Jason Momoa y Dave Bautista juntos en pantalla siempre suenan a planazo, pero ahora ya no es solo una idea lanzada al aire. Amazon MGM Studios ha mostrado por fin la primera imagen de su nueva película de acción, y sí, tiene exactamente la energía que estás imaginando. Músculos, mala leche contenida y ese aire de “esto va a acabar regular… pero qué bien”.
Lo mejor es que este proyecto no nació en un despacho con traje y corbata, sino en Twitter. Literalmente. Fue Bautista quien, allá por 2021, lanzó la idea de hacer algo con Momoa, y la bola fue creciendo hasta convertirse en The Wrecking Crew, una comedia de acción dirigida por Ángel Manuel Soto, el mismo que se puso al frente de Blue Beetle. Así empiezan las buenas historias, ¿no crees?
Una película de acción que junta a dos bestias… pero con historia
A estas alturas, Jason Momoa y Dave Bautista ya no necesitan presentación. Ambos llevan años dejándose la piel —y los huesos— en el género, y aunque ya habían coincidido en See y en la saga Dune, aquí juegan en otra liga. Esta película de acción los coloca como protagonistas absolutos, compartiendo plano, puños y una relación fraternal bastante complicada.
The Wrecking Crew nos lleva hasta Hawái, un lugar que solemos asociar con playas, surf y camisetas floreadas, pero que aquí sirve como escenario de algo bastante más turbio. Los protagonistas regresan a la isla para el funeral de su padre… y lo que parecía un reencuentro incómodo se convierte rápidamente en una investigación con olor a pólvora.
Amazon MGM Studios
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Dos hermanos, dos mundos y muchos problemas
Momoa interpreta a Johnny, un policía de reserva de Oklahoma suspendido del servicio, con tendencia al nihilismo y una relación bastante estrecha con el alcohol. Vamos, un tipo roto por dentro, con cara de pocos amigos y más preguntas que respuestas. Bautista, por su parte, da vida a James, un comandante de los Navy SEAL destinado en Pearl Harbor, recto, duro y con la que parece ser la familia perfecta.
La gracia —y el conflicto— está en ver cómo estos dos hermanos, tan distintos, se ven obligados a colaborar para descubrir quién está detrás del asesinato de su padre. La rivalidad entre ambos no tarda en salir a flote, y ahí es donde la película de acción empieza a jugar también con la comedia y el choque de personalidades. Porque sí, habrá tiros, pero también pullas y silencios incómodos.
Conspiraciones, Hawái y algo más que puñetazos
Según lo que se deja ver en la primera imagen y lo que ha adelantado Esquire, la cosa no se queda en un simple “quién lo hizo”. La trama se adentra en una conspiración que implica a inversores internacionales y a gente con mucho que ganar con el desarrollo salvaje de la isla. Vamos, intereses económicos, corrupción y decisiones que afectan directamente a quienes viven allí todo el año.
Ángel Manuel Soto ha dejado claro que quería que esta película de acción tuviera varias capas. Sí, está el misterio. Sí, está la relación entre hermanos. Pero también hay una mirada al mundo real, a lo que se esconde detrás de los folletos turísticos y las postales de playa perfecta. Y eso le da un peso extra que no siempre se ve en este tipo de propuestas.
Acción, emoción y comentario social
El propio Soto lo explica de forma bastante clara: cuando lee un guion, busca tres caminos. El de la trama, el de la emoción y el de lo que la historia dice sobre el mundo. The Wrecking Crew intenta equilibrar los tres, mezclando persecuciones y peleas con momentos más íntimos y reflexivos.
En este caso, la investigación de la muerte del padre funciona como elemento catártico para ambos hermanos. Les obliga a enfrentarse a lo que son, a lo que fueron y a todo lo que nunca se dijeron. Y sí, también es el terreno perfecto para el humor, porque pocas cosas dan más juego que dos tipos enormes, cabezones y emocionalmente torpes intentando entenderse.
Hawái, Puerto Rico y una mirada muy personal
Uno de los aspectos más interesantes de la película de acción es cómo Soto conecta Hawái con su propia experiencia en Puerto Rico. Ambos lugares suelen mostrarse al mundo como paraísos exóticos, pero esa imagen es solo la fachada. Detrás hay realidades mucho más complejas, marcadas por la desigualdad, la corrupción y el desplazamiento de comunidades indígenas.
La historia se sitúa en la isla de Oahu y pone el foco en la vida cotidiana de quienes viven allí todo el año, no solo en los que llegan de vacaciones. Momoa y Bautista no solo se pasean por el decorado, sino que se integran en una narrativa que habla de gentrificación, pérdida de identidad cultural y luchas que llevan décadas abiertas.
Más que una simple película de acción
Aquí es donde The Wrecking Crew parece querer diferenciarse. No renuncia al espectáculo ni a la adrenalina, pero tampoco se conforma con ser un festival de explosiones. Hay una intención clara de mostrar cómo la codicia y ciertos intereses económicos pasan por encima de culturas enteras, borrándolas poco a poco.
Soto lo dice sin rodeos: cuando conoces a la gente y su cultura, te enamoras de su autenticidad. Y es precisamente esa autenticidad la que la película de acción quiere proteger y poner en valor, usando el cine comercial como vehículo para lanzar un mensaje que, sin ser pesado, sí resulta incómodo.
Jason Momoa y Dave Bautista, en su salsa
Volviendo a lo que nos ocupa, la primera imagen deja claro que Momoa y Bautista están completamente metidos en el papel. No hay poses de superhéroe ni miradas vacías. Hay cansancio, tensión y esa sensación de que ambos personajes cargan con más de lo que dicen. Y eso, en una película de acción, siempre suma.
Si el guion cumple lo que promete y la química entre ambos funciona como debería, The Wrecking Crew puede convertirse en una de esas sorpresas que se disfrutan tanto por lo que cuentan como por cómo lo cuentan. Acción, comedia, drama familiar y un trasfondo social que da para hablar después de los créditos.
Ahora te toca a ti: ¿te convence esta mezcla de músculo, emoción y crítica social o solo quieres ver a Momoa y Bautista repartiendo estopa? Cuéntanos qué te parece y no te olvides de seguirnos en Google News para no perderte ni una.
