AVISO URGENTE: ¡SPOILERS salvajes de Welcome to Derry 1×07 a continuación! Si todavía no has visto The Black Spot, huye corriendo como si Pennywise te hubiera ofrecido un globo en la oscuridad. Te lo advertimos.
Cuando creíamos que Welcome to Derry ya había exprimido todo lo que podía sacarse del terror cósmico de Stephen King, llega el Episodio 7 y suelta una bomba emocional y lore-bestia que cambia por completo lo que creíamos saber de los Deadlights, de Ingrid Kersh… y del pequeño Will Hanlon. Y sí, Pennywise vuelve a jugar a ser dios, terapeuta, padre y verdugo, todo a la vez.
Lo que empieza como una recreación brutal de The Black Spot termina convirtiéndose en un “¿cómo que ahora Pennywise también joroba líneas temporales, hiberna mal y encima adopta nuevos hobbies?”. Pero vamos por partes, porque aquí hay carnaza.
Un episodio que no da respiro: violencia, origen y un Pennywise más cruel que nunca

El capítulo arranca jugando fuerte: regresamos a 1908, a ese circo donde Bob Gray —sí, el mismo Bob Gray que ahora sabemos que fue un hombre real— hacía de Pennywise antes de que el mismísimo It pensara “oye, este disfraz me queda de lujo”.
Esa revelación ya fue una bomba en el Episodio 6, pero aquí asistimos al momento exacto en el que la entidad se fija en el payaso triste, roto por la muerte de su esposa, y decide que ese será su nuevo avatar preferido para aterrorizar niños durante siglos.
Lo más turbador es lo bien que encaja: Bob atrae a los niños porque realmente les gusta su show, pero emocionalmente está destrozado. Esa mezcla de ternura y tragedia es justo lo que fascina al monstruo. Y boom: origen del maquillaje más mortífero de Maine.
Ingrid Kersh: la hija que quería salvar a un padre que nunca estuvo allí

Aquí es donde el episodio aprieta donde más duele. Ingrid siempre creyó que Bob Gray seguía “dentro” de Pennywise. Que el payaso era una especie de secuestro sobrenatural, no una peonza sobrenatural de maldad pura. Y claro, cuando It se le aparece con la cara de su padre, ella cae de lleno en el engaño.
Pero The Black Spot lo cambia todo: El momento en el que Pennywise decapita a su marido delante de ella y ella ni pestañea… dice más que diez temporadas de terapia. Ingrid está tan rota, tan manipulada, tan hambrienta de afecto, que continúa justificando lo injustificable.
Hasta que Pennywise le suelta la frase que le parte el alma: “Me voy a dormir.” Traducción: “Te dejo sola otra vez”. Ahí sí. Ahí Ingrid rompe. Ahí se acaba la ilusión.
Y Pennywise, como siempre que alguien se le resiste, abre la tapa craneal y enseña lo que no deberíamos ver: los Deadlights. La mirada de ella, blanquísima, colgada en el aire… es la prueba definitiva de que no existe amor capaz de salvarte del mal cósmico.
Pero Ingrid no muere. Y eso es peor. La vemos en la camilla, en
silencio, mirando a los niños como si ya no fuera humana.
Su alma, probablemente, ya pertenece a It.
¿Qué demonios son los Deadlights y por qué destrozan vidas sin tocarte?

Vale, aquí entramos en terreno King profundo. Los Deadlights son la verdadera forma de It, un fragmento del Macroverse, la energía pura de una entidad que existe fuera de lo comprensible. Quien los ve: pierde la mente, pierde la identidad, y a veces hasta pierde el alma.
La serie lo hace visualmente perfecto: ese naranja amarillento que no debería existir en nuestro mundo. Es el momento en que Ingrid deja de ser Ingrid.
Pero Welcome to Derry da un paso más en su mitología: los Deadlights ya no son solo muerte o locura… también sirven como puerta para mantener influencias a largo plazo. Porque aquí llega el otro bombazo del episodio.
Pennywise despierta antes de tiempo… y Will Hanlon paga el precio
En teoría, después de The Black Spot el monstruo debería entrar en su clásica siesta de 27 años. Pero claro, aparece la maravillosa invención humana llamada “militares intentando usar cosas que no entienden”, encuentran uno de los 13 pilares que mantienen a It atrapado… y lo quitan.
Resultado: Pennywise despierta con un humor peor que un lunes sin café. Y la primera víctima de su resaca sobrenatural es Will Hanlon.
La escena en la cocina es de infarto: Will flotando, los Deadlights reflejándose en sus ojos, Pennywise desplegándose como un insecto gigante hecho de luz y maldad… pura pesadilla.
Aquí el espectador respira porque sabemos que Will tiene que sobrevivir; después de todo, es el padre de Mike Hanlon, uno de los futuros Losers’ Club.
Pero la serie juega con la idea de que el daño ya está hecho: ¿Qué pasa con un niño que ha mirado a los Deadlights y ha sobrevivido? ¿Qué cicatrices le deja eso? ¿Y cómo puede que eso afecte al futuro Derry que ya conocemos?
¿Qué crees que verá Will cuando vuelva a soñar con los Deadlights? Te leo en comentarios. Y si quieres más terror elegante, síguenos en Google News.


