Entre explosiones, lágrimas inesperadas y butacas temblando, solo una película ha conseguido lo que casi nadie se atreve a decir: ha mirado de tú a tú a Demon Slayer sin salir escaldada.
No es poca cosa. Cuando Demon Slayer estrena película, el mundo se detiene un poco. Pero este año, una historia sangrienta, romántica y muy poco convencional ha conseguido colarse en la conversación grande. No para destronar a nadie, pero sí para plantarse firme y decir: “eh, que yo también he venido a jugar”.
Demon Slayer vs Chainsaw Man
2025 ha sido el año de los regresos sonados, de esos que llevaban tiempo calentando motores mientras el público miraba el calendario con ansiedad. Entre todos ellos, uno destacaba por la presión que tenía encima: Chainsaw Man – The Movie: Reze Arc. Tres años después de su primera temporada, la historia de Denji volvió a los cines de la mano de MAPPA, y lo hizo sin medias tintas.
Studio MAPPA
Desde su estreno, la película se convirtió en un pequeño terremoto. No solo por la taquilla, que respondió con entusiasmo, sino por la sensación generalizada de que aquello no era “más de lo mismo”. Era un paso adelante. Algo más íntimo, más trágico, más incómodo… y precisamente por eso, más potente.
Mientras Demon Slayer seguía dominando titulares con cifras mareantes, Chainsaw Man empezaba a ganar algo igual de valioso: conversación. De la buena. De la que se tiene al salir del cine, con el abrigo puesto y la cabeza llena de imágenes que no se van fácilmente. ¿No te encanta cuando pasa eso?
Una historia pequeña… hasta que explota
La película arranca donde lo dejó la serie, sin rodeos ni recapitulaciones eternas. Denji sigue siendo Denji: impulsivo, torpe, hambriento de una vida normal que nunca parece al alcance. Y entonces aparece Reze. Una chica misteriosa, magnética, aparentemente normal. Y ahí está la trampa.
Durante buena parte del metraje, el tono baja revoluciones. Hay citas, paseos nocturnos, festivales, silencios incómodos y sonrisas que duran un segundo más de lo debido. Todo parece casi… tierno. Y funciona. Porque cuando la película decide romperte el corazón y convertirlo todo en una pesadilla explosiva, el golpe llega mucho más fuerte.
Aquí es donde muchos han visto la gran diferencia con otros títulos del género. Demon Slayer es épica, grandilocuente, mitológica. Chainsaw Man, en cambio, te susurra algo bonito al oído antes de pegarte un grito. Son caminos distintos, pero este año han coincidido en impacto. Y eso no pasa todos los días.
Animación sin freno y emociones que no piden permiso
Si algo ha quedado claro en 2025 es que la animación japonesa no tiene ningún complejo frente al cine occidental. Y esta película lo demuestra plano a plano. Chainsaw Man – Reze Arc apuesta por un estilo más desatado, más cercano al manga original, menos preocupado por la perfección y más por la sensación. Y vaya si se nota.
Las escenas de acción son un auténtico delirio. Bombas, sangre, movimientos imposibles y una creatividad visual que roza lo absurdo… pero sin caer nunca en la parodia fácil. Hay momentos que parecen salirse literalmente de la pantalla, como si la película no pudiera contener tanta energía. Y tú, en la butaca, encantado de la vida.
Compararla con Demon Slayer es inevitable, pero también injusto. Demon Slayer juega en la liga del espectáculo milimétrico, del fuego y el acero coreografiados al detalle. Chainsaw Man prefiere el caos controlado, la sensación de que todo puede irse al demonio en cualquier segundo. Y ese riesgo se agradece. Mucho.
Demon Slayer se pasa a la ciencia ficción
El éxito que no necesita coronas
En términos de números, la película ha sido un triunfo rotundo. Más de 150 millones de dólares recaudados y un impacto global que la coloca entre las cintas de anime más exitosas de la historia. En cualquier otro año, habría sido la reina absoluta. Pero 2025 tenía reservado su trono para otro nombre.
El estreno mundial de Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba – The Movie: Infinity Castle lo cambió todo. Un auténtico fenómeno que no solo arrasó en taquilla, sino que se convirtió en la película de anime más taquillera de todos los tiempos. Frente a eso, cualquier comparación parece injusta.
Y aun así, Chainsaw Man no sale perdiendo. Porque ponerse “a la altura de Demon Slayer” no siempre significa ganar en cifras. A veces significa algo más difícil: generar emoción, debate, ganas de volver a verla y esa sensación rara de haber vivido algo especial. Y en eso, esta película va sobrada.
Cuando el anime demuestra que puede con todo
Lo más interesante de este 2025 no es decidir quién ha ganado, sino lo que demuestra el conjunto. Demon Slayer y Chainsaw Man han confirmado, cada una a su manera, que el anime ya no juega en segunda división. Que puede llenar salas, competir con grandes blockbusters y, sobre todo, ofrecer experiencias muy distintas sin perder fuerza.
Una es épica pura, la otra es una tragedia romántica bañada en gasolina. Una te eleva, la otra te sacude. Y ambas funcionan. ¿No es eso lo mejor que le puede pasar al cine? Tener opciones, estilos, voces distintas que se atrevan a ir a fondo.
Ahora te toca a ti. ¿Crees que Chainsaw Man ha sido realmente la única capaz de mirar de frente a Demon Slayer este año? ¿O tienes otra en mente? Cuéntanoslo en comentarios y no olvides seguirnos en Google News, que aquí seguimos con la motosierra bien afilada.
