de dólares en todo el mundo y contó con un reparto que hoy es imposible no recordar con una sonrisa, incluyendo a Wesley Snipes y Sandra Bullock, en uno de sus papeles más tempranos y recordados.
Un clásico inesperado dentro de una década mítica
Sylvester Stallone y Sandra Bullock
Los años 90 fueron un periodo especialmente intenso para Sylvester Stallone. El mismo año de Demolition Man llegó Cliffhanger, y poco después aparecerían títulos como Judge Dredd o Cop Land. No todas fueron éxitos incontestables, pero todas dejaron huella.
A diferencia de sagas como Rocky o Rambo, que han regresado una y otra vez, el mundo de Demolition Man lleva décadas congelado, nunca mejor dicho. Eso sí, el propio Stallone confirmó en 2020 que una secuela estaba sobre la mesa.
Desde entonces, silencio casi absoluto. No se sabe si Demolition Man 2 sigue adelante o si se ha quedado en ese cajón lleno de proyectos que “quizá algún día”. Lo que parece bastante claro es que, si llega a rodarse, nadie va a meter a Stallone en una cápsula sellada sin un botón de emergencia bien grande.
Al final, estas historias sirven para recordar algo que a veces se nos olvida: detrás de las explosiones, los chistes y los trajes imposibles hay actores jugándose el tipo de verdad. Y Sylvester Stallone, para bien o para mal, siempre ha sido de los que van hasta el final.
Ahora te toca a ti: ¿volverías al mundo de Demolition Man o prefieres que se quede como ese clásico noventero irrepetible? Cuéntanos qué opinas y no olvides seguirnos en Google News para no perderte ninguna locura más del cine que nos gusta.



