¿Te imaginas estar en mitad de un torneo clandestino, sudando, sangrando y con el corazón latiendo como un motor viejo… y que, de repente, aparezca Predator listo para convertir el ring en su nuevo coto de caza?
Suena exagerado, lo sé, pero es exactamente lo que Marvel Comics prepara para febrero con Predator: Bloodshed, una miniserie que promete repartir miedo y espectáculo a partes iguales. Y no te voy a engañar: si te gusta Predator, vas a disfrutar como un campeón.
Marvel vuelve a darle cariño al universo de Predator con esta nueva serie limitada de cinco números escrita por Jordan Morris, al que ya vimos estrenarse con Predator: Black, White & Blood, y dibujada por Roland Boschi, artista conocido por meter dinamismo hasta en los silencios. Esta vez, Marvel se lleva a Predator directamente al mundo de los combates clandestinos, ese territorio donde la brutalidad no es solo esperada: es la entrada mínima para participar. ¿No crees que ya solo eso suena espectacular?
Un torneo clandestino, demasiada testosterona… y Predator entrando al ring
La historia de Predator: Bloodshed arranca en un futuro cercano donde los mejores luchadores del planeta se reúnen en un torneo secreto organizado por una misteriosa entidad que, desde luego, no parece muy fan de las reglas. Lo típico: peleas ilegales, apuestas imposibles, rencores que vienen de años, músculos por todas partes y ese olor a sudor y sangre que casi puedes imaginar aunque estés leyendo tranquilamente desde el sofá.
Predator: Bloodshed
Y claro, como si la cosa no fuera lo suficientemente peligrosa, aparece Predator. ¿Qué opinas? Porque no estamos hablando de un recién llegado con ganas de probar suerte. Estamos hablando del cazador extraterrestre más icónico de la historia, ese que se carga a comandos, policías, mercenarios y a todo lo que se mueva. Vamos, que si tú estuvieras en ese ring, ni el mejor casco de la MMA te salvaría.
Lo interesante es que la trama no va solo de ver a Predator arrancando cabezas por deporte. Aquí el cazador encuentra un reto nuevo: enfrentarse a los humanos más fuertes del planeta reunidos en un mismo sitio. Y ya sabemos que ese tipo de “examen físico” es lo que más le pone. Predator no ha venido a mirar, ha venido a probarse.
Jordan Morris y Roland Boschi: dos fans de Predator llevando la locura al máximo
Jordan Morris, el guionista, lo tiene clarísimo: para él, trabajar con Predator es un sueño que sigue sin creerse del todo. Lo dijo entre risas, o quizá con un pequeño temblor en la voz, comentando que poder escribir una historia “más larga, más loca y más sangrienta” dentro del universo de Predator es como que te regalen tu videojuego favorito antes de que salga. Y ojo: este hombre creció con juegos de lucha y películas de artes marciales, así que poner a Predator en un torneo clandestino no es casualidad. Es fan service… pero del bueno, del que tiene sentido.
Según Morris, no hay escenario mejor que un espacio cerrado, lleno de luchadores a tope y con Predator entrando sin invitación. Y estoy de acuerdo: imagina la tensión, los sonidos, el olor a pólvora mezclado con sudor y adrenalina. Ese ambiente de pelea donde cada golpe suena como si alguien hubiera roto un tronco. Ahí Predator se mueve como pez en el agua.
Por su parte, el dibujante Roland Boschi también confesó que es fan del alienígena desde la primera película. Esa sensación de que los cazadores se convierten en presas, ese terror mezclado con acción extrema… pues ahora imagínalo entre peleadores de MMA, con golpes que duelen solo de mirarlos y explosiones que prometen romper tímpanos. Boschi sabe exactamente qué teclas tocar para que cada página te deje con la mandíbula apretada.
Un torneo sangriento que puede ser una de las mejores historias de Predator
El cómic plantea una pregunta muy interesante: ¿puede un grupo de luchadores completamente distintos entre sí y probablemente odiándose un poco, unirse para sobrevivir a Predator? Porque aquí nadie pelea por un trofeo bonito ni un cinturón dorado. Aquí la cosa va de seguir vivo un rato más. Y cuando Predator sale a cazar, ya sabes que no da muchas oportunidades. ¿Tú crees que podrían hacer frente a semejante monstruo? Yo tengo mis dudas, pero lo divertido es verlo.
La propia Marvel describe la serie como una experiencia “perfecta tanto para fans veteranos como para recién llegados”. Y es verdad: si conoces bien a Predator, disfrutarás de cada referencia, cada movimiento y cada detalle del Yautja preparando el terreno. Y si no lo conoces tanto, esta historia te mete directo en el caos, el sudor, los huesos rotos y el miedo primal de ser cazado por algo que te ve como un objeto decorativo para su sala de trofeos.
Predator: Badlands
Además, la ambientación en un torneo clandestino le da un aire distinto a otras historias recientes del personaje. Aquí no hay jungla, ni desierto, ni ciudades heladas. Aquí hay un cuadrilátero, un público que grita demasiado y una estructura metálica que retumba con cada impacto. Y en ese entorno cerrado, Predator es más intimidante que nunca.
Predator vuelve a lo grande con una fórmula tan simple como irresistible
Piénsalo un momento: mezclar a Predator con un torneo de lucha es tan absurdo que funciona. Es como si hubieran metido a un xenomorfo en Street Fighter. Y precisamente por eso funciona tan bien. Porque no se queda solo en la idea rara: la desarrolla con cariño, con humor negro, con violencia estilizada y con un ritmo que no te deja respirar.
Y hay algo más: el propio público de Marvel llevaba tiempo esperando una historia de Predator que recuperase la esencia cruda del personaje. Esa sensación de peligro constante, de no saber por dónde vendrá el siguiente ataque. Predator: Bloodshed parece apostar por ese enfoque: el Yautja acechando desde la oscuridad mientras los luchadores intentan no perder la cabeza… literal.
Con el primer número saliendo a la venta el 25 de febrero, queda muy poquito para que podamos ver hasta dónde llega la locura. ¿Aguantarán los luchadores más de dos asaltos? ¿Alguien conseguirá plantarle cara de verdad? ¿O Predator convertirá el ring en un buffet libre?
La portada de Ken Lashley ya deja caer que la cosa va a ir por el camino más brutal posible: músculo, sombras, tensión y ese brillo en los ojos del Yautja que nunca presagia nada bueno.
Al final, Predator: Bloodshed no viene a cambiar el universo del personaje, pero sí a recordarnos por qué Predator funciona tan bien desde hace décadas: porque cada aparición suya es un evento. Una señal de que algo va a romperse, alguien va a gritar y tú te vas a quedar mirando, fascinado, esperando el siguiente golpe.




