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superman: man of tomorrow

Superman: Man of Tomorrow, del cómic clásico al cine de 2027

El mítico apodo que nació en 1939 y protagonizó cómics en los 90 y 2020 regresa como título oficial de la nueva secuela de James Gunn.
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El pasado 3 de septiembre, James Gunn sorprendió al mundo con un anuncio que hizo vibrar a los fans de DC: la secuela de su película de Superman ya tiene título y fecha de estreno. El proyecto se llamará Superman: Man of Tomorrow y llegará a los cines el 9 de julio de 2027, consolidándose como pieza central del nuevo Universo DC que Gunn y Peter Safran están construyendo.

El anuncio no vino solo. Acompañando la noticia, Gunn compartió una imagen promocional en la que Superman aparecía junto a Lex Luthor enfundado en su icónica armadura de guerra. Un guiño directo a los cómics que dejó claro que esta película no solo será una secuela, sino también un homenaje a la historia y al legado del personaje.

Y es que el título elegido no es casual. El Hombre del Mañana no es un eslogan reciente, sino uno de los sobrenombres más antiguos y cargados de simbolismo de Superman. Nació en 1939 en un cómic de la Exposición Mundial de Nueva York, cuando el personaje pasó de ser un justiciero en mallas a convertirse en la promesa de un futuro mejor. Ese mote se convirtió en brújula moral, en un recordatorio de que Clark Kent simboliza el mañana que todos queremos alcanzar.

La serie de los noventa: el comodín de las cinco semanas

dc one million

En verano de 1995, Superman: The Man of Tomorrow nació para resolver un problema editorial: llenar los meses con cinco semanas en el calendario, cuando los cuatro títulos principales del superhéroe ya se encargaban de cubrir las otras. La serie, trimestral, se publicó hasta el otoño de 1999, llegando al número 15 antes de que los eventos de «quinta semana» de DC la desplazaran por completo. El mítico número 1,000,000 apareció dentro del evento DC One Million.

Lo extraordinario es que lo que parecía un “relleno” terminó siendo una estrategia creativa que permitió contar historias audaces. Desde el primer número, con guion de Roger Stern y dibujo de Tom Grummett, se marcó el regreso de Lex Luthor tras estar prácticamente desaparecido desde 1994. Ese retorno no fue uno cualquiera: Luthor reapareció con más determinación y frialdad, listo para mostrar por qué es tan útil que el mundo lo tema.

La serie exploró giros memorables que expandieron su mitología: vemos la boda de Luthor con la Condesa Erica del Portenza, introduciendo una nueva dimensión de poder y sofisticación en su figura; también se integró en el evento Day of Judgment, donde Superman rescata a Lois de amenazas sobrenaturales como Neron y la Silver Banshe. Y el número especial 1,000,000 conectaba al personaje con un futuro imaginario, generando tanta expectación que se alzó ganador del premio de los lectores de Comics Buyer’s Guide como mejor historia del año.

Aunque los datos de venta específicos de la cabecera no son fáciles de rastrear debido a los vaivenes del mercado comic —las crisis de distribución de mediados de los 90— los registros de envíos muestran que el sector se sostenía principalmente sobre sagas editoriales y grandes eventos. Sin embargo, lo que sí quedó claro es que MOT fue parte de ese universo expandido que reimaginaba al personaje en contextos distintos, manteniéndolo siempre relevante.

Más allá de los números, lo que realmente marca a Man of Tomorrow es el legado narrativo que dejó. Lejos de pasar desapercibida como una “serie menor”, fue una plataforma desde la que DC ensayó historias que fueron celebradas por su transformación del universo Superman. Como decimos por aquí: nació para rellenar el calendario, sí. Pero terminó llenando huecos en el corazón del mito.

La reinvención digital de 2020

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Veinticinco años después, DC recuperó el título en una nueva era digital con Superman: Man of Tomorrow, una cabecera escrita en gran parte por Robert Venditti y concebida como serie “digital first” antes de pasar al papel. Su lanzamiento en 2020 coincidió con un momento donde la editorial buscaba experimentar con nuevos formatos y públicos, y no es casual que eligieran precisamente este título: evocaba tanto el legado clásico como la promesa de que Superman siempre tiene futuro.

