Kathryn Bigelow no necesita presentación. La primera mujer en ganar el Óscar a mejor dirección gracias a En tierra hostil vuelve a la carga con un thriller político que está dando mucho de qué hablar. Su nueva película se titula A House of Dynamite (La casa llena de dinamita) y ya desde el nombre avisa de que lo que viene no será precisamente un paseo por Central Park. Netflix ha lanzado el tráiler y lo cierto es que la tensión se corta con cuchillo desde el primer segundo.
La historia nos coloca en el mismísimo corazón de la Casa Blanca y en la sala de situación donde se decide si el mundo sigue girando o se convierte en un solar radioactivo. Y ahí es donde entran en juego dos rostros que nos encantan: Idris Elba y Rebecca Ferguson.
El presidente y la capitana
Elba interpreta nada menos que al presidente de Estados Unidos, un rol que le sienta como un guante por esa mezcla de autoridad y carisma que transmite cada vez que abre la boca. Frente a él, Ferguson encarna a la capitana Olivia Walker, encargada de coordinar las comunicaciones militares en pleno caos. La química entre ambos es evidente, pero aquí no hay tiempo para flirteos: un misil nuclear va directo hacia Chicago y el reloj corre en contra.
Bigelow nos mete de lleno en ese tipo de decisiones que, afortunadamente, solo existen en el cine: ¿se puede detener un ataque cuando las alarmas ya han sonado? ¿Hasta dónde llegan los sacrificios cuando lo que está en juego es la vida de millones de personas?
Aplausos en Venecia
El estreno mundial tuvo lugar esta semana en el Festival de Venecia, y la respuesta del público no pudo ser más clara: once minutos de aplausos en pie. Ferguson saludaba con besos al aire, Elba sonreía con ese porte de estrella que tiene desde hace años, y Bigelow, visiblemente emocionada, agradecía que su película conectara con el público en un momento donde hablar de armas nucleares no es ninguna exageración.
La directora explicó que la película busca poner sobre la mesa un dilema que rara vez se discute: “¿Cómo podemos llamar defensa a algo que en realidad implica destrucción total?”. Una reflexión que convierte a A House of Dynamite en algo más que un simple thriller de domingo: es un espejo incómodo de la realidad.
Un reparto de lujo
Más allá de Idris Elba y Rebecca Ferguson, el casting es digno de una superproducción de primera división. Jared Harris, Anthony Ramos, Greta Lee, Jason Clarke, Moses Ingram… la lista es tan extensa que cuesta creer que todos quepan en pantalla. Cada uno aporta su grano de arena a una trama coral donde las decisiones políticas, las tensiones internas y las sospechas cruzadas hacen que la amenaza nuclear no sea el único problema.
Si algo sabe hacer Bigelow es rodearse de intérpretes que transmiten verosimilitud en medio del caos. Y aquí lo consigue con creces: cuando la cámara recorre los rostros desencajados en el búnker, lo último que piensas es que estás viendo una ficción.
Críticas divididas, tensión asegurada
La recepción crítica ha sido un tanto polarizada. Mientras algunos, la definen como “un thriller de asfixia total, tan controlado y absorbente que sales del cine preguntándote si el mundo sigue existiendo”, otros opinan que la película cae en los clichés habituales del género de catástrofes. En cualquier caso, lo que nadie discute es que Bigelow sabe manejar el pulso narrativo y que el espectador difícilmente parpadeará durante las dos horas que dura la película.
Porque al final lo que cuenta es la experiencia: sudar en la butaca, sentir que cada tic-tac del reloj te acerca al desastre y preguntarte si realmente existe un botón capaz de detener la locura.
Del festival al streaming
Después de su paso por Venecia, A House of Dynamite llegará a cines seleccionados en Reino Unido el 3 de octubre y en Estados Unidos el 10. Para el resto del mundo, Netflix tiene marcada la fecha clave: 24 de octubre. Ese día la plataforma estrenará la película y, si todo va según lo previsto, se convertirá en uno de los grandes lanzamientos otoñales.
No es casualidad que Netflix haya apostado fuerte por el proyecto. Bigelow, con películas como Zero Dark Thirty o Detroit, ya ha demostrado que puede combinar entretenimiento con reflexión política, y eso es oro puro para una plataforma que busca títulos de prestigio que también enganchen a millones de espectadores.
Entre la ficción y la realidad
El gran atractivo de A House of Dynamite está en su capacidad para moverse entre la tensión cinematográfica y la sombra real de la amenaza nuclear. En un mundo que sigue acumulando armas capaces de borrar ciudades enteras en segundos, la película resuena con una fuerza incómoda. Y Bigelow no rehúye ese debate: lo enfrenta de manera frontal, con imágenes que incomodan pero también invitan a reflexionar.
¿Un clásico instantáneo de Bigelow?
Los fans de la directora encontrarán aquí muchos de sus sellos: montaje trepidante, fotografía cargada de contraste, y personajes que cargan con un peso moral insoportable. Queda por ver si el tiempo coloca a A House of Dynamite al nivel de En tierra hostil o La noche más oscura, pero lo que está claro es que nadie podrá acusarla de haber jugado sobre seguro.
Bigelow arriesga, como siempre, y en ese riesgo está la magia de su cine. Quizá no guste a todos por igual, pero difícilmente dejará indiferente a alguien.
A House of Dynamite es de esas películas que llegan con la etiqueta de “urgentes”. Un relato donde el entretenimiento y la tensión se mezclan con un discurso sobre la fragilidad de nuestra seguridad. Y, seamos sinceros, si Idris Elba es el presidente que nos va a salvar del apocalipsis… nosotros firmamos sin dudarlo.