El número inicial, “Power Play”, planteaba una premisa sencilla pero cargada de simbolismo. Un apagón en Metrópolis, provocado por la insaciable hambre de energía de Parásito, dejaba a la ciudad sumida en la oscuridad. Clark Kent, en lugar de limitarse a volar directo contra la amenaza, se toma el tiempo de hablar con la gente, de explicarles que pueden salir adelante si se ayudan mutuamente. Es un detalle aparentemente pequeño, pero marca la diferencia: ahí se entiende que Superman no es solo quien resuelve los problemas, sino quien inspira a otros a resolverlos juntos.

La batalla contra Rudy Jones se libra a varios niveles. En el físico, Superman lo enfrenta con toda su fuerza; en el emocional, le recuerda a Rudy que sigue habiendo un ser humano bajo la piel del monstruo. Le promete buscar una manera de curarlo, aunque sabe que en ese momento solo puede contenerlo. La decisión de llevarlo hasta la cara oculta de la Luna para que absorba su energía lejos de los inocentes es puro Superman: un acto de sacrificio envuelto en esperanza.

Mientras tanto, en la redacción del Daily Planet, se desarrolla un conflicto paralelo que subraya otro de los temas centrales del personaje. Lois Lane y Jimmy Olsen defienden publicar una historia sobre la capacidad de la gente de ayudarse unos a otros, mientras Perry White exige titulares más sensacionalistas, más enfocados en el peligro que en la inspiración. Este debate interno refleja una tensión muy real en el periodismo moderno: ¿qué merece más espacio, el miedo o la esperanza? Lois y Jimmy, fieles a su instinto, se inclinan por lo segundo.

Y como no podía faltar, aparece la sombra de Lex Luthor, irritado porque el foco mediático no lo coloca como héroe de la situación pese a haber financiado generadores de emergencia en los hospitales. Su ego herido lo empuja a planear nuevas jugadas contra Superman, recordándonos que la batalla entre ambos no es solo física, sino también por el control de la narrativa y la percepción pública.

Todo este entramado hace que la serie digital no se limitara a ser una aventura más: era un regreso al Superman esencial, el que gana tanto con un discurso como con un puñetazo. Y al llamarla Man of Tomorrow, DC estaba subrayando algo vital: que el verdadero poder del héroe no es volar ni lanzar rayos, sino proyectar la idea de un mañana más justo.

Ese mismo año, el título también dio el salto a la animación con la película Superman: Man of Tomorrow (2020), dirigida por Chris Palmer y escrita por Tim Sheridan. La cinta presentaba a un joven Clark Kent dando sus primeros pasos en Metrópolis, enfrentándose a villanos como Parásito y el implacable Lobo. Su tono fresco y cercano permitió explorar un Superman más humano, que aprende a ser el Hombre de Acero mientras descubre qué significa, realmente, convertirse en el “Hombre del Mañana”. Lo interesante es cómo esos mismos enemigos están empezando a encontrar su lugar en el nuevo DCU: Lobo hará su debut en Supergirl: Woman of Tomorrow, mientras que Parásito aún no ha sido introducido oficialmente, aunque su potencial encaje en este universo es evidente. Lo que en 2020 parecía una producción aislada terminó convirtiéndose en una especie de anticipo de lo que Gunn y Safran podrían desplegar en la gran pantalla.

De esta manera, tanto en los cómics como en la animación, el título El Hombre del Mañana ha servido para mostrar a un Superman en constante reinvención, siempre ligado a los villanos que definen su legado. Y precisamente uno de esos enemigos históricos, Lex Luthor, ha regresado ahora al centro de la conversación gracias a la imagen oficial de Gunn donde aparece enfundado en su legendaria armadura.

La armadura de Luthor: del cómic de 1983 a la gran pantalla

lex luthor warsuit

Para los lectores veteranos de DC, esa instantánea fue un golpe directo a la nostalgia. La llamada warsuit debutó en Action Comics #544 (junio de 1983), en plena celebración del 45º aniversario de Superman. Fue un número doblemente histórico, porque no solo rediseñó al villano de Metropolis, sino que también actualizó a Brainiac con su icónica apariencia robótica.

En aquella historia, escrita por Cary Bates y dibujada por Curt Swan con retoques de Gil Kane, Luthor reaparecía en todo su esplendor: cansado de ser un simple genio criminal que observaba cómo sus planes eran derrumbados por la fuerza bruta del kryptoniano, decidió construir un traje que le permitiera estar al mismo nivel físico. Inspirado en tecnología alienígena —en algunas versiones, de los propios lexorianos que lo veneraban como un salvador— y perfeccionado por LexCorp, el traje estaba equipado con propulsores de vuelo, armamento pesado, campos de fuerza y, por supuesto, fragmentos de kryptonita integrados en su sistema ofensivo. Era, en definitiva, la materialización del ego de Luthor: una carcasa metálica que gritaba “yo también puedo ser un dios entre hombres”.

Con el paso de los años, la armadura se convirtió en mucho más que un gadget recurrente. Fue el símbolo del narcisismo y la obsesión de Lex: una declaración de guerra personal contra Superman y, al mismo tiempo, la representación de su complejo de inferioridad. Cada vez que aparecía enfundado en ella, no se trataba solo de un combate físico; era un recordatorio de que la humanidad, en manos de alguien tan brillante como despiadado, podía intentar mirar cara a cara al último hijo de Krypton.

Que Gunn la haya recuperado para la imagen oficial de Man of Tomorrow no es un simple capricho estético. Es un gesto cargado de intención narrativa. Está diciéndonos: “sí, este es el Luthor definitivo, el que no solo juega en los despachos ni manipula desde la sombra; es el que se atreve a lanzarse al campo de batalla con armadura completa”. Y lo más intrigante es el detalle sutil del arte: Superman, en lugar de destruir el traje o mostrar rechazo, parece ajustar una de sus piezas, como si estuviera ayudando a repararlo. Ese matiz abre la puerta a una dinámica totalmente nueva entre los dos: ¿y si, aunque sea por un instante, el Hombre de Acero y su peor enemigo se ven obligados a cooperar?

De confirmarse en pantalla, estaríamos ante un giro fascinante. La enemistad más célebre de los cómics podría transformarse en una frágil alianza circunstancial, un choque de ideologías donde ambos deben unirse frente a un mal mayor. La imagen sugiere que esta secuela no va a limitarse al eterno juego del gato y el ratón, sino que explorará la complejidad de dos figuras que, aunque opuestas, comparten algo esencial: la convicción de que son ellos, y solo ellos, quienes deben guiar el destino del mañana.

La secuela de James Gunn: una mirada al futuro

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Con título oficial, Superman: Man of Tomorrow, y estreno previsto para el 9 de julio de 2027, la secuela ya está marcada como el corazón del nuevo DCU en cine. David Corenswet volverá a ponerse la capa y Nicholas Hoult repetirá como Luthor, esta vez con la warsuit como carta fuerte.

James Gunn ha dejado claro que su Superman no es un dios distante, sino un hombre esperanzador que inspira con humanidad. La elección del título refuerza esa visión: este no es solo el héroe de hoy, sino la promesa del mañana. Y en ese futuro, hasta los mayores villanos tendrán que enfrentarse a lo que simboliza.

La imagen oficial, firmada por artistas como Jim Lee, Jorge Jiménez y Mitch Gerads, lo deja claro: este Superman no se limita a combatir, también puede tender la mano a su mayor enemigo. Esa tensión entre enfrentamiento y cooperación será el combustible narrativo de la secuela.

Al final, todo lo que rodea a Superman: Man of Tomorrow —desde los cómics de los 90, la serie digital de 2020, la película animada y ahora la secuela de Gunn— nos recuerda por qué este héroe sigue siendo eterno. Superman no es solo el hombre que vuela ni el que detiene catástrofes imposibles: es el reflejo de lo que aspiramos a ser, la promesa de que el mañana puede ser mejor si creemos en él.

Y quizá por eso el título funciona tan bien. Porque mientras haya un Hombre del Mañana, siempre habrá esperanza. El 9 de julio de 2027 no solo volveremos a ver a Superman en la gran pantalla; volveremos a creer que el futuro, aunque esté lleno de villanos, guerras y armaduras imposibles, siempre tendrá espacio para la luz.

carlos gallego guzmán

Carlos Gallego Guzmán

Carlos Gallego Guzmán ISNI: 0000 0005 1791 9571 es fundador y director de Cinemascomics.com, medio líder en información de cine, series, cómics y cultura pop en español. Con más de una década de experiencia en el sector digital, ha desarrollado una línea editorial centrada en grandes franquicias como Marvel, DC, Star Wars, ciencia ficción y animación. Su trabajo ha sido referenciado por múltiples plataformas y bases de datos internacionales, consolidando su identidad digital a través de identificadores oficiales como Wikidata e IMDb.

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